Los comerciantes de Saltillo ya están preparando sus armas para participar en «El Buen Fin», el cual, de ser un viernes, sábado y domingo; ahora lo han convertido en 11 días dedicados a «despelucar» a cuanto parroquiano se les ponga en frente, con ofertas que no son ofertas, ya que por lo general es una salida de saldos que no están dispuestos a sacrificar, así las cosas.
Los más logrones además de los comerciantes «organizados», serán los bancos ya que volverán a cazar a los mismos, que el año pasado que compraron a 12 meses sin intereses y recién saliendo de su deuda volverán a caer en empeñados un año más.
Acá lo interesante y que llama más la atención es la fecha, noviembre; en este mes los comerciantes llegaron a un acuerdo con las empresas y lograron que muchas de ellas proporciones a sus trabajadores adelantos del tan necesitado aguinaldo que ya no llegará completo en diciembre y por lo tanto se tienen que ajustar, para finalmente llegar a la cuesta de enero, conde ahora les trocará acudir al Monte de Piedad y las casas de empeño para dar el campanazo inicial a la «cuesta de enero».
Y luego viene el día de la amistad, después la semana santa, continuará con el 10 de mayo y de alguna manera habrá que festejar a las madres. Luego y luego empezarán los cierres de los ciclos escolares y con ellos vendrán las graduaciones y pues siguen los zapatos, vestidos renta de trajes, la foto de graduación y demás accesorios «tan necesarios» para los graduados. El desayuno, la comida o la cena para festejar que la criatura salió de pre maternal o terminó la carrera profesional y que alcanzará el mundo real sin un trabajo formal la mayoría de ellos. Porque empresas y comercios se tienen que «ajustar» y no habrá contrataciones, a menos que se vayan a la fábrica, maquiladora con sueldos de vergüenza para una gran ciudad como Saltillo.
No es negatividad ni pesimismo, es la realidad simple y llana, porque luego vienen las vacaciones de verano y de repente llegará el regreso a clases y en esta temporada empieza la renovación de listas de material para la escuela, en donde no les dan ni papel de baño a los alumnos. Esto se sabe porque en la mayoría de las listas escolares se encuentra este producto; uniformes, la mochila de moda y demás artículos solicitados en el nuevo inventario de («in») útiles escolares.
Ya una vez acomodados y en clases y cuando todo parece estar en calma, porque ya merito terminamos con las deudas de la tele, estufa, sala o la «compu»; así, como la humedad, sin avisar habrá de aparecer de nuevo y como cada uno de los últimos años «El Buen Fin»… que no termina, más bien que da inicio a otro año de acciones voraces, oportunistas y de ambición desmedida.
No hay tregua, los comerciantes hacen su «luchota» cada día, cada celebración, cada temporada; eso si y debido a que las ventas están «flojas» solicitan con el más amargo y sentido llanto las ayudas gubernamentales, llámese municipio, estado o la federación. Pero esta gente organizada y formal no arreglan ni sus banquetas, es más, ni las limpian muchos de ellos. La meta es vender más, más caro, con menos gastos y sí es válido, pero el problema es que no le aportan nada a la ciudadque los tiene y los mantiene, en cambio ellos se olvidan de la solidaridad social, de aportarle algo que sirva para quienes hacen posible que sigan ahí «organizados y formales». Se les hace espantoso pagar dignamente a los que le cuidan sus negocios… para eso esta el salario mínimo.
¿Y si los habitantes de la ciudadaprendiesen y les dieran «consumo mínimo»? se volverían locos y amenazarían a las autoridades con el cierre de sus empresas y comercios… aunque sabemos que eso no va a pasar. Los comerciantes no pierden nunca, ellos dejan de ganar lo esperado y eso es muy diferente. Si hay quienes cerraron porque su negocio no estaba preparado, pero la realidad nos dice que no fueron tantos. Eso sí, los líderes fueron a espantar a las autoridades y solicitar un auxilio mucho antes de que la pandemia se presentara de manera agresiva, en ese momento la autoridad debió haber hecho una pregunta ¿Qué están haciendo ustedes los canacos, caniracos y demás acos por sus agremiados?
La ciudad debe ver más allá de la ya muy desgastada reactivación económica que durante la pandemia fue un pretexto muy bueno para llevar sus pesares al gobernador y al alcalde, y sacar «el chivo» sin trabajo y sin esfuerzo.
La ciudad tiene la obligación de cuidar a su gente y desarrollar campañas de servicio social, que eduque a los ciudadanos a comprar sí, pero comprar de manera adecuada y de acuerdo a sus posibilidades. Que la gente no tenga que pagar la tarjeta y el abono para siempre. Tiene que llegar un momento en las personas se puedan dar un gusto y no comprar necesidades creadas por un entorno de consumo que no les permite salir del endeudamiento perpetuo. E4