Celo democrático

El presidente del PRI en Coahuila, Rodrigo Fuentes (RF), nació ayer. Así se infiere de una declaración, matizada con asombro e indignación fingidos, según la cual las elecciones del 6 de junio las decidió el Estado con la complicidad del Instituto Nacional Electoral, pues de otra manera no se entendería, no los ciudadanos. Excepto, claro, en Durango donde su partido pudo recuperar la gubernatura con la ayuda del PAN. Sin argumentos válidos, el diputado plurinominal echa mano del embauco favorito de los perdedores: «Donde gano hay democracia y donde no, hubo fraude». «Ni en los viejos tiempos del PRI se había vivido una elección “tan” de Estado». La hipérbole es innecesaria, pero no miente, pues, en efecto, en el pasado ocurrieron cosas peores.

El discurso de los políticos desvela sus lecturas y la hondura de sus pensamientos. El presidente Andrés Manuel López Obrador se distingue de la mayoría de sus predecesores, en particular de Vicente Fox y Enrique Peña Nieto, pues conoce la historia de México y es un lector metódico y disciplinado, además de escritor. Para documentarse de las prácticas del «viejo PRI», gemelo del actual, RF puede remitirse a las Memorias (Grijalbo, 1978, 943 páginas) de Gonzalo N. Santos, el Señor del Gargaleote. El mote viene por el rancho de seis mil 282 hectáreas que el cacique potosino ostentaba en el municipio de Tamuín. El latifundio fue expropiado por el presidente José López Portillo el 18 de agosto del año de la publicación del libro. Santos murió dos meses después a causa de un accidente cardiovascular provocado por un ataque de ira, dice la leyenda.

El autoproclamado «último presidente de la Revolución» (después vendría la tecnocracia) escribe del tema en sus memorias Mis tiempos: «La ostentación de sistemas amañados, de tenencia amañados y que encubrían latifundios de gente afín al régimen y, en algún caso, hasta amigos, era una vergüenza. Como presidente y sin compromisos, ordené la afectación de uno de los más alentadores símbolos de la incongruencia» (WikiMéxico).

Carlos Monsiváis dedicó un ensayo al libro del célebre Alazán Tostado para quien «La moral es un árbol que da moras, o vale una chingada»: «Memorias es el alarde de crímenes y fraudes, el canje de la demagogia por el cinismo y la provocación, el desfile de personajes que los lectores encuentran pintorescos porque ya no tienen oportunidad de ser sus víctimas. Las memorias de Santos son reiterativas, confusas en ocasiones, transcritas sin mayores correcciones de la grabadora o de la libreta de apuntes, presuntuosas y —desde nuestro punto de vista— demasiado afrentosas, y sin embargo, o gracias a eso, se dejan leer compulsivamente, el testimonio más vívido del sector revolucionario negado al idealismo y entregado a las complicidades que quieren prestigiarse con el nombre del Sistema» (Letras Libres, diciembre de 2000).

RF no está indignado, sino asustado. No dirigirá la campaña para la sucesión del gobernador de 2023, pero su trabajo al frente del PRI incidirá en el resultado, el cual, sabe, puede ser adverso. La derrota estrepitosa de Carolina Viggiano y Rubén Moreira en Hidalgo, asumida como propia por los mandos políticos del estado, ha encendido las alarmas. Tras las victorias de Morena (de AMLO) y del fracaso de la coalición «Va por México» el 5 de junio, columnas políticas y analistas coinciden en que la ola guinda también arrasará en Coahuila y Estado de México. El celo democrático de RF cae por el peso del carro completo en las elecciones de diputados de 2020.

Torreón, 1955. Se inició en los talleres de La Opinión y después recorrió el escalafón en la redacción del mismo diario. Corresponsal de Televisa y del periódico Uno más Uno (1974-81). Dirigió el programa “Última hora” en el Canal 2 de Torreón. Director del diario Noticias (1983-1988). De 1988 a 1993 fue director de Comunicación Social del gobierno del estado. Cofundador del catorcenario Espacio 4, en 1995. Ha publicado en Vanguardia y El Sol del Norte de Saltillo, La Opinión Milenio y Zócalo; y participa en el Canal 9 y en el Grupo Radio Estéreo Mayrán de Torreón. Es director de Espacio 4 desde 1998.

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