Una falsa revolución la 4T. ¡Farsantes!

Dice Prosper-Olivier en su «Historia de la Comuna de París» que todo aquel que entrega al pueblo falsas promesas revolucionarias —o de transformación, decimos nosotros—, quien lo entretiene con historias melodiosas como esas de los traidores a la patria, lo de cero impunidad o la de primero los pobres, es tan criminal como el geógrafo que traza falsas cartas de navegación que llevan al desastre. Como es el caso de la dizque «cuarta transformación» que no ha trasformado ni madres para bien, sino al contrario, el cambio ha sido para mal y lo constatamos con el desastre en la seguridad pública, en salud, economía, educación, el Estado de derecho y la consolidación del Estado fallido. Andrés Manuel no es timonel de la patria, es el falso tripulante cuyas cartas de navegación nos están llevando al naufragio.

Porque son cuatro los de la izquierdilla de Coahuila que pretenden encabezar la defensa de la 4T que es el trampolín para la candidatura de Morena al Gobierno de Coahuila, cosa que no es preocupante, pues tenemos en Manolo Jiménez Salinas a nuestro mejor defensor contra esos falsos redentores de la fallida transformación.

Y mire, si acaso mentimos con el fracaso, con el desastre, con la devastación de López Obrador como presidente. En seguridad pública, que es la razón primigenia de cualquier Estado, tenemos en México un baño de sangre con sus desaparecidos, feminicidios, masacres diarias y la impunidad flagrante de Mejía Berdeja, quien no se contiene a cumplir con su deber, sino que anda en campaña, la campaña de cien homicidios diarios, la de sangre, de ejecutados, desmembrados, descabezados, desaparecidos, mujeres asesinadas, niños baleados, buscadoras asesinadas; un desastre total.

Y para qué le seguimos con el desastre en salud, educación, economía y Estado de derecho. No tiene caso repetir y recalcar lo que todo mundo sabe, que estamos en un momentum catastrophicum, al borde del abismo; porque la temática de la infamia, del crimen sin castigo, de la impunidad auspiciada y solapada por Mejía Berdeja y sus mentiras de los jueves, porque nunca dice que el exceso de sadismo, de incuria, de sangre derramada, ¡a diario!, ¡cada día!, nunca dice que es por su culpa, por su grande culpa, por no dar el ancho en una tarea que es esencial para cualquier estado, algo que no pasa en Coahuila en manos del gobernador Riquelme, de Chema Fraustro y de Manolo Jiménez, aunque digan que esto es un panegírico, una adulación o que lo digan los coahuilenses, si acaso no vivimos en paz, ¡qué lo digan!

Los nuevos actores de la izquierda vernácula resulta que son Santana Guadiana, «El Niño azul», Ricardo Mejía Berdeja y, ¡hágame usted el favor!, Reyes Flores Hurtado, ¡carajo! Por eso decimos que estos ojetes son la «izquierdilla» de Coahuila.

Y que sepan estos farsantes lo que es un verdadero hombre de izquierda como Narciso Bassols, un hombre que después de haber sido secretario de Educación, de Hacienda y de Fomento, aun así, viajaba en camión urbano, daba clases sin cobrar y les ponía media suela a sus zapatos. Ojalá y lea usted «Narciso Rojo», la puntual descripción que hace Salvador Novo de este personaje de izquierda que cargaba pistola para matar a los corruptos. ¡Como a esos ojetes!

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