Cambio climático y crisis del agua; el planeta, con los minutos contados

Mientras las corporaciones intentan desacreditar el origen antropogénico del calentamiento global, el mundo se acerca al ecocidio. El aumento de incendios forestales, inundaciones, problemas de salud y los conflictos bélicos por recursos naturales encienden la alerta del Parlamento Europeo

Sequías severas: ¿ciclo natural o desastre climático?

Klagenfurt, Austria

Incendios forestales, inundaciones, hambrunas, guerras por el agua… Un panorama apocalíptico digno de una película de ciencia ficción, que no obstante está más cerca de lo que pensamos.

La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) advierte que para el año 2040 una quinta parte de los países del mundo padecerán graves problemas relacionados con el suministro de agua potable.

El «estrés hídrico» es uno de los impactos más importantes del calentamiento global, pues la demanda de agua potable para consumo humano, industrial y agropecuario está desequilibrando el delicado sistema pluvial del planeta.

Alemania, Polonia, Hungría, Croacia y Eslovenia son algunos de los países europeos que ya tienen que importar agua para abastecer a sus pobladores, la agricultura y la ganadería. En este sentido, el Parlamento Europeo augura grandes pérdidas este año en la industria del aceite de oliva y la aceituna.

Otros países como Italia, España, Grecia, Bélgica y Portugal están sufriendo incendios catastróficos provocados por la extrema sequía que viene asolando a Europa desde hace al menos tres años.

Si bien es cierto que las sequías son parte del ciclo natural del planeta, cada vez se hacen más frecuentes y severas debido al cambio climático. Entre los factores que influyen en la escasez de agua potable, destacan dos que son clave:

Población:cada vez somos y consumimos más. La sobreexplotación de recursos hídricos y la falta de cultura del ahorro está provocando que se agoten las reservas de muchos países.

Escasez de lluvias: según la organización Plataforma Tierra, en lo que va de este año las precipitaciones pluviales representan un 34% menos que las registradas en el mismo período de años anteriores. Esta disminución de lluvias deja los suelos con menos humedad, las temperaturas se elevan y los incendios son más frecuentes y difíciles de controlar.

Pese a que aún existe mucho escepticismo sobre si el cambio climático es provocado por la humanidad, las evidencias son cada vez más contundentes.

 Cada año, el glaciólogo Daniel Farinotti hace una investigación en las montañas suizas para medir el espesor de la nieve de los glaciares de Los Alpes, los cuales son fundamentales para el abastecimiento de agua de millones de personas, pues de ahí se alimentan los grandes sistemas pluviales que proveen a toda Europa central: el Danubio, el Po, el Rin y el Ródano.

Según la investigación de Farinotti, en los últimos cinco años estos glaciares han perdido el 5% de la masa total, lo cual está intensificando el efecto invernadero: a medida que aumenta la temperatura, los suelos liberan más humedad y se generan lluvias masivas que erosionan el suelo. Esto provoca inundaciones severas y desgaste de tierras que antes eran fértiles.

Desequilibrio climático

En entrevista con Espacio 4, la especialista alemana en productos hídricos, Lisa Bruckner, advierte que pese a que Austria es uno de los países con más cantidad de agua potable en su territorio (lagos, ríos y arroyos de los se puede beber directamente), los glaciares de las montañas alpinas austriacas han perdido en promedio un metro de hielo en la última década. Y este año, podrían perder un tercio más.

«Los glaciares y la nieve en Austria han disminuido significativamente en los últimos años, si este es el caso, los recursos hídricos de Austria, como todos los recursos hídricos de Europa, están en peligro», dice Bruckner, quien trabaja en el Departamento del Agua de Austria.

Según Naciones Unidas (NU), el consumo del agua se ha duplicado en los últimos 50 años y un 40% de la población mundial carece de un saneamiento básico.

En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) destaca que «la carga de enfermedades del planeta podría ser contenida a través del mejoramiento del abastecimiento de agua, saneamiento, higiene y la gestión de recursos hídricos».

En la misma línea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que, aunque la fuente de agua debe situarse a no más de mil metros del hogar, millones de personas en el mundo deben andar diariamente hasta seis horas para recolectarla para uso doméstico.

Y aun cuando el agua es un derecho humano, NU advierte que los países pobres pagan hasta 50 veces más por un litro de agua que sus vecinos más ricos, debido a que tienen que comprar el preciado líquido a empresas privadas.

Un reportaje sobre el cambio climático de la cadena alemana DW-TV sostiene que el 96.5% del agua que existe en el planeta es salada y que el escaso 3.5% de agua «dulce» se encuentra concentrado en la nieve, los glaciares y en los cascos de hielo de los polos. Solo el 0.3% del agua es accesible para el ser humano en forma de agua potable.

Si miramos la manera de consumir el agua por las personas que nos rodean nos daremos cuenta de que a pocos les importa. En Alemania se pensaba que el abastecimiento de agua nunca acabaría, pero hoy ciudades grandes del norte tienen que bombear el agua del otro extremo del país porque sus mantos acuíferos están secos.

Privatización y salud

En Estados Unidos las cosas no van mejor. Un artículo de CNN en Español (12.05.21) indica que en el condado de Mendocino, California, el agua se ha agotado. «La sequía ha convertido todo el lugar en un desierto, los comercios como restaurantes y bares tienen que cerrar sus negocios por falta de agua, por toda la ciudad hay baños portátiles porque no hay agua para jalar al inodoro», señala.

 Esto, advierte la cadena, se debe a las concesiones de agua que el Gobierno de Estados Unidos ha otorgado a las grandes industrias agrícolas, las cuales desvían ríos enteros y gastan aproximadamente unos 300 millones de litros de agua al año solo para el riego.

