Casa Madero: ¡Ahí viene el lobo!

Es necesario recordar la fábula del «Pastorcito y el lobo feroz», donde un pequeño zagal gritaba «¡El lobo, el lobo!» y cuando acudían a su auxilio los alarmados campesinos el pastorcillo se divertía con el engaño. Así gastó la broma en repetidas ocasiones, pero cuando de verdad llegó el lobo ya nadie fue en su ayuda. La moraleja de Esopo es convincente: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.

Es el caso del empresario Brandon Milmo Brittingham, quien no es ningún pastorcillo, sino un magnate cuyo nombre, en la versión inglesa, significa «espada veloz», y que como dueño de Casa Madero asustó a los campesinos de Parras con el alarmante grito de «Ahí viene el lobo, ahí viene el lobo», que se ha convertido en una espada de doble filo que ha rasgado la pacífica realidad de este pueblo mágico, al publicitar en medios nacionales y del extranjero que un «comando armado» había tomado su hacienda. Un engaño por el que seguramente Parras recibirá un gran daño.

Y es que ese engaño a grito abierto de que en Parras merodea un «comando armado» que invade haciendas es muy preocupante. Esa fue la tendencia semanal en medios nacionales y que luego Casa Madero remató con un desplegado acusando a las autoridades estatales y municipales de no haber acudido al llamado de auxilio ante la «invasión violenta» de sus instalaciones.

Cierto es que hubo preocupación en los distintos sectores políticos, económicos y sociales de este país al enterarse del «comando armado» que ya habría irrumpido en este bastión de paz que a nivel nacional distingue a Coahuila como uno de los estados más seguros. El grito de «Ahí viene el lobo» fue una falsa alarma que se estuvo transmitiendo en la radiodifusora XEJQ, propiedad de Casa Madero.

Este columnista consultó varias fuentes y todas coincidieron en que el supuesto «comando armado» se trató de un pequeño grupo de campesinos que con palas y azadones ingresó a un predio donde se encuentra el vertedero de agua, con el propósito de limpiarlo, y cuyo acceso público Casa Madero cerró de manera unilateral de la misma forma que un día cerró el acceso al Panteón de los Cipreses impidiendo que la población pudiera visitar la tumba de sus difuntos.

El problema por un conflicto de agua en pleno desierto es tan ancestral como la disputa por el pozo de Jacob en el desierto de Cisjordania. Se requiere de mucha conciliación. Todo lo contrario, al grito desaforado de que «Ahí viene el lobo» en un estado donde gracias al gobernador Miguel Ángel Riquelme reina la paz. Hace cuatro años publiqué una carta dirigida a Brandon Milmo, donde resaltamos el gran legado de su padre, don José Milmo Garza Madero, y donde le solicitamos moderar los ataques de su primo Evaristo Madero a través de la XEJQ en contra de sus adversarios políticos. Hoy le pedimos al señor Brandon que concilie en el problema del agua y, más que todo, que modere los contenidos alarmantes que afectan la percepción sobre la seguridad y paz de Parras y de nuestro estado, un asunto que a todos nos afecta, inclusive a Casa Madero.

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