Iniciemos la columna con una pregunta ¿Ustedes por dónde empezarían a escribir su autobiografía? ¿Qué dirían? ¿Qué dejarían solamente para sus recuerdos? ¿Qué parte de su vida creen que funcionaría bien para hacer los promocionales para venta? ¿Omitirían nombres? Y algo para pensar: ¿Habría reclamos de sus cercanos?
Las autobiografías no son cosa nueva, uno puede ir a una librería y puede encontrar hasta un apartado de ellas. Desde personas involucradas en el arte, la música y la política. También hay quienes por gusto y por querer contar su historia las autopublican en plataformas como Amazon, hasta quienes lo hacen e imprimen unos cuantos ejemplares para el círculo cercano. Habrá quienes cuestionen: ¿Y este qué tanto tiene que contar? o ¿por qué me debería interesar lo que hizo de su vida?
También está el público que elige leer este tipo de lecturas para inspirarse, para conocer más sobre personas que admiran o les da curiosidad el camino que trazaron para llegar a la cumbre de su vida o de su labor social o laboral. También por el morbo, es el caso por ejemplo de la biografía de Mónica Lewinsky que escribió después del escándalo con el expresidente. Que tuvo altas ventas, claro, no por su adolescencia o su juventud, sino por su llegada y vida dentro de la Casa Blanca durante la presidencia de Clinton.
En la búsqueda de autobiografías podemos encontrar la de Ágata Ruiz de la Prada, la del expresidente Barack Obama, la del empresario Phil Knight, la del director de cine y escritor Woody Allen, la del cómico Trevor Noah, uno de los cómicos más famosos de Estados Unidos y hasta el diario de Anna Frank.
Lo cierto es que al igual que devoramos de forma adictiva una producción audiovisual como lo hacemos en el cine o nuestro televisor, lo mismo podemos hacer con las páginas de libros que nos zambullen en el remolino de algunas de las vidas más intensas y adictivas.
Experiencias curiosas, historias de superación que inspiran o sucesos que conmueven. Además, algunas de estas obras tienen un plus a mayores: el hecho de estar escritas por los propios protagonistas. Importantes figuras históricas como Nelson Mandela, la desgarradora historia de Anna Frank, escritores como Gabriel García Márquez y Agatha Christie, el cineasta Woody Allen o la polifacética Patti Smith son solo una muestra de las relevantes figuras que han plasmado sus vivencias con su puño y letra.
Recientemente, la que se ha hecho notar por estar muy cerca de la muerte de la reina Isabel, además de la nueva temporada de The Queen en Netflix y recién haber lanzado un documental en la plataforma de streaming antes mencionada es En la sombra, escrito por el príncipe Harry, siendo un éxito en ventas en todo el mundo y trayendo nuevamente la polémica alrededor de la corona.
El libro autobiográfico —al día que se escribe esta publicación— lleva más de un millón de copias vendidas, vendiendo en su primera semana 467 mil 183 ejemplares. Demostrando que realmente el morbo vende y vende bien.
No podemos hacer de lado que no es casualidad el hecho de que Harry tuviera dotes de escritor, este proyecto viene de la mano del periodista J.R. Moehringer que es el escritor fantasma de esta entrega, realizando un trabajo interesante además de monetariamente atractivo tanto para el heredero lejano a la corona y del periodista.
Sin duda, esta publicación realmente hará que sea tema la vida alrededor del Palacio de Buckingham durante los próximos meses, tanto por lo que se dice en este libro como por el número de ventas, estando en el top a la par de libros como las novelas de Harry Potter y algunos de los libros de Dan Brown.
¿Ya pensaron como harían vendible su autobiografía? Para inspirarse pueden empezar a leer En la sombra.