Violencia y racismo sacuden a Francia; Macron culpa a padres y redes sociales

La muerte de un joven argelino de 27 años a manos de la policía fue el detonante de la protesta que mantiene en vilo al país galo. Condiciones económicas adversas, falta de oportunidades y discriminación, el caldode cultivo. «Este enfado es político»: Fabien Truong

El Islam apunta a territorio galo

La muerte de Nahel M., abatido el 27 de junio por un policía en Nanterre, un suburbio al oeste de París, sirvió de detonante para que toda Francia se convirtiera en escenario de múltiples disturbios con incendio de vehículos, barricadas y ataque a edificios públicos. Tan solo en las primeras cinco noches de disturbios, al menos 249 gendarmes resultaron heridos y 2 mil 600 personas fueron detenidas, de las cuales al menos 350 permanecen en la cárcel.

El joven, un argelino de 17 años, conducía un vehículo alquilado cuando la policía le dio el alto para realizarle un control de rutina. Ante las señales de los agentes, el joven decidió darse a la fuga y uno de los policías abrió fuego y acabó con su vida. Jeff Puech, presidente de un club donde Nahael jugaba rugby lo describe como un «niño de barrio» que tenía «ganas de encajar social y profesionalmente, (no era) un niño que vivía del tráfico de drogas o en la delincuencia».

«Un tercio de los detenidos de anoche eran jóvenes, a veces muy jóvenes. Es responsabilidad de los padres mantenerlos en casa. Las plataformas de Internet y las redes sociales están jugando un papel importante en los movimientos de estos últimos días».

Emmanuel Macron, presidente de Francia

En un inicio, informes provenientes de fuentes policiales afirmaron que el vehículo donde viajaba Nahael había chocado deliberadamente contra dos agentes en motocicletas. Sin embargo, un video difundido a través de las redes sociales, verificado por la agencia AFP, muestra cómo uno de los dos policías apunta su arma hacia el conductor y, posteriormente, efectúa un disparo a quemarropa cuando el automóvil se ponía en movimiento.

Consecuencias

El Gobierno de Francia implementó medidas enérgicas para hacer frente a los crecientes altercados que estallaron en varias zonas del país. Con el objetivo de contener y controlar la situación, se movilizaron 45 mil policías en todo el territorio galo. Además, en ciudades como Clamart se impuso un toque de queda nocturno con el fin de evitar la persistencia de los disturbios.

En la capital, París, al igual que en los distritos de Seine-Saint-Denis y otros cinco municipios de Hauts-de-Seine, se autorizó el uso de drones para capturar imágenes desde las 18:00 horas hasta las 06:00 horas del día siguiente. Esta medida busca reforzar la capacidad de monitoreo y facilitar la identificación de posibles infractores y actos delictivos durante las horas de mayor riesgo.

Además, la fiscalía de Créteil abrió una investigación por «intento de asesinato» tras el atentado que tuvo lugar la madrugada del 2 de julio  en L’Haÿ-les-Roses, al sur de París, donde un grupo de encapuchados estampó un coche incendiario contra el domicilio del alcalde Vincent Jeanbrun —cuando este aún trabajaba en el ayuntamiento— hiriendo en una pierna a su esposa mientras intentaba escapar con sus hijos de tres y siete años por la puerta trasera.

El titular de Justicia, Éric Dupond-Moretti, emitió una circular dirigida a los fiscales para pedirles «una respuesta rápida, firme y sistemática para todos los autores» de altercados. La misma circular incluye una directiva para reclamar sanciones penales para los padres de menores de edad que no se preocupan de controlarlos y que los dejan participar en los disturbios.

La abuela de Nahel ha pedido que se deje de usar a su nieto fallecido como pretexto para sembrar la violencia. «Quiero al policía que mató a mi nieto, es todo lo que quiero. Los policías están ahí, felizmente están ahí, y a la gente que está destrozando, les digo deténganse».

