Campañas pobres = resultados pobres

No es difícil intuir que los resultados pobres de participación en una elección pueden deberse a campañas pobres, sin idea ni creatividad y, sobre todo, con la intención de una verdadera participación ciudadana en el proceso electoral en Coahuila.

La colaboración del humilde escribiente fue escrita 7 días antes de las votaciones en la entidad para renovar el poder legislativo de Coahuila, proceso electoral considerado, desde la perspectiva política, como uno de los más importantes para la continuidad gubernamental o la renovación de poderes estatales y municipales en la próxima elección.

Históricamente las elecciones en Coahuila no superan la participación ciudadana en un 50% del total del padrón electoral, y la intermedia para renovar el Congreso, pareciera incluso para partidos y gobernantes, se gana o se pierde en las negociaciones previas y no con los resultados en las urnas que fácilmente pueden presagiarse sin trabajo previo de partidos y candidatos.

No es un secreto que muchas elecciones se pierden o se ganan con las estructuras duras, leales y correspondientes a apoyos, que votan por el partido y no por los candidatos, el ejercicio se repite y a pesar de las «nuevas corrientes» políticas, la historia se repite.

Candidatos y partidos no aprovecharon la pandemia para innovar y mostrar creatividad en protocolos, jornadas y muestra de propuestas políticas, así como compromisos de campaña para convencer a la población.

De los 11 partidos que participan del actual proceso, sólo uno hizo una campaña «diferente», sin presencia en medios de comunicación, pero eso sí, respetando su estilo antiguo de recorridos en colonias y ejidos, como lo hicieron el resto de los partidos.

El porcentaje de candidatos que realizaron recorridos es muy bajo aún, ya que ni siquiera el 50% de los más de 400 aspirantes a una curul tuvieron la voluntad y el tiempo de conocer completos sus distritos y mucho menos escuchar a los ciudadanos que mostraron reacciones variadas durante la campaña.

En voz de algunos candidatos que en forma pública y particular compartieron sus experiencias de campaña, una vez más el clamor generalizado de los ciudadanos es el hartazgo y la falta de confianza en políticos y gobernantes, además de la ansiedad y rechazo de los ciudadanos en circunstancias diferentes causadas por la pandemia.

La conclusión parcial del proceso con los resultados de participación ciudadana, seguramente no es una sorpresa para nadie: una elección intermedia floja por naturaleza y por historia; el hartazgo de la población, la falta de creatividad e innovación de candidatos y partidos, la falta de confianza ciudadana y el miedo por contraer el virus, son la combinación perfecta para un proceso electoral caro, largo y sin resultados tangibles para que la situación del estado y las ciudades mejore.

En lo político, era de esperar resultados similares a los de la legislatura que está por terminar, solo cambiarán los personajes, en algunos casos y el resto será la misma historia.

Resultados de elección pobres, por procesos y campañas pobres que seguramente dejarán funcionarios y gobernantes de la misma naturaleza que mantendrán un nivel muy bajo de la política y gobernanza que hoy vivimos los mexicanos.

Autor invitado.

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