Calentamiento global, el mayor reto del siglo

El debate sobre el origen antropogénico o natural del fenómeno desvía la atención sobre la necesidad de adoptar medidas urgentes para evitar una crisis humanitaria de proporciones épicas. Escasez de recursos, migración y guerras, consecuencias de un modelo de consumo insostenible

El decálogo de AMLO contra la hipocresía

Mientras el debate sobre el calentamiento global se centra en si el fenómeno es causado por la acción del hombre o por un ciclo natural del planeta, la humanidad se acerca un punto de no retorno.

Hoy resulta casi imposible separar el cambio climático de los factores sociopolíticos que exacerban las tensiones sociales y conducen a Estados fallidos en varios rincones del planeta. Detrás de la primavera árabe, la guerra en Siria o la crisis de refugiados en Europa, se puede identificar al menos un factor relacionado con el clima.

«El cambio climático es una amenaza urgente y creciente para nuestra seguridad nacional, que contribuye al aumento de los desastres naturales, los flujos de refugiados y los conflictos por los recursos básicos como los alimentos y el agua»

Departamento de Defensa de EE.UU.

En la caída del régimen de Hosni Mubarak en Egipto, en 2011, jugó un papel importante la crisis del trigo provocada por las sequías en Rusia y China. Cuando el Gobierno ruso suspendió la exportación del cereal y el chino realizó compras de pánico para cubrir la demanda interna, los precios de la harina se dispararon en Egipto —el mayor importador de trigo del mundo—, lo que agravó el malestar social y multiplicó las protestas.

En Irak y Siria, el Estado Islámico (EI) no solo sumó a sus huestes a campesinos desplazados por las sequías, sino que tomó represas y plantas de abastecimiento de agua potable. En 2014, se hizo del control de la hidroeléctrica de Mosul, una de las más grandes del sistema fluvial que comparten Irak, Siria y Turquía, lo que provocó la intervención de las fuerzas aéreas estadounidenses. La inestabilidad de la región derivó en un éxodo de millones de personas, lo que aumentó la presión migratoria sobre los países europeos.

«Cuando el cambio climático seca los ríos, reduce las cosechas, destruye la infraestructura crítica y desplaza a las comunidades, exacerba los riesgos de inestabilidad y conflicto»

Antonio Guterres, secretario de NU

Esta situación, sumada al aumento de incendios forestales, huracanes, inundaciones y otros desastres naturales, ha hecho que el Pentágono incluya al cambio climático como una amenaza para la seguridad nacional, junto a la posibilidad de un ataque terrorista en suelo estadounidense y la proliferación de armas de destrucción masiva. Salvo en 2018 —durante el Gobierno de Donald Trump—, el cambio climático ha aparecido en todos los informes del Departamento de Defensa realizados desde 2004.

«El cambio climático es una amenaza urgente y creciente para nuestra seguridad nacional, que contribuye al aumento de los desastres naturales, los flujos de refugiados y los conflictos por los recursos básicos como los alimentos y el agua», señala el reporte de 2019.

En el más reciente, de octubre de 2021, el Departamento de Defensa responde al llamado del presidente Joe Biden a reformar los planes de adaptación climática. Sin embargo, el plan se enfoca en decisiones estratégicas, operativas y tácticas, pero no en reducir la contaminación por el uso de combustibles fósiles. Cabe recordar que el Ejército de Estados Unidos consume en promedio más petróleo que varios países del mundo en conjunto.

En los últimos años, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (NU) ha celebrado varias sesiones sobre cambio climático, pero el año pasado lo hizo primera vez con jefes de Estado y de Gobierno. Salvo Rusia, la mayoría de los países del Consejo apoyaron la declaración de que el calentamiento global representa una amenaza para la paz mundial.

«Cuando el cambio climático seca los ríos, reduce las cosechas, destruye la infraestructura crítica y desplaza a las comunidades, exacerba los riesgos de inestabilidad y conflicto», dijo Antonio Guterres, secretario general de NU.

«Es hora de empezar a tratar la crisis climática como la crisis de seguridad que es, dijo John Kerry, quien fuera secretario de Estado de Barack Obama y hoy ocupa el cargo de enviado presidencial especial de Estados Unidos para el clima. «Ningún país puede resolver esta crisis solo, es precisamente para este tipo de problemas que las Naciones Unidas fue creada», advirtió.

