Brillando en lo oscuro

El tiempo es un monstruo represivo que nunca termina de navegar y nos recuerda, con el terrible accidente dominical del chino Ouanyu Zhauque (23), otros eventos inolvidables, como el de Ayrton Senna (mayo, 1994), astro de Williams que se mató en San Marino, o el de Jules Bianchi de Marussia (octubre, 2014) en Japón. Esta vez, George Russell, de Alfa Romeo, perdió el control y embistió el coche del ídolo de Shanghái, que dio vueltas espectaculares y está vivo de milagro.

Sonriente, el piloto chino reconoció al Halo como el salvador de su vida ¿Qué es el Halo? Pues es un sistema de seguridad utilizado en monoplazas para proteger la cabina de objetos contundentes externos. Son tres barras flexibles de titanio, en forma circular. Están situadas delante y sobre la cabeza del conductor. Su testa no se hizo polvo por la acción del Halo.

Ídolo en desgracia fue el austriaco Niki Lauda (1949-2019). Campeón del mundo en 1975, era el astro de Ferrari y lideraba en 1976 hasta llegar al circuito alemán de Nurburgring. Se estrelló contra la barda y su coche se encendió. El piloto Arturo Marzario se detuvo y se lanzó a sacarlo de entre las llamas con otros voluntarios. Lauda salvó la vida, pero tuvo crueles y serias quemaduras.

«En el hospital, todos se asombraban al verme. Yo no podía ver, pero escuchaba todo. Al principio mi esposa me conoció por mis pies», comentaba Niki. Tuvo varios trasplantes de su propia piel, pero quedó con cicatrices permanentes. Ejemplo de valor, voluntad y coraje, el maravilloso piloto regresó a las pistas y ganó los campeonatos mundiales de 1977 y 1984. Un superhombre.

Ahora, nuestro Checo Pérez hace una carrera de excepción, torea al gran Lewis Hamilton, a su propio compañero Max Verstappen y al tremendo francés Charles Leclerc. Queda sólo atrás del hispano Carlos Sáinz Vázquez de Castro, conocido como Carlos Sáinz (madrileño de 27) emblema de Ferrari, y ese segundo lugar y 147 puntos (sublíder general) no reciben mérito de la hipócrita prensa inglesa. Tal vez molestos porque el mexicano superó a su piloto Hamilton, que sólo fue tercero.

Y en casa, obligado a derrotar a demonios particulares, Rayados sucumbió con sus propios yerros y Santos tuvo grandes fallas defensivas, pero sacó su carácter, renovó su espíritu y aprovechó que el maestro Vucetich dio ventajas al meter a Pizarro, Gallardo y Moreno para sacarle los puntos, aunque es claro que el árbitro Pérez Durán, cerca del final, no marcó penal en el jalón de Torres a Pizarro, de ahí el enojo de un técnico cual fotógrafo de relieve que vive cazando las sombras.

Cuando los fans siguen viviendo en el refugio de su imaginación, se ilusionan con facilidad y deben ser cautos, pues hay imágenes de las que uno quisiera apartar los ojos, hasta se contagian de chicos que narran partidos en las redes, muy legítimo, pero éstas han creado un puñado de profetas, y el conocimiento siempre tiene un plus. No todo es gritar, eso cualquiera. Lo importante es hablar de las acciones de 22 jugadores y nombres en la cancha, no solamente los locales. No todo es satisfacer las necesidades de la imaginación. El futbol es un poeta que siempre resucita.

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