El reloj de la vida no se detiene por nada ni por nadie. Hasta hace muy poco, todos conocíamos con exactitud el día en que nacimos, pero nadie podía conocer el día de nuestra muerte. Pero la ciencia ha podido cambiar esto. Un grupo de investigadores ha descubierto que es posible calcular la fecha de nuestra muerte. Lo han hecho a partir de un sencillo análisis de sangre que mide la duración de la vida de las regiones de ADN ubicadas en los extremos de los cromosomas o telómeros. Un telómero es una región del ADN repetitivo al final de un cromosoma que lo protege del deterioro. Los telómeros, son relojes de nuestro organismo que estiman con precisión la edad biológica y los años que nos restan de vida, claro siempre y cuando la muerte se produzca por causas naturales y no por una causa accidental.
El doctor David Richardson, un destacado biotecnólogo de la Universidad de East Anglia en Inglaterra, desarrolló un estudio que ha sido publicado en la revista Molecular Ecology y que tiene como nombre «Longitud de los telómeros y la dinámica de predecir la mortalidad». Dicha investigación resultó tan reveladora ya que aseguran que los telómeros pueden incluso predecir una muerte inminente. Los científicos afirman que este descubrimiento podría servirnos para evitar los factores que aceleran el envejecimiento como el estrés, un estilo de vida sedentario, enfermedades cardiovasculares, diabetes y cáncer. Incluso descubrieron que las personas que fuman y toman alcohol en exceso, tienen acortados sus telómeros y por lo tanto la vida.
Pero la innovación que lleva el conocimiento científico al desarrollo económico, lanzó al mercado un reloj con información mortal. Se trata de «Tikker», un reloj de pulsera cuyo lema publicitario es «Haz que cada segundo cuente». Diseñado por el sueco Fredrik Colting, «Tikker» determina el día de nuestra muerte al introducir en su sistema información como es la edad actual, estilo de vida, lugar y calidad de vida del lugar donde reside así como el historial de enfermedades personales y familiares. Al terminar de ingresar la información personal se oprime iniciar y el reloj comienza a mostrar en la pantalla una cuenta regresiva que recuerda el momento de la muerte. O pudiera ser también el inicio de la vida. Y es que al respecto, científicos del comportamiento aplicaron una encuesta con la pregunta de qué haríamos si nos restara solo un año de vida y los resultados fueron los esperados para aquel a quien se le acaba el tiempo.
La gran mayoría dijo que se reuniría con la gente que amaba para despedirse y ratificarles su amor. Los que eran padres se disculparon por no pasar más tiempo con sus hijos. Un joven lamentó no haber podido formar una familia y dejar descendencia. Algunos expresaron el deseo de viajar a lugares fabulosos y otros más que confesarían su amor oculto hacia alguien sin importar el resultado. Los más previsores, dejarían en orden sus asuntos legales y materiales y un desesperado dijo que pediría una extensión de tiempo, pues un año le resultaba insuficiente.
El comportamiento humano es tan decepcionante que la sola idea de conocer la fecha de la muerte impulsa a vivir la vida a plenitud, a definir las prioridades como el amor, la familia y la salud; pero sin una fecha marcada, las personas nos convertimos en las mismas de siempre. ¿Será necesario entonces conocer cuándo moriremos para decir a alguien que la amamos, cuidar nuestra salud, pasar más tiempo con los hijos y familia, convivir con los amigos y respetar al planeta y nuestros semejantes? La vida, dice el cantautor español Joaquín Sabina, es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse. Y es verdad, porque al final el mundo y la vida son tan crueles que siempre terminan matándonos. Por eso piénselo muy bien, porque el reloj de la vida está en marcha y la cuenta regresiva marca cada vez menos años, menos días y menos horas. Se detendrá solo una vez y entonces no funcionará mas. Pero imagine por unos momentos que nos regalan el reloj «Tikker» y al introducir nuestra información marca que el reloj se detiene mañana. ¿Qué haría si nos quedara poco tiempo? ¿Será demasiado tarde?