Candidatura naranja con tonos morenos

La candidatura presidencial naranja adquiere cada vez más tonos morenos, pues cualquiera que sea el elegido, en al menos ambos aspirantes, su relación con el presidente y el movimiento de Morena es muy estrecha, visible y expresa para restar votos a la débil y desorganizada oposición.

El ya casi exgobernador o gobernador con licencia de Nuevo León, recibió el respaldo presidencial a su candidatura presidencial con al menos un par de mensajes públicos en el informe matutino de Palacio Nacional y con ello la bendición adicional del líder nacional del movimiento naranja.

Todo ello a pesar de que el propio regiomontano había declarado en entrevista con Brozo y en algunos espacios públicos y de redes de internet, que no buscaría ser candidato presidencial de su partido; por el contrario, el nobel funcionario dejó claro que no representa a una nueva generación de políticos y gobernantes porque miente y recula al más viejo estilo del partidazo y otros más.

Las aspiraciones del gober naranja, Samuel García, son legítimas y no es el primero que lo hace, solo hay que recordar al malogrado bronco, que también lo intentó y fracasó, pero además en su regreso, no marcó diferencia en la gobernanza y entregó la silla estatal sin mayor resistencia y oposición.

Incluso al exgobernador bronco sus aspiraciones le costaron pisar la cárcel por una larga temporada pues su sucesor utilizó la misma estrategia para legitimarse en el poder al inicio de su mandato.

La lección, parece no aprendida, primero porque son candidatos y no ganan, solo sirven como comparsa y para restar votos a la oposición, y, en segundo lugar: el que regresa también fracasa en la gobernanza y al final le cuesta la libertad porque en el siguiente sexenio muy seguro lo encarcelarán.

La otra alternativa es el carnal Marcelo, que juró y perjuró que sería candidato presidencial y aparecería en la boleta, no dijo específicamente en la de cual año, pero que en el proceso interno naranja tiene su última oportunidad.

El posicionamiento que logró en la interna de Morena lo colocaría como virtual ganador de la contienda naranja y dejaría sin oportunidad al ya casi exgobernador de Nuevo León, todo ello de acuerdo a los números del proceso morenista y la última encuesta pública.

A pesar de la distancia, la indiferencia y el frío en la relación presidencial con el carnal, tarde o temprano con la candidatura naranja se reestablecería la conexión e incluso con apoyos, respaldo y negociaciones en los tres niveles de Gobierno para el próximo sexenio.

Para muchos, incluidos el humilde escribiente, ambos personajes saben que no ganarán en la contienda constitucional pero que podría abonar en su carrera política personal para los próximos procesos.

Uno de los aspirantes con menor edad y más posibilidades en el futuro, el otro tal vez, en su última oportunidad y con un panorama nada positivo para gobernar, un país que se sumerge en la inseguridad y el descontento.

Autor invitado.

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