Violencia policial y pobreza

Francia se encuentra en medio de un debate sobre la violencia policial. En el contexto de la lucha contra al terrorismo yihadista, el país galo aprobó en 2017 una Ley de Seguridad que amplía los supuestos en los que agentes pueden emplear armas de fuego en el ejercicio de sus funciones. Esto incluye disparar a quienes pretenden saltarse los controles de tráfico cuyo número, durante la última década, ha ascendido un 50%. Como consecuencia, en lo que va del año, tres personas han muerto durante estos controles y, en 2022, 13 jóvenes perdieron la vida en incidentes similares. Según la agencia de noticias Reuters, la mayoría de las víctimas son negras o de origen árabe.

La muerte de Nahel ha reavivado la ira en los banlieues, enclaves periféricos que a menudo albergan a los sectores más pobres de la sociedad francesa y reaccionan violentamente ante hechos como este. A juicio de la periodista Iona Lefebvre, «las personas que residen en estas comunidades tienen el doble de probabilidades de ser inmigrantes en comparación con la media nacional y tres veces más posibilidades de estar desempleadas».

Las condiciones socioeconómicas adversas, la falta de oportunidades y la discriminación percibida mantienen un caldo de cultivo propicio para la indignación y la protesta en estos barrios. Así sucedió en 2005, cuando el suburbio parisino de Clichy-sous-Bois estalló tras la muerte de dos jóvenes musulmanes de 15 y 17 años, electrocutados en una subestación eléctrica por la policía. Nicolas Sarkozy, entonces ministro del Interior, llamó «escoria» a los manifestantes.

No obstante, la primera ministra, Élisabeth Borne, asegura que «esta violencia no tiene nada que ver con una revuelta de los barrios» sensibles, como ha podido comprobar en las visitas que ha hecho, en las que lo que ha percibido por parte de la población es incomprensión y enfado.

«Esa violencia es inexcusable y no representa a la juventud de nuestro país», insiste Borne, que critica a los diputados del partido La Francia Insumisa (LFI), en particular a su líder, Jean-Luc Mélenchon, por no quererse sumar a los llamamientos a la calma y por sus constantes críticas a la actuación policial. «Buscan culpables en todas las instituciones republicanas, pero no entre los autores de la violencia», le ha espetado a la presidenta del grupo de LFI en la Asamblea Nacional, Mathilde Panot, a la que ha reprochado que se decanten por «la brutalidad verbal» y por «la excusa constante de la violencia».

El sociólogo francés Fabien Truong, profesor en la Universidad de París-VIII, señala que muchos de los protestantes son chicos de la misma edad y estatus social que Nahel por lo que se sienten identificados con él. «Todos los adolescentes de estos barrios tienen recuerdos de altercados negativos y violentos con la policía», asegura el académico. «En sus comunidades, la pobreza y la inseguridad son realidades concretas. Por eso este enfado es político», concluye.

Presidente rebasado

El manejo de la situación por parte del presidente Emmanuel Macron ha dejado mucho que desear. El mandatario culpó a las redes sociales y a los videojuegos como herramientas que propician estos disturbios. Expresó que las redes sociales como Snapchat o TikTok tuvieron un «papel considerable» en fomentar los actos violentos. Asimismo, exigió a los padres de familia de encargarse del comportamiento de sus hijos.

«Más allá de mi agradecimiento y de las decisiones que hemos tomado, voy a terminar llamando a todos los padres a la responsabilidad. Un tercio de los detenidos de anoche eran jóvenes, a veces muy jóvenes. Es responsabilidad de los padres mantenerlos en casa. Las plataformas de Internet y las redes sociales están jugando un papel importante en los movimientos de estos últimos días. Vimos en varios de ellos como Snapchat, TikTok, etcétera, tanto la organización de reuniones violentas como una especie de imitación de la violencia. Esto, entre los más jóvenes, provoca una especie de huida de la realidad y a veces nos da la sensación de que algunos de ellos están viviendo en las calles delos videojuegos que los han intoxicado», comentó el mandatario durante una reunión de emergencia del Gobierno.

