Hay mañanas en que despertamos
sintiendo aún el peso de la noche
su humedad aletargada
y respirar el mar no es suficiente.
Hay mañanas en que algo se nos ha ido
algo ha descendido a lo profundo de los cuerpos
dejando un sabor amargo entre los labios.
Hay mañanas en que nuestros barcos no se encuentran
en que las olas se alejan simplemente y no regresan
en que todo se marcha hacia una tarde sin nosotros.
Hay mañanas en que amanecemos solos
sin las ganas de tocar el mar que nunca llega
tal vez aquellas horas
nos dicen que el mar es una ausencia interminable.