AMLO, entre la moral y el absurdo del perdón por «la culpa histórica»

Desde la perspectiva de las víctimas, el discurso es intención hueca si no se traduce en hechos de justicia tangible. Para los intelectuales, la incoherencia entre el deseo y la realidad es contundente; llaman a erradicar los despojos y el oprobio que aún padecen las comunidades indígenas en México

La narcopolítica estuvo tras la masacre en Allende; juicio a exfuncionarios

El llamado del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para pedir perdón por las «atrocidades cometidas contra los pueblos originarios», también enfrenta oposición. A la par de analistas que lo califican de improcedente, hay quienes la consideran un pretexto para engrandecer «su falsa superioridad moral».

En la agenda del presidente, las culpas —incluidas las del pasado reciente— suman más de una decena. Por lo que respecta a Coahuila, el gobernador Miguel Ángel Riquelme ha reconocido dos: la masacre de Allende en 2011 y la de chinos ocurrida durante la Revolución en Torreón.

«(2021) es el (año) indicado para superar las diferencias y convertirlo en “el año de la reconciliación”, para lo cual, primero hay que pedir perdón».

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México

La agenda de AMLO marca este años tres efemérides: los 700 años de la fundación lunar de México-Tenochtitlán; los 500 de su caída ante las huestes españolas y sus aliados indígenas; y los 200 de la firma del Acta de Independencia del Imperio Mexicano.

El primero, según los historiadores, es inexacto, pues señalan que el asentamiento que originó Tenochtitlán se dio en 1325, no en 1321, fecha que califican de «manipulada» para empatar todo en 2021 que, a propuesta de López Obrador, es el indicado para superar las diferencias y convertirlo en «el año de la reconciliación, para lo cual, primero hay que pedir perdón».

¿Conquista o independencia?

El 13 de agosto de 1521 la imponente capital mexica, enclavada en el lago que dos años antes deslumbró a Hernán Cortés y a sus soldados, al arribar del valle de México, fue sitiada y tomada. Pero no solo por el ejército ibérico y los tlaxcaltecas, sino por un contingente militar multiétnico que vio la oportunidad de derrocar al régimen de terror que les había sometido por largo tiempo.

«A su paso por Veracruz, Cortés se enteró de la inconformidad general y la capitalizó al establecer alianzas contra el yugo mexica. Así consigue entrar el 2 de octubre de 1519 por la zona de los volcanes a la ciudad lacustre», explica Raúl Barrera, coordinador del Programa de Arqueología Urbana en un documento del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Con base en ello, Alberto Pérez-Amador Adam, especialista en cultura virreinal y profesor investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), añade que «lo sucedido no fue una conquista española, sino una guerra independentista de pueblos sojuzgados, como Mixquic, Azcapotzalco, Xochimilco y otros, de entre los cerca de 400 pueblos esclavizados por los mexicas».

Pérez-Amador precisa que «los cronistas hablan de conquista, porque en el siglo XVI no existía el concepto de guerra de independencia, el cual se construyó mucho después, mientras el término conquista se toma de modelos historiográficos de la literatura latina». Puntualiza que «dejar de pagar tributos humanos (sacrificios) fue la razón por la que diversos reinos se unieron a Cortés contra los mexicas para escapar de su régimen de terror y, desde esa perspectiva, la petición de que España se disculpe no parece tan coherente» (DW, 18.05.21).

Renuencia española

López Obrador envió en marzo de 2019 una carta al rey Felipe VI de España y al Papa Francisco para invitarlos a pedir perdón a los pueblos originarios de México, «debido a las matanzas y violaciones a sus derechos humanos cometidas durante un proceso de conquista en el que se usó tanto la espada como la cruz». Los dignatarios rechazaron la propuesta.

El gobierno de España lamentó la publicación de la misiva y emitió un comunicado donde «rechaza con toda firmeza» su contenido. «La llegada, hace 500 años, de los españoles a las actuales tierras mexicanas no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas. Nuestros pueblos hermanos han sabido siempre leer el pasado compartido sin ira y con una perspectiva constructiva, como pueblos libres con una herencia común y una proyección extraordinaria», advierte (Infobae, 25.03.19).

La Santa Sede replicó que las disculpas ya habían sido ofrecidas por el papa Francisco y sus antecesores. En julio de 2015, durante un viaje oficial a Bolivia, el pontífice manifestó: «Digamos no a las viejas y nuevas formas de colonialismo. Digamos sí al encuentro entre pueblos y culturas, y quiero detenerme en un tema importante, porque alguno podrá decir, con derecho, “cuando el Papa habla de colonialismo se olvida de ciertas acciones de la Iglesia”.

»Pues ahora les digo que acepto con pesar que se han cometido muchos y grandes pecados contra los pueblos originarios de América en el nombre de Dios. Así lo han reconocido mis antecesores, lo ha dicho el Consejo Episcopal Latinoamericano y también yo quiero decirlo, al igual que mi predecesor san Juan Pablo II: “Pido que la Iglesia se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos”. Además, quiero ser tan claro como san Juan Pablo y pedir humildemente perdón, no solo por las ofensas de la propia Iglesia, sino en general por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América» (RT, 09.07.15).