Este posicionamiento agrega otra pesada piedra al saco de descontentos que ya cargaba desde el 14 de abril, tras la puesta en marcha de la polémica ley que retrasa la edad de jubilación a los 64 años para los franceses. La reforma de las pensiones, como se le conoce, provocó la mayor movilización social y sindical en décadas. Con al menos 12 jornadas de paros nacionales y representó para Macron no solo un enfrentamiento directo con la masa trabajadora de su país sino con el Poder Legislativo.

La reforma significaba una de sus promesas electorales, pero, a sabiendas de que  era impopular y de que no contaba con mayoría en el Parlamento, optó por tramitarla dentro de una ley de financiación de la Seguridad Social (de acuerdo con el artículo 49.3 de la Constitución) y aprobarla por decreto.

«Usar el artículo 49.3 es abogar por el Ejecutivo en detrimento del Legislativo», explica Dolores Rubio, doctora en Ciencias de la Información de la Universidad Complutense (UCM) y experta en integración europea y relaciones internacionales.

La antipatía que Macron genera en la sociedad quedó reflejada el pasado 14 de julio, durante el desfile militar del cual formó parte, a propósito de la fiesta nacional en conmemoración de la Toma de la Bastilla, un acontecimiento clave de la Revolución Francesa.

El Gobierno galo aprovechó la ocasión para mostrar músculo con la exhibición de algunos de sus equipos militares más novedosos. Sin embargo, por encima del lucimiento de pertrechos bélicos prevaleció el abucheo del público a Macron cuando se desplazaba en un vehículo militar abierto, acompañado de la Guardia Republicana, por los Campos Elíseos, camino de la tribuna oficial de la Plaza de la Concordia para presidir el evento.

Desvelo internacional

En Europa empieza a haber inquietud por todo lo que está sucediendo. El canciller alemán, Olaf Scholz, mostró su preocupación luego que el presidente Macron cancelara el 1 de julio su viaje a Berlín. «Estamos observando con preocupación lo que está sucediendo en Francia y estoy totalmente convencido de que el jefe de Estado francés encontrará los medios para que la situación mejore rápidamente», comentó Olaf Scholz.

«Ahora es el momento de que Francia aborde seriamente los problemas profundamente arraigados de racismo y discriminación racial entre las fuerzas del orden».

Ravina Shamdasani, portavoz del Alto Comisionado de NU

Amnistía Internacional y el Consejo de Europa han acusado a las fuerzas de seguridad francesas de abuso policial en el manejo de manifestaciones masivas, como las de los «chalecos amarillos» o las protestas contra la reforma de pensiones.

«Estamos observando con preocupación lo que está sucediendo en Francia y estoy totalmente convencido de que el jefe de Estado francés encontrará los medios para que la situación mejore rápidamente».

Olaf Scholz, canciller alemán

Por su parte, Naciones Unidas (NU) solicitó a Francia que aborde en profundidad los problemas de racismo y discriminación racial dentro de sus cuerpos policiales. «Ahora es el momento de que Francia aborde seriamente los problemas profundamente arraigados de racismo y discriminación racial entre las fuerzas del orden», aseguró Ravina Shamdasani, portavoz del Alto Comisionado de NU para los Derechos Humanos durante la conferencia de prensa regular de la ONU en Ginebra, Suiza. «También hacemos hincapié en la importancia de la reunión pacífica. Hacemos un llamado a las autoridades para que garanticen que el uso de la fuerza por parte de la policía para hacer frente a los elementos violentos en las manifestaciones se aplique siempre respetando los principios de legalidad, necesidad, proporcionalidad, no discriminación, precaución y rendición de cuentas», agregó. E4


El Islam apunta a territorio galo

Para Éric Zemmour, líder del partido Reconquista y candidato presidencial en las elecciones francesas de 2022, es la inmigración descontrolada la que nutre a los banlieues y la que representa el verdadero origen de la desestabilización que sufre la nación gala. Cuando ocurrieron los disturbios de 2005, luego que dos adolescentes murieran electrocutados en un transformador donde se habían refugiado para escapar de la policía, el político dejó en claro que la fraternidad francesa no significa nada para la nueva ola de inmigrantes que ni quieren ser franceses ni son considerados como tales por el resto de la comunidad nacional.

