Se afianza el centralismo y paternalismo en la capital del estado para poder retomar nuevamente el Poder Ejecutivo estatal a manos de un saltillense. Se dio por «cumplida» la exigencia de un gobernador lagunero, yo más bien lo diría la estrategia perfecta llevada a cabo por el moreirismo, quien vio en Miguel Ángel Riquelme Solís un aliado para poder conservar el poder del PRI, en una de las pocas entidades que no ha vivido la alternancia. Todo parece indicar que el favor hoy se regresa y será Manolo Jiménez el candidato idóneo quien deba asegurar el continuismo de su partido o bien pasará a la historia por no retener a Coahuila. La tarea es complicada, su partido a nivel nacional vive un descalabro mayúsculo a manos de las oposiciones e incluso no es descartable ver una posible alianza PRI-PAN-PRD para frenar el efecto Morena. De ser así, lejos quedará la exigencia de pedir justicia por el endeudamiento que se vive y que tiene frenado el crecimiento del estado a como lo merece no a como se puede. Faltan dos años para renovar el Gobierno estatal. La tarea no es fácil, ya que se argumenta que el estado recibe menos presupuesto del que necesita. Lejos quedó aquel lema de campaña de MARS —«A Coahuila lo que le corresponde»—, o bien nos conformaremos o sinceramente esto merecemos por no saber llevar de una forma sana los recursos dados en tiempos atrás y que hoy son deuda prolongada. Se jugarán las mejores fichas políticas en 2023, de ahí se marcará una gran diferencia que nos puede llevar a un desarrollo más potencial o seguir viviendo en la pasividad del endeudamiento.
El gobernador lagunero olvidó a su región, ya que recordemos que ahí él perdió en las elecciones y desde un principio dejó claro que Saltillo sería el consentido, más que claro. Quizá el próximo año el castigo se levante un poco ya que estará en la cabecera municipal un priista y será «el momento perfecto» para afianzar más confianza y seguridad en los votantes, de esta manera Manolo Jiménez podrá ir teniendo el terreno más firme en todo el estado. La Laguna por merecimiento de nombre puede decir que ya «cumplió su sueño»; es momento de retomar el poder por un capitalino.
