Desde el pasado 23 de diciembre iniciaron en México las actividades de precampañas para el Proceso Electoral Federal 2020-2021 en el que se renovarán gubernaturas, alcaldías, congresos locales y diputados federales, etapa con una duración de 40 días, que entre otras cosas tiene como objetivo, que los precandidatos realicen actividades proselitistas al interior de sus partidos.
El proceso permitiría, al menos en la teoría, que el Instituto Nacional Electoral (INE) estableciera espacios publicitarios en radio y televisión para quienes aspiran a una candidatura, ya que los comerciales incluían anteriormente la máxima de que el mensaje iba dirigido a los militantes del partido que se promocionaba.
Sin embargo, INE y partidos tomaron la decisión de omitir la posibilidad de que precandidatos se dieran a conocer de esa forma, pues seguramente el número de aspirantes rebasaba la capacidad intelectual, física y material, así como de organización para la distribución justa, equitativa y sobre todo sectorizada de cada comercial.
Partidos y organismos electorales se fueron por la fácil, y hasta el próximo 31 de diciembre decidieron de plumazo, bombardear a los electores y ciudadanos con mensajes que solo promocionan a los más de 10 partidos políticos que participan en el proceso sin incluir nombres, propuesta o perfiles de quienes serán sus candidatos.
Es decir que dejan por sentado que los candidatos deberán apoyar las limitadas propuestas que aparecen en los spots de los partidos sin que puedan establecer diferencias con sus propios contrincantes de instituto político y así establecer desde un principio, entre los electores, cuáles son los mejores, o ya por lo menos, los peores perfiles.
Además, hay que destacar que los contenidos de los spots versan principalmente en la descalificación de sus partidos como oponentes y con honrosas excepciones las propuestas solo versan en no hacer lo que hacen gobiernos, partidos y políticos de oposición.
Incluso algunos partidos rayan en el descaro y se dedican a promocionar a los presidentes nacionales de los partidos para establecer, nuevamente, figuras individuales y mesiánicas que siguen lejos de constituir perfiles positivos y diferentes para los electores.
En el caso de Coahuila la precampaña de publicidad electoral en radio y televisión se les juntó con la anterior que aún publicita por lo menos a dos partidos que perdieron su registro en la elección del año pasado, pero que mantienen presencia en medios electrónicos gracias a la burocracia electoral de nuestro país.
Al menos en la precampaña el INE alcanzó a corregir un spot, que hay que reconocer, tenía algo de ingenio, muy poco, por cierto, en el que el partido político en el poder nacional denostaba la alianza de tres partidos de oposición y los colocaba como lo peor incluso con descalificativos que muchos podría compartir, pero otros tantos rechazar.
El descanso de publicidad de partidos sólo será durante 2 meses, tiempo en el que seguramente los mensajes del INE y sus contrapartes estatales, se mantendrán con un nivel bajo de ingenio y creatividad, con repetición desmedida, sin sectorización y tropicalización de los mensajes para cada municipio y estado del país.
Hay que acostumbrarse porque al parecer, las disposiciones de publicidad electoral no cambiarán en nuestro país porque partidos políticos y organismos electorales a nivel federal y estatal, continuarán por la libre y la fácil, sin organizar a fondo los criterios de la publicidad incluso para promover el voto entre los ciudadanos, con mensajes tradicionales, viejos, sin creatividad o inventiva, que demuestran tristemente la forma en la que se subestima a los electores.