Puntos de no retorno

Según datos del Banco Mundial, las sequías podrían sumar un total de 216 millones de desplazados para el año 2050. A este número se añadirían los refugiados climáticos por el aumento del nivel del mar a causa del derretimiento de los glaciares. Tan solo en Bangladesh, se calcula que la subida de un metro en el nivel del mar provocaría el desplazamiento de 30 millones de personas. Ante este panorama, India ha cercado con doble valla los más de tres mil kilómetros de frontera que comparte con su vecino.

Un estudio de Climate Central publicado en la revista Nature Communications calcula que el aumento del nivel del mar será de entre 0.6 y 2.1 metros en el transcurso de este siglo, lo que podría desplazar a más de 200 millones de personas. Según esta proyección, amplias zonas de Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Tabasco, Veracruz, Sonora, Sinaloa y Nayarit podrían quedar sumergidas para el año 2100. Una situación similar afectará a ciudades costeras de todo el mundo, incluida Norfolk, Virginia, donde se encuentra la base aeronaval más grande de la Armada de Estados Unidos.

Tal como sucedió con los efectos nocivos del tabaco o los organismos modificados genéticamente (OMG), existe una campaña que intenta desacreditar la lucha contra el calentamiento global, bajo el argumento de que el aumento de los gases de efecto invernadero no es causado por el hombre.

Este debate está desviando la atención sobre las medidas urgentes que se deben tomar para evitar una crisis humanitaria de proporciones épicas.

El aumento de la temperatura del planeta ya está por alcanzar el límite máximo de 1.5ºC establecido como «irreversible» en el Acuerdo de París (2016). Entre los casos de «puntos de no retorno» para el ecosistema planetario, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) menciona la desaparición de arrecifes coralinos, el deshielo de los sistemas polares y la deforestación de la selva amazónica, entre otros.

Mientras estudios internacionales alertan que algunas zonas de la selva amazónica ya están liberando más carbono del que son capaces de almacenar, el deshielo de la Antártida podría llegar a un punto crítico en los próximos 40 años.

Desde la década de 1990, la Antártida ha perdido casi tres billones de toneladas de hielo y continuará perdiéndolo a un ritmo constante si el aumento de temperatura continúa. El World Resources Institute advierte que incluso una diferencia de medio grado en el aumento de temperatura que el Acuerdo de París señala como máximo, de 1.5ºC a 2ºC, podría sumar 10 millones más de desplazados para 2100.

Lo mismo sucede en Groenlandia, donde la capa de hielo se acerca peligrosamente al punto de no retorno. En algunos puntos ya se ha derretido y en otras alcanza apenas tres kilómetros de profundidad. Si esta capa se derritiera por completo, se calcula que el nivel del mar del planeta aumentaría siete metros.

Sin embargo, lejos de generar preocupación, el deshielo en el Ártico ha despertado el interés de empresas y gobiernos por nuevas vías marítimas y extracción de petróleo.

¿Qué se debe hacer?

Una de las primeras medidas del presidente Joe Biden fue regresar a EE.UU. al Acuerdo de París, del cual había salido en 2020 por decisión de la administración de Donald Trump. No obstante, también hubo advertencias, pues su Gobierno no había fijado metas para la reducción de emisiones contaminantes.

El plan de Biden se dio a conocer en diciembre pasado, cuando informó que su Gobierno buscará reducir un 65% sus emisiones de efecto invernadero para 2030 y alcanzar la neutralidad en las emisiones de carbono para 2050 (emitir a la atmósfera la misma cantidad de gases que se absorbe por otras vías).

Pero si bien el plan señala las acciones que se deben tomar por parte del Gobierno federal para reducir su huella de carbono, no determina qué debe hacer el sector privado.

Algo similar ocurre con el Acuerdo de París, que pese a ser un instrumento jurídico que compromete a los países a cumplir ciertas metas, el mismo no es vinculante y no existen medidas coercitivas para quienes las incumplan.

Por su parte, Naciones Unidas (NU) ha establecido 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030, entre los que destacan poner fin al hambre y la pobreza, impulsar las energías no contaminantes, desarrollo de ciudades sostenibles y realizar alianzas para lograr los objetivos.

En el objetivo 13 titulado «Acción por el Clima», NU advierte que «el cambio climático está alterando las economías nacionales», por lo que propone, entre otras cosas, incorporar medidas políticas, estrategias y planes nacionales y mejorar la educación, la sensibilización y la capacidad humana e institucional respecto de la mitigación del cambio climático, la adaptación a él, la reducción de sus efectos y la alerta temprana.

