Vacunación global, la historia se repite: primero los ricos

La aparición de nuevas cepas obliga a acelerar el proceso de inmunización. Mientras las potencias adquieren más dosis de las necesarias, 130 naciones no han recibido una sola. Iniciativas como el mecanismo COVAX ayudan, pero no se dan abasto

Vida posCOVID-19 y riesgos por secuelas

La distribución desigual de vacunas contra la COVID-19 alrededor del mundo, donde los países poderosos se llevan la mejor tajada mientras los pobres esperan por las migajas, de la mano con la aparición de nuevas cepas —más contagiosas y letales—, hacen que la lucha contra la pandemia causada por el coronavirus se torne difícil y sus resultados dependan más de la colaboración internacional que de los adelantos en el área de salud.

Cuando la mayor parte de la sociedad sigue de cerca el comportamiento del plan de inmunización contra el virus SARS-Cov-2, expertos llaman la atención sobre el surgimiento y proliferación de mutaciones que pueden poner en riesgo la efectividad de los antivíricos hasta ahora administrados.

Científicos británicos calculan que la variante del coronavirus detectada en Reino Unido podría ser entre un 35 y 71% más letal que la versión original. Si se trata de su nivel de contagio, el aumento oscila entre un 30 y un 50%. Todavía se desconoce sus orígenes, pero no se descarta un proceso de recombinación con las variantes de Sudáfrica o Brasil, común con los virus de la influenza y raro con los coronavirus, según el profesor y virólogo clínico de la Universidad de Leicester, Julian Tang.

Si bien las primeras señales de alarma por la rápida transformación del SARS-Cov-2 se hicieron presente en Reino Unido, Sudáfrica y Brasil, no son las únicas regiones que han reportado el descubrimiento de nuevas cepas. Una variante inédita apareció en noviembre pasado, en Estados Unidos, y ya es responsable del 12% de los casos activos (Infobae, 25.02.21). El equipo de investigación encargado advierte que al parecer la cepa puede ser capaz de evadir la respuesta del cuerpo a las vacunas y terapias con anticuerpos.

México no escapa a esa tendencia. El jefe de la Unidad de Desarrollo Tecnológico e Investigación Molecular del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos, José Ernesto Ramírez González, informó sobre la detección de una nueva rama de coronavirus en el país que cuenta con dos importantes mutaciones, capaces de hacer el virus más transmisible (Excélsior, 26.02.21). El experto aclara que no se trata de una «variante mexicana», pero acorde a las muestras estudiadas se estima su aparición en territorio nacional desde octubre del año pasado.

El 28 de enero, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) daba a conocer que al menos 14 países de América habían hallado nuevas variantes del virus y no se descartaba el surgimiento de otras antes de que terminase la pandemia. «Las mutaciones son esperadas como parte de la propagación de cualquier virus. Es por ello que instamos a las autoridades nacionales y locales a que continúen fortaleciendo las actividades enfocadas al control de la enfermedad, incluyendo el monitoreo cercano de la COVID-19», dijo Sylvain Aldighieri, gerente de incidentes de la OPS.

En paralelo con la aparición de nuevas cepas empieza a causar alarma el llamado COVID persistente, del cual aún se conoce muy poco, pero «la carga es real, y es significativa», indicó el doctor Hans Kluge, director de OMS en Europa, quien ya instó a los legisladores a hacer más por atenderlo. La COVID larga o persistente puede provocar fatiga grave, dolor en el pecho, inflamación del corazón, dolor de cabeza, problemas de memoria, depresión, pérdida del olfato, fiebre recurrente, diarrea y pitidos en los oídos.

Distribución desigual

El secretario general de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, aseguró el 17 de febrero en una sesión de alto nivel de este organismo, que apenas diez naciones concentran el 75% de las inmunizaciones aplicadas hasta esa fecha, mientras que más de 130 países no habían recibido una sola dosis de vacunas contra la COVID-19.

El funcionario calificó de «tremendamente desigual e injusto» el proceso de distribución del fármaco y alertó sobre los riesgos que esta tendencia conlleva pues «si se permite que el virus se propague como la pólvora en el sur global, mutará una y otra vez» (Naciones Unidas México, 17.02.21). Por tal motivo instó a formar un grupo de trabajo de emergencia que elabore un plan mundial de inmunización y movilice su financiamiento.

Mientras tanto, las naciones más poderosas ya han comprado la mayor parte de los antivíricos. En algunos casos, incluso, por encima de sus necesidades reales. ONE, organización mundial que lucha contra la pobreza extrema y las enfermedades prevenibles, denunció que Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido, Australia, Canadá y Japón han pactado 3 mil millones de dosis cuando solo necesitan 2 mil 060 millones. En contraste, los países pobres luchan por obtener al menos la cantidad de dosis mínima que les permita cubrir los sectores vulnerables de su población.