«Llevo 20 años denunciando los peligros de esta inmigración totalmente incontrolada. La llegada de poblaciones enteras procedentes del Sur, tan alejadas de nuestros cánones culturales y civilizatorios, sólo podía desembocar en este tipo de violencia», asegura.

«Se podría decir que Francia se está islamizando a velocidad de vértigo. Una islamización que ha sido posible gracias a una invasión migratoria sin precedentes y a la sumisión, total y duradera, de nuestras élites a estas minorías».

Éric Zemmour, presidente del partido Reconquista

Por tal motivo, su partido —cercano a Vox, aliado oficial de la Agrupación Nacional, encabezada por la extremista Marine Le Pen— aboga por la instauración de un escudo migratorio que incluye una serie de medidas, entre ellas la supresión de la reagrupación familiar y del derecho al estatuto jurídico, la prohibición de regularizar a los inmigrantes ilegales, la supresión de las prestaciones sociales a los extranjeros y la devolución de los delincuentes extranjeros a sus países.

En el caso específico de los musulmanes, Macron propuso un plan para hacer frente al «separatismo islamista», plan que proponía cerrar asociaciones religiosas que inciten de cualquier forma a la violencia y que discriminen por razones de género, o restringir la educación en casa. Por otro lado, también se aprobó un proyecto de ley para promover «el respeto a los principios de la república», proyecto que se concibió con la idea de fortalecer al país contra el islamismo radical.

A pesar de ello, Zemmour asegura que «el islamismo no ha dejado de crecer desde hace décadas, y de forma exponencial en los últimos años. Se podría decir que Francia se está islamizando a velocidad de vértigo. Una islamización que ha sido posible gracias a una invasión migratoria sin precedentes y a la sumisión, total y duradera, de nuestras élites a estas minorías».

Sus palabras encuentran eco en el discurso pronunciado, en 2020, por el activista islámico palestino, Sheinh Nidhal Siam, quien arremetía contra la civilización francesa y occidental, al tiempo que anunciaba la imposición del Islam en tierra gala. «La civilización francesa y occidental es una civilización de mentira y pecado. Una civilización de ateísmo y herejía. Ellos odian la verdadera religión, la religión monoteísta de Alá. La de ellos es una civilización de prostitución, promiscuidad y homosexualidad. Por eso albergan un sentimiento de odio hacia el profeta Mahoma. (…) Desde la mezquita de Al-Aqsa le decimos a Macron, un enemigo de Alá y su mensajero: Ya tendrás noticias, enemigo de Alá y su mensajero. Noticias que no van a gustarte. Muy pronto verás un Califato gobernado en el camino del profeta Mahoma. Nuestros soldados avanzarán al grito de “Alá Akbar” y “Solo hay un dios que es Alá” mientras conquistamos Francia y conquistamos Roma, para imponer la justicia y llevar la luz. Pronto Macron acabaremos con tu civilización corrupta, purgando de la tierra la suciedad capitalista. Pronto, Alá mediante, seremos los que manden, con la justicia de la maravillosa civilización islámica. Entonces, toda Europa entenderá adónde los llevó la Revolución Francesa» concluyó. E4

La Habana, 1975. Escritor, editor y periodista. Es autor de los libros El nieto del lobo, (Pen)últimas palabras, A escondidas de la memoria e Historias de la corte sana. Textos suyos han aparecido en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de Espacio 4 y de la revista hispanoamericana de cultura Otrolunes.

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