Además, llama a «cumplir el compromiso de los países desarrollados que son partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de lograr para el año 2020 el objetivo de movilizar conjuntamente 100 mil millones de dólares anuales procedentes de todas las fuentes a fin de atender las necesidades de los países en desarrollo respecto de la adopción de medidas concretas de mitigación y la transparencia de su aplicación, y poner en pleno funcionamiento el Fondo Verde para el Clima capitalizándolo lo antes posible».

Las metas son loables y el camino está trazado, pero en última instancia depende de los gobiernos aprobar medidas y leyes orientadas a cumplir los objetivos planteados, pues en un mundo globalizado, la inacción y la falta de acuerdos para cambiar el modelo de consumo y la explotación descontrolada de recursos naturales equivale a justificar un genocidio en nombre del libre comercio.

La educación y la prensa también juegan un papel importante, pues como dice Naciones Unidas, «para alcanzar estas metas, todo el mundo tiene que hacer su parte: los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y personas como usted». E4


El decálogo de AMLO contra la hipocresía

En el período de campañas a la presidencia de la República en 2018, las organizaciones ambientalistas consideraban las propuestas de López Obrador, candidato de Morena, como las más amigables para el medioambiente. Sin embargo, las metas y planes de acción de su gobierno en la materia habían sido tibias e incluso contradictorias (el Tren Maya enfrenta oposición justamente por su impacto al medioambiente)

Apenas en noviembre pasado, en el marco de la Conferencia Sobre el Clima (COP26) de Naciones Unidas en Glasgow, Escocia, el presidente mexicano llamó a poner fin a la «hipocresía» de este tipo de eventos.

«Ya basta de hipocresía y de modas, lo que hay que hacer es combatir la desigualdad monstruosa que hay en el mundo. (Los líderes) están aumentando la producción de petróleo (…) al mismo tiempo que están llevando a cabo estas cumbres para la protección del medioambiente (…) Llegan todos en aviones particulares (…), estaba Europa lleno de aviones, de puro mandatario, jefes de Estado», dijo.

«Si se busca proteger el medioambiente lo que hay que hacer es tomar decisiones, actuar, no es discurso», señaló AMLO al destacar que México está invirtiendo mil 300 millones de dólares al año en «el programa más importante de reforestación en el mundo». Se refería al programa «Sembrando Vida», que según el mandatario inspiró el programa «Bosques y Uso de la Tierra», acordado en la COP26.

El pasado 17 de junio, en el Foro de las Principales Economías sobre Energía y Acción Climática, encabezado por el presidente estadounidense Joe Biden, López Obrador presentó un decálogo de las acciones que México tomará para luchar contra el cambio climático.

El plan, que incluye modernizaciones de plantas hidroeléctricas, reducciones de emisiones de gas metano y creación de parques solares, fue aplaudido por John Kerry, quien ha trabajado de cerca con el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, y otros funcionarios, para atraer inversiones de compañías estadounidenses interesadas en la transición a una economía limpia. E4

Las 10 medidas de la 4T contra el cambio climático

1) Proyecto de modernización de 16 plantas hidroeléctricas para incrementar la producción de energía limpia.

2) Pemex destinará 2 mil millones de dólares con el objetivo de reducir hasta en 98% las emisiones de gas metano en los procesos de exploración y producción petrolera.

3) Producir el 50% de vehículos con cero emisiones contaminantes para 2030.

4) Construir un parque solar fotovoltaico en Puerto Peñasco, Sonora.

5) 17 empresas estadounidenses invertirán en México para producir mil 854 megawatts de energía solar y eólica.

6) Se crearán parques solares en la frontera de México con EE.UU. y redes de transmisión que permitan exportar energía eléctrica a California y a otros estados de EE.UU.

7) Se modernizarán las seis refinerías ubicadas en México. Además de la adquisición de Deep Park y la construcción de una refinería en Dos Bocas, Tabasco

8) Se construirán plantas coquizadoras en Tula, Hidalgo y Salina Cruz, Oaxaca, lo que permitirá transformar el combustóleo en gasolinas menos contaminantes

9) México está implementando el programa de reforestación, con la siembra de un millón de hectáreas de árboles frutales y maderables. Este programa significa una inversión anual de mil 500 millones de dólares. Los árboles sembrados absorberán casi cuatro millones de toneladas de dióxido de carbono.

10) Para 2024, México se compromete a producir al menos el 35% de toda la energía que consume de fuentes limpias y renovables.

Argentina, 1977. Periodista, editor y corrector de periódicos mexicanos y argentinos. Estudió Comunicación Social y Corrección Periodística y Editorial en Santa Fe, Argentina. Actualmente es jefe de Redacción de Espacio 4, donde trabaja desde hace más de diez años.

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