Un empresario del grupo Cargill entrevistado por DW-TV argumenta que todo lo que hace su empresa es legal, pues se trata de concesiones otorgadas por el Gobierno estadounidense.

En San Cristóbal de las Casas, Chiapas, la población no tiene agua ni para uso sanitario, debido a que la concesión otorgada al grupo Coca-Cola está acabando las reservas. Irónicamente, el agua es vendida por la empresa a los pobladores de la ciudad.

En Bolivia, a más de una década de la privatización de los servicios de abastecimiento de agua potable, una gran parte de la población, en especial el pueblo de Cochabamba, se ha levantado en defensa del Artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la cual señala: «El Estado reconoce y garantiza el derecho universal y progresivo de toda persona al acceso al agua potable, que es un bien público, social, cultural y sin fines de lucro. Todas las personas tienen el derecho a disponer de agua suficiente, salubre, aceptable, accesible y asequible para el uso personal y doméstico».

En un reportaje titulado «El eterno problema del agua en África», el periodista Guillermo Martínez de El Confidencial asegura que solo uno de cada cuatro africanos consume agua tratada para consumo humano, lo que agrava el contagio de enfermedades y eleva la mortalidad infantil.

Tesla, la otra cara

A pesar de las evidencias de los impactos de las grandes concesiones de agua a las empresas, los Gobiernos las siguen otorgando en nombre del progreso. Es el caso de Tesla, que a pesar de los problemas que ha tenido en Alemania, recibió una de las concesiones de uso del agua más grandes de México.

Al ser entrevistado por una reportera de la DW-TV sobre el tema, el propietario de la empresa, Elon Musk, no hizo más que reírse. «Aquí no hace falta agua, niña, ¿qué no ves dónde estamos parados?» dijo señalando un bosque en Grünheide, en la región de Brandeburgo, Alemania, donde está construida una de las plantas de Tesla.

Y si los recursos hídricos son escasos en México, ciudades del norte, como Monterrey, donde se instalará la planta de Tesla, presentan problemas aún más graves de abastecimiento de agua potable. E4


Sequías severas: ¿ciclo natural o desastre climático?

​​El debate sobre el origen de la ola de sequías que asola a grandes regiones del planeta va en aumento.

Un grupo de especialistas citado por el diario español El País (11.10.22), concluyó recientemente que las condiciones actuales hacen que las sequías extremas resulten al menos 20 veces más posibles en la región extratropical del hemisferio norte.

Estos fenómenos que antes del calentamiento global se daban cada 400 años, ahora se están dando cada 20.

El Observatorio Europeo de la Sequía advierte que Europa está viviendo los veranos más calurosos desde 1880 y estima que el 47% del territorio continental se encuentra en peligro de sufrir sequías y el 17% en condiciones de alerta grave.

El menor rendimiento de los cultivos, provocado en mayor parte por el calor extremo y la carencia de agua, no solo ha disparado los precios internacionales, sino que está generando un grave problema de seguridad alimentaria en las zonas más desfavorecidas del globo.

Si a esto le aunamos las inundaciones en países como India y Pakistán o las sequías en casi toda África, el panorama del mercado de alimentos internacional es sombrío.

«Es una sequía extraordinaria, no es una situación habitual. Hay quien apunta que es la más intensa de los últimos 500 años, es difícil de poder concretarlo, pero sin duda es la más intensa de las últimas décadas», advierte el climatólogo y portavoz de la Agencia Española de Meteorología (AEMET), Rubén del Campo.

Lo cierto es que todos los grandes ríos de Europa han disminuido su afluencia hasta en un 30%, lo cual es alarmante y dificulta la navegación misma que es vital para el transporte de materia prima de alimentación e industria.

El problema es severo y parece no haber marcha atrás, pues los recursos hídricos no son recuperables ni sustituibles, lo que aumenta las tensiones entre los países europeos por las concesiones del agua.

¿Cuánto más habrá que esperar para que una guerra estalle a causa de la falta de agua? ¿Existe una solución viable ante esta situación?

La Fundación AquaE propone cuatro soluciones para enfrentar los problemas de las sequías:

Transformar el agua salada de océanos y mares en agua potable. Este proceso se conoce como desalación de agua y ya se realiza en las plantas de todo el mundo.

Reutilización de agua regenerada. Es una solución innovadora que apuesta por la resiliencia hídrica. Se trata de agua residual depurada que recibe un tratamiento adicional en una estación de regeneración para que se pueda reutilizar de manera segura para el consumo.

Recarga de acuíferos. Es sabido que mucha del agua potable está bajo tierra y es abastecida de manera natural por la nieve derretida y la lluvia. Pero debido a las sequías este proceso está fallando, por lo que una solución es la construcción de una línea de pozos en el acuífero principal con los que inyectar agua tratada procedente de la planta regeneradora más cercana. Esta inyección de agua alimentaría de forma sostenible al acuífero y actuaría como barrera contra la intrusión salina.

La digitalización de los sistemas de abastecimiento de agua está ayudando a maximizar la eficiencia en la gestión del recurso. La sensorización e integración de los datos puede ayudar a automatizar de las decisiones que permitirían desarrollar sistemas de alta resiliencia, así como crear análisis predictivos y prescriptivos con los que anticipar los fallos, las fugas o riesgos y dar soluciones de manera inmediata. E4

Mexicana. Estudia música en Klagenfurt. Vivió en Viena varios años y ama este país (Austria) desde que llegó. Su pasión es descubrir y escribir sobre las anécdotas y experiencias de personas que luchan por un mejor futuro.

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