«Si se permite que el virus se propague como pólvora en el sur, mutará una y otra vez».

António Guterres, secretario general de Naciones Unidas

Este desequilibrio pone en riesgo el proceso de inmunización global porque las regiones adonde no llega el proceso de vacunación se convierten en caldo de cultivo para el surgimiento de nuevas cepas del SARS-Cov-2. Dichas mutaciones pueden dar al traste con las medidas preventivas en las zonas desarrolladas, haciendo obsoletas las fórmulas que ahora mismo se están administrando. Laboratorios y farmacéuticas estarían obligados, entonces, a recomenzar las labores de investigación en busca de fármacos que se ajusten a las nuevas características de la cepa. El ciclo, planteado así, se hace eterno y desconsolador.

Algunas naciones de medianos o bajos ingresos, como Cuba, prefieren apostar por la creación de su propia vacuna. El gobierno de La Habana ha desarrollado en paralelo varios prototipos y uno de ellos, denominado Soberana 2, acaba de entrar en fase final de pruebas, un paso crucial hacia la aprobación regulatoria que, de tener éxito, podría permitirle a la mayor de las Antillas no solo inocular a su población entera sino también a empezar a exportar a finales de año.

Sin embargo, otros países subdesarrollados siguen en el limbo, sin posibilidades de acceder a los altos costos que exige el mercado farmacéutico ni de soñar siquiera con la elaboración de una vacuna propia. En esta situación se encuentran Haití, Cambodia y Uganda —por citar tres ejemplos— cuyos gobiernos no han recibido ni una sola dosis y están sujetos a la buena voluntad de otras naciones que opten por hacerles llegar excedentes en calidad de donación.

Noruega es uno de los países que ha dado el paso al frente en este sentido y ya declaró que donará dosis en paralelo con el lanzamiento de su antiviral. Canadá, Reino Unido y el bloque de la Unión Europea se sumaron al gesto de buena voluntad, manifestando su compromiso de entregar gratuitamente sus remanentes a otros países. Aunque por el momento, es Israel quien marcha a la cabeza tanto en la aplicación de su vacuna —con una tasa de 11.55 dosis por cada 100 habitantes (BBC)— como en el apoyo a otras naciones. Cisjordania, Honduras, Guatemala, República Checa y Hungría fueron beneficiadas con la donación del país hebreo de la vacuna de Moderna.

A pesar de ello, no todos están de acuerdo con esta práctica. Los propios israelitas le exigieron a su primer ministro, Benjamin Netanyahu, que cesara con la ayuda internacional hasta tanto no se terminara de aplicar las dos dosis necesarias a la totalidad de la población. El asunto llegó al ministerio de Justicia que de inmediato congeló la distribución de excedentes. El sentimiento nacional —y no solo en Israel— apunta a resolver primero los problemas de casa y, después, las dificultades ajenas.

A ese paso, los pronósticos para los países pobres son poco alentadores. El Duke Global Health Institute, organismo comprometido con la búsqueda de la equidad global en salud, advierte que la mayoría de las personas en los países pobres van a tener que esperar hasta el año 2024 para vacunarse contra la COVID-19 si no cambia la actitud de los gobiernos más ricos.

COVAX al rescate

Ante la injusticia que representa esta distribución desigual en el mundo, la Organización Mundial de la Salud impulsó COVAX, una coalición conformada por 172 países para apoyar la investigación, el desarrollo y la fabricación de una amplia gama de candidatos a vacuna anti COVID-19 y negociar sus precios con antelación. Además, promueve donaciones por parte de gobiernos que hayan acaparado más antivirales de los necesarios. Su objetivo es lograr que 2 mil millones de dosis se puedan repartir equitativamente antes de que termine el año.

Para aumentar las posibilidades de éxito, COVAX generó una cartera grande y diversa de este tipo de inmunización, con nueve vacunas candidatas ya en desarrollo y otras tantas en evaluación. Las naciones que forman parte del mecanismo —México lo es desde el 25 de febrero—, independientemente de sus niveles de ingresos, tendrán el mismo acceso a las vacunas una vez que estas se hayan desarrollado completamente.

El 24 de febrero Ghana se convirtió en el primer país que se beneficia con esta iniciativa. Recibió 600 mil dosis de la vacuna desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford, y producida por el Instituto Serum de India.

A propósito de este hecho histórico, Henrietta Fore, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) expresó: «Hoy es un momento histórico que hemos estado planeando y por el que hemos estado trabajando muy duro. Con el primer envío de dosis podemos cumplir la promesa de la iniciativa COVAX para asegurar que la gente de países menos ricos no se queda atrás en la carrera por las vacunas que salvan vidas».

