Las plataformas digitales en los últimos años han trabajado para ser aliadas de las minorías, principalmente visualizando a la comunidad LGBT+, desarrollando productos donde uno o más personajes fueran la representación de la diversidad sexual, pero no siempre fue así de sencillo.
El avance que se ha tenido para ver películas, series, documentales en general sobre la temática LGBT+ es impresionante para algunos, otros dirían que tardío, pero como diría la abuela «todo llega a su tiempo».
Las series de temática no son algo nuevo, existe en la lista, por ejemplo, Queer As Folk. Gracias a un amigo que me prestó los DVD mismos que había comprado en el mercado ¿Se acuerdan de los DVD? Bueno, el chiste es que tenía que verlos una tarde donde mis padres no entraran curiosos para ver qué estaba viendo, o peor, quisieran pasar un momento familiar y ver juntos el televisor. Por fin tenía un producto con el que en algunas de las historias me identificaba.
El internet fue un aliado, al poner las palabras correctas en el buscador se podrían encontrar pocas opciones, puedo decir que no eran las mejores historias del mundo, quizá la más respetable era Secreto en la Montaña, temiendo que las personas supieran que la estabas viendo, temor claro a ser etiquetado.
YouTube también fue en su momento un importante banco de cortometrajes, películas y series con este tema, donde uno podría encontrar, con algo de paciencia, capítulos de series o recopilaciones de escenas gay.
El cine con temática LGBT+ se ha abierto paso, un poco lento, pero a paso seguro. Se tienen aliados que han permitido que dejen de ser películas de bajo presupuesto o que solamente se puedan ver sitios web un tanto ilegales. Películas como Los amantes pasajeros, Pride, Call me by your name no solamente forman parte de una línea más comercial, sino han permitido poner el tema gay en la agenda mediática, además de dar el mensaje en general que amor es amor sin importar las preferencias.
El cine con protagonistas homosexuales está recibiendo finalmente ya el reconocimiento que se le ha denegado durante décadas, tanto por parte de la crítica como del público, un ejemplo es Moonlight, un duro drama social ambientado en los suburbios de Miami que logró el premio Oscar a Mejor Película. Después, nominada y galardonada la ya mencionada Call me by your name (aunque se dice que el libro es mejor).
El hecho es que ya no es cuestión de verlas en la computadora del estudio a las dos de la mañana, en la laptop debajo de las sábanas o cerrando la puerta mientras prendías el DVD.
Simplemente Netflix es, por ejemplo, una de las plataformas en las que se puede encontrar más de 50 opciones con temas queer, basta que le den click a la lupa y pongan palabras claves y se darán una idea del abanico de posibilidades.
Los productos audiovisuales con sello LGBT+ han abierto cada vez más sus alas. A lo largo de los años han cuidado más las historias, adaptándose también a los movimientos sociales y culturales, y mejorado la producción —además de considerar a la comunidad gay como un importante nicho de mercado—, con ello, sea o no la intención, invita a que no solamente los homosexuales sean su público. Se va avanzando y como siempre las artes son aliadas.