¿El peor de los males?

La ironía, proviene del sustantivo griego «eirōneía»: disimulo o ignorancia fingida, hacerse el ignorante, coloquialmente: «hacerse p…ato». Ironía es una figura retórica mediante la que se da a entender algo muy distinto, o incluso contrario a lo que se dice o escribe. Paradoja es una figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones que aparentemente envuelven contradicción, dicho o hecho que parece contrario a la lógica, aserción inverosímil o absurda, que se presenta con apariencia de verdadera; ambas palabras son familiares cercanos, a veces, el disimulo, la componenda y la imposición; en una palabra, son vestimentas con las que suele esconderse la crudeza de la injusticia.

Desde su punto de vista ¿la diabetes, el cáncer o hipertensión pueden ser más grave que la COVID?

Para definir cuál es «el peor de los males» debemos recurrir en parte a las cifras de mortalidad anual antes de COVID, así vemos que, en la mortalidad oficial nacional, las tres primeras causas de muerte en 2019 fueron: enfermedades del corazón 156 mil, diabetes 104 mil, cáncer en general 88 mil y en 2020 fueron: COVID 195 mil, enfermedades del corazón 141 mil, diabetes 99 mil. Oficialmente la COVID ocupa el primer lugar de mortalidad y se podría concluir que es de extrema gravedad, datos que justificarían todas las decisiones y acciones, buenas o malas, en la política de salud y de economía en 2020.

https://covidreference.com/comorbs.es

No obstante, lo anterior me atrevo a cuestionar este enfoque con los siguientes argumentos personales.

https://www.infobae.com/america/mexico/2020/07/24/el-73-del-total-de-muertos-por-coronavirus-tenia-una-o-mas-comorbilidades/

Si más del 70% de las muertes certificadas por COVID se asocian o coinciden (comorbilidad) con las causas de muerte más frecuente en los años previos: enfermedades cardio y cerebro vasculares, diabetes, cáncer, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, sin menospreciar al virus SARS-CoV-2 (COVID), me surge una duda razonable: ¿Será el virus exclusivamente el responsable de las 195 mil muertes o en realidad la mayoría de decesos se deben a las comorbilidades, complicadas con un virus nuevo de agresividad fuera de lo común? Bajo esta lógica, solo un 30% de las muertes se podrían atribuir exclusivamente al virus, unas 60 mil muertes.

http://www.negligenciasmedicas.com/cifras-anuales-de-muertes-segun-las-oms/

https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoid=89204

Además, si desde hace varios años sabemos que por ejemplo, en EE.UU., se reportan más de 200 mil muertes anuales por errores médicos en hospitales de alta tecnología, donde se utilizan frecuentemente maniobras de resucitación en pacientes críticos y que además se utilizan medicamentos como los inmunosupresores, con alto riesgo de provocar muertes por infecciones y muchos otros fármacos potencialmente letales; planteo el siguiente cuestionamiento: ¿Cuántas de las 195 mil muertes contabilizadas a causa de COVID en realidad se debieron a errores médicos (iatrogenia) si además nos informan que de cada 100 casos intubados y ya medicados con inmunosupresores como la dexametasona, mueren el 90% o más? De estos posibles errores mortales durante el tratamiento de los pacientes con COVID en estado crítico, no se menciona algo al respecto. Por lo anterior, una buena dosis de escepticismo me hace especular que, sin menospreciar los muertos por COVID, estos son mucho menos de lo que se publica. Y esto es un punto de vista personal nada más, que expongo aprovechando el derecho a opinar, sin causar directamente daños a terceros: primum non nocere.

https://www.who.int/mediacentre/news/releases/2007/pr52/es/

Los cinco enlaces previos, fundamentan mi escepticismo, propio de mi actividad profesional vigente.

Su famosa columna «Una enfermedad llamada doctor» ¿porqué se llama así?

En realidad, se trata de una expresión paradójica e irónica. Yatrogenia significa lo que origina el médico. Axiomáticamente el médico recibe entrenamiento para mantener la salud, podemos decir que ofrecemos salud yatrogénica, salud provocada por el médico. No obstante, tomando en cuenta la imperfección humana, y no es pretexto: yo, éste, ése, o aquel médico, podemos provocar daño involuntario por comisión o por omisión, enfermedad yatrogénica.

Y reitero: los únicos médicos que no se equivocan, son los que no ejercen la medicina o los que ya murieron. No existe el médico vivo y activo que ejerce la medicina, que no se equivoque: mi plumaje es de estos. Y no es presunción impúdica o desvergonzada, sino objetividad cruda.

Irónicamente, además, quien me propuso publicar esta columna con el nombre de Una enfermedad llamada doctor, en vez de Yatrogenia, como se empezó a publicar hace más de 30 años, fue un colega, director de un hospital, quien posteriormente fue férreo opositor a mi columna cuando le hice ver, denunciando que en ese hospital, «la enfermedad llamada doctor», estaba cobrando muchas vidas humanas y que habría que hacer algo para «curar esa enfermedad», el citado director tomó cartas en el asunto y firmemente, me despidió de ese hospital, como si yo fuese el único, el agente causal directo y único, de esa paradójica enfermedad llamada doctor.

Finalmente: me siento orgulloso de ese despido laboral. ¡Ironías de la vida!

Egresado de la Escuela de Medicina de la Universidad Veracruzana (1964-1968). En 1971, hizo un año de residencia en medicina interna en la clínica del IMSS de Torreón, Coahuila. Residencia en medicina interna en el Centro Médico Nacional del IMSS (1972-1974). Por diez años trabajó como médico internista en la clínica del IMSS en Poza Rica Veracruz (1975-1985). Lleva treinta y siete años de consulta privada en medicina interna (1975 a la fecha). Es colaborador del periódico La Opinión de Poza Rica con la columna Yatrogenia (daños provocados por el médico), de opinión médica y de orientación al público, publicada tres veces por semana desde 1986.

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