Posteriormente, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas (16.02.16), ante el fundacional Popol Vuh, el Papa pidió perdón a los indígenas por el despojo que aún sufren. «Algunos han considerado inferiores sus valores, sus culturas y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes de mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir “perdón hermanos”» (Canal Once, 15.02.16).

Disculpas sin sentido

Para Yoani Sánchez, filóloga y periodista cubana cuya notoriedad se debe a su blog «Generación Y», López Obrador, con sus cartas a Felipe VI y al papa Francisco, eligió abrirse a las críticas internacionales al azuzar el fantasma de la culpa histórica en dos continentes.

«Los dos apellidos hispanos de AMLO —dice— no ayudan mucho en el proceso de exigir disculpas, porque lo confirman como fruto de un largo proceso cultural que trasciende el maniqueísmo de conquistados y conquistadores. Su propia existencia brota de siglos de confrontación, integración, simbiosis, mestizaje y acomodo, donde los límites no son precisos, y buscar culpables es una labor que se adentra más en el terreno de la neurosis que de la objetividad. Pero el discurso de los demagogos suele apoyarse en cargar a otros con la responsabilidad. Plantea que el mandatario se autoderrota al elegir el camino perdedor del “somos así porque nos hicieron daño”, en lugar de aceptar la ruta del “somos un pueblo nutrido de una diversidad que nos empodera”» (DW, 28.03.19).

Sánchez enfatiza que si AMLO sigue el derrotero de la culpa, entonces debe comenzar por preparar el alegato para exigir responsabilidades a los aztecas por el dominio y control que tenían sobre amplias zonas de mesoamérica.

El presidente pidió disculpas a los pueblos mayas el 3 de mayo pasado. Reconoció los abusos cometidos en los cinco siglos transcurridos desde la conquista española. Anticipó que en otras ceremonias se disculparía con la comunidad China en México y con los pueblos originarios yaquis de Sonora, porque después de la colonización persistieron los ataques durante el gobierno de Porfirio Díaz (1872-1910).

Con esa agenda, el presidente espera conseguir que el 28 de septiembre pase a ser oficialmente, junto con el día de la Consumación de la Independencia, el Día de la Reconciliación y el Perdón.

Para Claudia Herrera Pahl, analista y jefa de redacción de la edición en español del servicio de radiodifusión internacional Deutsche Welle, «pedir perdón a los pueblos originarios por la masacre generalizada y la casi erradicación de sus culturas puede ser correcto y pertinente, incluso sorprende que no se haya hecho mucho antes con verdadera determinación. Pero, si ya se hace con retraso, por lo menos que se haga bien». El discurso no pasará de ser un falso debate teatral si tras emitirlo los pueblos originarios seguirán marginados, olvidados y perdidos.

«El tajante “Señor presidente: ¡no aceptamos su perdón!”, de los líderes mayas casi al mismo tiempo que AMLO ofrecía sus disculpas, lo dijo todo (…) De qué sirve pedir perdón por el pasado cuando, en el presente, la colonización de sus territorios persiste cada día con más violencia e intensidad; cuando con la imposición de grandes proyectos turísticos se les arrebata territorio y se destruyen sus selvas sagradas, cuando las concesiones para el cultivo de transgénicos e híbridos y el uso de pesticidas contaminan los mantos freáticos de los que se abastecen» (DW, 07.05.21).

Ruta del perdón

La lista de perdón de AMLO supera los 12 casos en dos años y medio de Gobierno. La primera disculpa pública, en enero de 2019, fue para la periodista Lydia Cacho, víctima, 15 años atrás, de detención arbitraria, tortura y atentado a sus derechos humanos por involucrar al entonces gobernador de Puebla, Mario Marín, y a otros políticos en una red de pederastas.

Después se pidió perdón a las víctimas de la Guerra Sucia y, en marzo, a los afectados por espionaje y persecución, así como a familiares de Jorge Antonio Mercado y Francisco Arredondo, estudiantes del Tecnológico de Monterrey asesinados por efectivos del Ejército.

Luego vino el turno de Allende, Coahuila (27.06.19), donde la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y el gobernador Miguel Riquelme ofrecieron disculpas a familiares de las víctimas de la masacre ocurrida en 2011, por la inacción y posible contubernio de los gobiernos de Sergio Alonso Lozano Rodríguez (alcalde), Jorge Torres (gobernador interino) y Felipe Calderón (presidente de la república).

En septiembre de 2020 se reconoció la responsabilidad del Estado en la matanza de Acteal, Chiapas, ocurrida en 1997 bajo la presidencia de Ernesto Zedillo. Cuarenta y cinco indígenas tzotziles —16 niños, 20 mujeres y nueve hombres— fueron asesinados mientras rezaban en su iglesia.

El presidente López Obrador pidió disculpas, en septiembre de 2020, por la desaparición forzada de 43 normalistas en Iguala, Guerrero, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, pero sigue pendiente su promesa de hacer justicia.

La ceremonia más reciente tuvo lugar el 17 de mayo pasado en Torreón. El presidente solicitó perdón a la comunidad china en México por la masacre y agravios cometidos en su contra en esta región en mayo de 1911.