Aun así, el mecanismo no da abasto para cubrir las necesidades de las naciones pobres. Sus integrantes no pueden competir contra los grandes contratos que gobiernos de países ricos firman con las farmacéuticas y ponen en riesgo el abastecimiento de las vacunas. «Ahora, algunos países todavía están buscando acuerdos que comprometerán el suministro de COVAX. Sin duda», dijo el asesor principal de la OMS, Bruce Aylward.

México avanza

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador aseguró la compra de más de 234 millones de dosis de cinco prototipos diferentes: AstraZeneca, Pfizer, Sputnik V, Sinovac y CanSino. Todavía negocia nuevas opciones pues requiere garantizar las dos aplicaciones necesarias para más de 120 millones de personas.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, hasta el 25 de febrero en México se habían administrado más de dos millones de vacunas. De estas, 694 mil 981 se destinaron a trabajadores sanitarios, de los cuales 526 mil 412 ya recibieron también la segunda dosis. Asimismo, han sido inmunizados 14 mil 463 miembros del sector educativo y alrededor de 849 mil 957 adultos mayores.

La demora de más de un mes que se extendió, a inicios de año, entre el anuncio del arranque del plan de vacunación y su puesta en marcha, causó molestias y desaliento entre la población. Sin embargo, la entrada en vigor de su aplicación masiva en adultos mayores hizo recuperar de inmediato la esperanza en muchos. Completar la inmunización —al menos con la primera vial— de 15 millones de personas mayores a 60 años para fines de marzo, sería un mensaje positivo en un país que ya supera los 2.07 millones de contagios y los 184 mil fallecidos por el virus SARS-Cov-2. E4

Estrategia de vacunación

Según la estrategia de vacunación presentada por el gobierno federal, estamos en la segunda de cinco etapas, las cuales fueron divididas por sector y rango de edad de la siguiente manera:

Primera: Diciembre de 2020 a febrero 2021. Personal de salud de primera línea de control de COVID-19.

Segunda: De febrero a abril. Para el personal de salud restante y gente de 60 años y más.

Tercera: De abril a mayo. Enfocada a personas de 50 a 59 años.

Cuarta: De mayo a junio. Para adultos de 40 a 49 años.

Quinta: Junio de 2021 a marzo 2022. Para el resto de la población.

Fuente: Segob


Vida posCOVID-19 y riesgos por secuelas

Según el epidemiólogo e investigador de la Universidad de Yale, Nicholas Christakis, una vez terminada la pandemia, las personas buscarán crear interacciones sociales extensas y es de esperar periodos positivos en el ámbiwto económico y social. Así ha sucedido durante los dos últimos milenios, apunta, con cada crisis sanitaria que ha sacudido al mundo.

Considerado por la revista Times como una de las 100 personas más influyentes del mundo y uno de los 100 mejores pensadores globales, Christakis aborda en su libro La flecha de Apolo: el impacto profundo y duradero del coronavirus en la forma en que vivimos los efectos del virus SARS-CoV-2 en la humanidad y prevé un escenario bastante esperanzador de libertades y relajamiento una vez finalizada la crisis. «Si miras lo que ha pasado en los últimos dos mil años, cuando las pandemias terminan hay una fiesta. Es probable que veamos algo similar en el siglo XXI», asegura.

El académico establece una comparación con lo sucedido en los años 20 del siglo pasado, recién terminado el azote de la Gripe Española, que mató alrededor de 50 millones de personas entre 1918 y 1920, cuando las personas abarrotaron clubes nocturnos, restaurantes, eventos deportivos, recitales y se evidenció una etapa de gran interacción social y derroche económico.

Sin embargo, antes de llegar a esa etapa de bonanza, la humanidad tendrá que enfrentar las secuelas sociales, psicológicas y económicas que este virus ya está causando. Afortunadamente, hace notar el académico, por primera vez en la historia estamos en condiciones de responder con medicamentos eficaces a un nuevo brote epidemiológico. Por un lado, contamos con la generación de vacunas; por otro, poseemos un desarrollo superior en medicina, con relación a épocas previas. La combinación de ambos factores ayudará a acelerar el final de la pandemia.

Christakis calcula que, si las vacunas son efectivas y su distribución se lleva a cabo adecuadamente, los primeros signos de recuperación continua se comenzarán a percibir en 2023, pero no será hasta el año siguiente que las personas pierdan el temor a la exposición e integración social y la economía comience un repunte progresivo y estable. E4

La Habana, 1975. Escritor, editor y periodista. Es autor de los libros El nieto del lobo, (Pen)últimas palabras, A escondidas de la memoria e Historias de la corte sana. Textos suyos han aparecido en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de Espacio 4 y de la revista hispanoamericana de cultura Otrolunes.

Deja un comentario