Candy

Rota sobre el arcoiris,
descubro que la lluvia
es mi única coraza.
De noche se me forman
piscinas en el hombro,
mientras cuento mis pecas.

De mañana, imagino
que buceo en ellas:
que mi nuez es esponja,
que escribo mis poemas
con la ruina de nadie.
En el fondo de todo
—cuyo cielo es trapecio—
mi cuello de botella
se empequeñece y ríe,
con un mensaje dentro:
salir jamás de aquí,
hormiga a pata coja.

O tumbada en añil:
mi barbilla es cruel
y araña el imperdible
que sujeta mis botas,
o me arranco de cuajo
el punzón que me aferra
al balcón, y me asomo.
He estado ahí abajo.
Golpeo el techo y llueve.
Diluvia mi cabello:
la lluvia es mi defensa;
éste, mi himno acuático.

He estado ahí abajo.
Abajo, más profunda.
Donde puedo estar sola.
Incluso más abajo,
incrustada en el fondo
del agua o de la tierra.
Trenzas destartaladas:
soy muñeca de sucio
trapo, pisoteada,
rota sobre el arcoiris.

(Córdoba, España, 1985). Poeta y crítica literaria. Forma parte del equipo coordinador de La Bella Varsovia y colabora como articulista en diversos suplementos literarios de la prensa española. Su obra, contenida en los poemarios Mi primer bikini, Premio Andalucía Joven 2001, Vacaciones en 2004, Tara en 2006, el cuaderno Un soplo en el corazón, en 2007 y Cuentos eróticos de San Valentín, en 2007. Ha sido traducida al árabe, inglés, italiano y portugués, y publicada en algunas antologías.

Deja un comentario