En comentarios para Deutsche Welle (30.03.19) con relación a la que denomina «la ruta del perdón de AMLO», el escritor y periodista Juan Villoro mencionó que aún persiste el colonialismo cultural de España en relación con América Latina. «No necesariamente de manera voluntaria, pero sí en forma inconsciente y a partir de los usos y costumbres». Villoro considera que «la independencia es algo que se debe ganar todos los días y en muchos aspectos (…), ciertamente España sigue siendo la que dicta las normas del mercado editorial a nivel del idioma, por no hablar de sus muchos intereses económicos en esta región».

Las disculpas solicitadas al rey de España y al Papa por la Conquista, le parecen extemporáneas. «A mí me queda clarísimo que la Conquista fue una empresa del expolio y de la sangre, pero el verdadero problema son las comunidades indígenas actuales, que siguen en una situación de despojo y de oprobio terribles. Pensar exclusivamente en los indios del pasado pertenece al discurso oficial que siempre ha habido en México, en donde se engrandece a los aztecas porque llenaron nuestros museos de tesoros y dejaron grandes pirámides, pero se olvida a sus descendientes actualmente vivos y vibrantes». E4


La narcopolítica estuvo tras la masacre en Allende; juicio a exfuncionarios

La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, acompañada por el gobernador Miguel Riquelme, encabezó en Allende (28.06.19) la ceremonia para ofrecer disculpas públicas por la masacre y desaparición de familias enteras, entre el 18 y el 20 de marzo del 2011. Es uno de los sucesos que más ha dañado al país, y sobre el cual todavía no hay claridad con respecto al número de desaparecidos, que gira en torno a las 300 personas, dijo la funcionaria.

Autoridades municipales y servidores públicos de diferentes niveles habrían sido partícipes activos o indirectos en el crimen, al acordar con los delincuentes su no intervención, acusó Sánchez Cordero. La investigación sigue abierta.

Riquelme reconoció la necesidad de trabajar en conjunto para lograr el regreso de los desaparecidos. «Es deber principal del Estado garantizar la seguridad… pero falló porque agentes del propio Estado han sido responsabilizados ante la justicia de ser cómplices de estos hechos cometidos en contubernio con la delincuencia organizada. Les fallamos porque todavía existen deberes de justicia y castigos incumplidos, así como tareas de protección de los derechos de las víctimas, aún pendientes» (La Jornada, 28.06.19).

Silvia Eugenia Garza, representante de las Víctimas de Allende, expresó su enojo con las autoridades por su negligencia. En la lucha por encontrar justicia aún siente miedo a quienes violentaron a las familias, pero también a las autoridades estatales opresoras contra quienes alzan la voz, dijo. La activista solicitó a Sánchez Cordero una reunión privada para informarle «la verdad de las víctimas».

Quien actuó en Allende en 2011 «fue la narcopolítica», la cual debe erradicarse para que la autoridad realmente represente a los ciudadanos. «Eso fue evidente, porque fueron tres días de ausencia de autoridad, por lo cual no se descarta enjuiciar a exfuncionarios», dijo el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, en respuesta a la crítica de los colectivos de defensores sociales por la falta de acciones concretas contra la impunidad.

Desagravio al pueblo chino

En nombre del Estado mexicano, el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió perdón, el 17 de mayo pasado, a la comunidad china en México por los agravios y la represión autoritaria ejercida en su contra por movimientos, organizaciones y gobiernos del país.

Se refería a la masacre de chinos entre el 13 y el 15 de mayo de 1911, cuando grupos revolucionarios tomaron Torreón y atacaron huertas de esta comunidad, saquearon sus negocios en el centro y los asesinaron sin misericordia. El Gobierno de la Cuarta Transformación condena toda práctica que atente contra la dignidad humana, dijo.

«No solo estamos obligados a asumir la culpa, sino también a aceptar el compromiso con el pueblo y la República Popular de China de que el Estado mexicano no permitirá nunca más el racismo, la discriminación y la xenofobia. El actual es un país y un gobierno que siempre promoverán la igualdad, la diversidad cultural, la no violencia y la fraternidad universal», sentenció ante embajador Zhu Qingqiao.

El presidente obsequió al diplomático un árbol de la vida hecho en cerámica y agradeció al gobierno de la nación asiática su apoyo durante la pandemia de COVID-19. E4

Sobre la tragedia en Allende:

  • 27 víctimas, según denuncias.
  • 300 desaparecidos, extraoficialmente.
  • 26 órdenes de aprehensión.
  • 21 detenciones.
  • 5 sentencias condenatorias.
  • 80 años de prisión a culpables.

Fuente: Fiscalía para Desaparecidos

Es ingeniero egresado de la Universidad Autónoma de Chapingo con especialización en el área de Economía. Ha ejercido el periodismo en Saltillo. Trabajó en El Diario de Coahuila; se desempeñó como editor, diseñador, fotógrafo, redactor de editoriales y artículos de economía, industria automotriz, cultura e historia de Saltillo en el periódico Vanguardia.

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