¿Cartas de Riquelme para la sucesión?

Las cartas que se vislumbra que puede utilizar Miguel Riquelme para jugarlas en su sucesión deberán cumplir con ciertos requisitos como: carecer de enmendaduras, raspaduras, escaseces u obstáculos, pues de lo contrario se pudieran convertir en cartas aborrecidas que podrían llevar a su partido a la debacle.

Una de esas cartas es imperceptible para la gran mayoría de los coahuilenses, pues se trata de la actual senadora por Coahuila por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) Verónica Martínez, ya que su paso por las oficinas burocráticas y de su partido, solo ha sido eso, un tránsito sin dejar plasmadas huellas que se hayan traducido en un camino que provocara por lo menos una inercia para los que la han ido sucediendo, como por ejemplo, ahora mismo su labor en el senado solo se ha reducido a cumplir indicaciones, sin mostrar una fuerza propia que le haga efectuar sus funciones legislativas que persuadan acciones que deriven en el nacimiento de normas y reformas legislativas.

Senadora: necesitamos no perdernos en caminos nebulosos y aceptar la realidad, pues el empeño que recientemente ha puesto en sus visitas a los municipios del Estado obsequiando artículos ortopédicos, es claro que lo hace por el interés de contar con el apoyo de esas personas necesitadas a la hora de develar el candidato a la gubernatura.

Desde luego esa acción es digna de encomio que hace a los prójimos limitados, pero valerse de esas tareas para un objetivo que solo a usted conviene, me parece que es un quehacer execrable.

No solo por razón de género fuera beneficiada para jugar la candidatura, pues una aspiración de esta magnitud debe traducirse  en ser recipiendario de una fuerza que envuelva su pretensión, y me parece que en este caso es insuficiente, pues el puesto que demanda su expectativa debe lucir funciones multifactoriales en donde aglutine a los poderes fácticos, a los factores reales de poder, a grupos económicos, a grupos de intelectuales, etcétera, y creo que su figura está ausente de esos conjuntos producto de su débil exposición política, además es necesario manejar con holgura el conocimiento  administrativo no solo el político a fin de que la experiencia que se adquiera derive en resultados técnicamente bien hechos y políticamente viables de manera que le ofrezcan una peana para el escalamiento en su carrera.

Estamos en tiempos en los que se deben concretar candidaturas cuyos agraciados tengan capacidad política, que sepan gobernar trabajando en forma ejecutiva, es decir, ejecutar acciones que resuelvan los problemas cotidianos y la visión para un horizonte que contrarreste la falta, por ejemplo, de empleos mediante la instalación de empresas y sus consecuencias, se necesitan aspirantes que realmente tengan iniciativa, que sean proactivos y no solo gozar del estatus de confort que aporta una curul, de igual forma, dejar a un lado la opacidad y privilegiar  la transparencia de los resultados que ha tenido como senadora, asimismo  poseer entrañas que den la pujanza para luchar por la ciudadanía y darle mejor calidad de vida, sobre todo dejar pasos firmes para que los que vienen atrás.

El verdadero sistema democrático ya no debe funcionar así en el sentido de preservar el amiguismo, sino de acercarse más a una verdadera democracia participativa.

No se caiga en el solo deseo aspiracional al puesto que dejará Riquelme, ni mucho menos en una simpatía derivada de una amistad, pues existiría el riesgo de responsabilizar al Gobernador que su partido pudiera hundirse y borrar la hegemonía que durante muchos años ha ejercido en Coahuila, y que aunque ahora mismo se encuentra en artículo mortis, se puede echar mano de la estructura partidaria y rescatar algo de lo que fue.

Recordemos que hay potencias muy poderosas a nivel nacional asentadas en el PRI y en el Congreso Federal, cuyas opiniones pesan demasiado de manera que sus puntos de vista podrían enfilar el sentido por donde transite la nominación.

Se lo digo en serio.

Autor invitado.

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