Ajo para artritis: ¡Mucho ojo!

En la práctica clínica he observado varios pacientes graves con síndrome de Cushing yatrogénico quejándose de: obesidad, hipertensión arterial, gastritis erosiva hemorragia, diabéticos graves, trastornos psiquiátricos, miositis y otros, causados por diversos productos «milagrosos» conteniendo diversas vitaminas, ajo, curcuma y otras sustancias, aparentemente inofensivas. Sin embargo, al someterlas a analizar el contenido se han encontrado derivados de cortisona (dexametasona, prednisolona, metilprednisolona, prednisona y otros) no especificados en las etiquetas, siendo estos productos los verdaderos responsables de la yatrogenia mencionada.

He aquí un par de pruebas a mi dicho.

https://www.gob.mx/cofepris/articulos/cofepris-alerta-sobre-comercializacion-ilegal-del-producto-artri-ajo-king-el-cual-no-cuenta-con-registro-sanitario?idiom=es

«Los resultados obtenidos de las corridas cromatográficas concluyeron que existía la presencia de dexametasona y metilprednisolona en la muestra analizada, ambos corticosteroides no descritos en la etiqueta del artículo».

https://www.fda.gov/drugs/medication-health-fraud/public-notification-artri-ajo-king-contiene-ingrediente-farmacologico-oculto

Los riesgos de tomar vitaminas en exceso

https://www.lavanguardia.com/comer/tendencias/20230601/9006816/suplementos-vitaminas-poner-riesgo-salud.html

En el enlace previo, con el cual concuerdo, relacionado con mi limitada experiencia se dice: «Hasta un 75% de españoles consume complementos alimenticios, muchos de ellos sin seguridad ni eficacia demostrada científicamente». Así lo revela el informe: «Uso de suplementos nutricionales en la población española», realizado por la Academia Española de Nutrición y la Fundación Mapfre. Los investigadores se muestran contundentes y señalan que «es necesario crear un marco legal que regule el consumo de estos productos», ya que puede convertirse «en un problema de salud pública».

Aquí en México, no cantamos mal las rancheras, raras son las personas que no ingieren alguno de esos complementos, sin necesidad.

La conclusión es que los suplementos, ya sean de vitaminas, minerales, plantas o cualquier otro nutriente, no deberían consumirse si no es bajo prescripción médica, ya que algunos de ellos pueden poner en riesgo la salud. Además, es importante recordar que «en el caso de adultos sanos que llevan una alimentación variada y equilibrada, que incluya todos los alimentos de la dieta mediterránea, no debería existir un déficit de ningún nutriente, salvo casos excepcionales, puesto que todos los que necesitamos están en los alimentos que tomamos a lo largo del día», explica la nutricionista Susana León.

Y eso da lugar a la toma de algunas decisiones en materia de alimentación que no solo no nos benefician, sino que además contribuyen a divulgar mitos que en la mayoría de casos son erróneos.

Uno de ellos es que cuantas más vitaminas consumamos, más sanos vamos a estar. «Si llevas una alimentación equilibrada, rica en frutas y vegetales, no necesitas tomar vitaminas, salvo en el caso de las embarazadas y siempre bajo prescripción profesional. La propia dieta ya proporciona los nutrientes necesarios, siempre que se coma de forma variada y equilibrada, con productos frescos y evitando los ultraprocesados», afirma, por su parte, Ferran Cordon, médico de familia y profesor del departamento de Ciencias Médicas de la Facultad de Medicina de la Universitat de Girona. Por lo tanto, «no es necesario tomar vitaminas por nuestra cuenta», salvo excepciones prescritas por un profesional de la medicina.

Si seguimos una dieta equilibrada no es necesario que nos suplementemos. «Nuestra obligación es transmitir a las personas qué dieta se debería seguir y desaconsejar la ingesta de suplementos».

Para entender la función de las vitaminas en el organismo, hay que distinguir entre dos grandes grupos. Por un lado, están las hidrosolubles, que se disuelven en agua y son la vitamina C y todas las del grupo B.

El organismo utiliza las que necesita y elimina el exceso, de modo que por más que consumamos grandes cantidades el cuerpo acabará excretando el sobrante a través de la orina. Esto hace que se den sinsentidos como suplementar la vitamina C (algo muy común, ya que se cree que ayuda a combatir los resfriados) y que todo este suplemento acabe eliminándose, porque precisamente es una de las más comunes en la dieta y está presente en muchos alimentos, de modo que es muy fácil lograr sin esfuerzo la cantidad diaria recomendada. En cuanto a los supuestos efectos contra el resfriado y la gripe de la vitamina C, Cordon señala que es una «falsa creencia», ya que «no existe ninguna revisión que afirme que un aporte extra sirva como prevención de estas afecciones».

Por otro lado, están las vitaminas liposolubles, que son, en palabras de Cordon, «aquellas que más preocupan a los profesionales sanitarios, ya que si hay un exceso se pueden depositar en el hígado y dar lugar a una serie de problemas». Son la A, D, E y K. «La vitamina D se sintetiza a través de la exposición solar y España es uno de los países con más horas de sol.

Entre las razones para la falta de esta vitamina encontramos la falta de exposición a la luz solar (por permanecer más horas en casa o en la oficina o el aumento del uso de protectores) y una dieta en la que escasean los alimentos que contienen vitamina D, como los pescados grasos, la yema de huevo o la carne. Esta vitamina colabora en la absorción y mantenimiento de los niveles de calcio en los huesos, por lo que un déficit mantenido aumenta el riesgo de osteoporosis y fracturas».

Tomar suplementos vitamínicos sin necesidad puede afectar la salud

Cuando se produce hipervitaminosis (es decir, un exceso de alguna vitamina concreta), los síntomas pueden ser, paradójicamente, similares. «Se puede dar un cuadro de cansancio, fatiga, dolor muscular o falta de concentración», explica Cordon. Sánchez, por su parte, alerta especialmente sobre el consumo excesivo de las vitaminas A, D y E, ya que «al ser solubles en grasa pueden acumularse en el cuerpo y causar toxicidad».

Un exceso de vitamina A puede provocar problemas como náuseas, vómitos, dolor de cabeza, mareos, pérdida de cabello, piel seca y descamada e incluso daño hepático. La principal consecuencia del exceso de vitamina D es la acumulación de calcio en el cuerpo (hipercalcemia), lo que causaría debilidad muscular, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, diarrea y daño renal.

Sería fantástico que el médico tuviera la posibilidad de experimentar en sí mismo diversas medicinas. Comprendería la acción de los medicamentos de un modo muy distinto. (Mijaíl Bulgákov).

Lea Yatrogenia

Egresado de la Escuela de Medicina de la Universidad Veracruzana (1964-1968). En 1971, hizo un año de residencia en medicina interna en la clínica del IMSS de Torreón, Coahuila. Residencia en medicina interna en el Centro Médico Nacional del IMSS (1972-1974). Por diez años trabajó como médico internista en la clínica del IMSS en Poza Rica Veracruz (1975-1985). Lleva treinta y siete años de consulta privada en medicina interna (1975 a la fecha). Es colaborador del periódico La Opinión de Poza Rica con la columna Yatrogenia (daños provocados por el médico), de opinión médica y de orientación al público, publicada tres veces por semana desde 1986.

Deja un comentario