Cronología política de los últimos días del sexenio

Los vientos de renovación de la administración pública estatal empiezan a hacerse notar, pues poco a poco la influencia y la fuerza política del Ejecutivo del Estado han principiado a debilitarse ya que existen múltiples factores que así lo indican.

Una demostración que refleja esa situación, lo cual es natural en estas circunstancias dentro de los acotados tiempos gubernamentales, ha sido percibida en algunas ceremonias oficiales que encabeza el gobernador, pues sin tratar de menospreciar a los asistentes, concurren burócratas de nivel medio que llenan los espacios.

Una prueba que demuestra lo antes dicho, fue observada muy claramente en la ceremonia conmemorativa del día del trabajo el pasado 1 de mayo, donde en el patio central de Palacio de Gobierno apenas si hubo pocas filas de asientos, incluso parte de la primera fila fue ocupada por trabajadores tal vez por significarlos, además de personas que fácilmente se identificaban con funcionarios de primer nivel y que asistieron con su representación.

En el lapso entre las elecciones del próximo 4 de junio y la toma de protesta del nuevo gobernador pasarán seis largos meses, tiempo en el que el actual ejecutivo estatal debe estar enfocado a dejar limpia la casa y el nuevo inquilino preparar su programa de trabajo, ese tiempo digo, puede dar lugar a espacios vacíos que algunos aprovechados, que siempre los hay, los logren para obtener ventajas.

Realmente durante el tiempo del gobernador, hasta donde se ha podido observar a pocos meses de entregar la llave de la sede política del Estado al que la habitará durante los siguientes seis años, no se ha visto a ningún funcionario perteneciente a la primera fila jugar en dos equipos al mismo tiempo. Eso tiene dos vertientes, la primera que demuestran con hechos una lealtad inquebrantable al que los instaló en un lugar privilegiado, y la segunda que la cuerda con los que son atados al jefe está sumamente bien ajustada y les impide desviarse hacia otro lado aunque lo deseen.

Por estos tiempos ya deben estar en elaboración los libros blancos de la administración del saliente Miguel Riquelme, mismos que representan una herramienta de transparencia y rendición de cuentas en forma documental y cronológica que serán un apoyo en la entrega recepción del Gobierno del Estado al entrante, y dar el banderazo para echar a andar la nueva administración pública.

Todos estos acontecimientos ya iniciaron su proceso y están desarrollándose de acuerdo con los tiempos que concluirán un mes antes de que finalice el presente año, que es cuestión de pocos meses, con el ascenso del nuevo líder que diseñe caminos nuevos que den resultados de beneficios implementando vías que la evolución imponga en los tiempos del nuevo Gobierno.

Una vez iniciado el Gobierno que encabezará el ganador de las elecciones de junio, el anterior administrador será el blanco del escrutinio de su periodo de manera que los males expulsados por la caja de Pandora, si los hay, sean contrarrestados con los actos de buen Gobierno y el veredicto resultante la historia se encargará de publicitarlo y su figura será la que ocupe un lugar de privilegio o el desprestigio en vida.

Ya en la proximidad se acercarán los tiempos para que den inicio, en su última etapa, la carrera de relevos y sea entregada la divisa al vencedor de la contienda electoral y continúe la vereda que lleve a Coahuila hacia nuevos horizontes.

La historia siempre se repite ya que para el que se va iniciará el séptimo año, el más difícil y el más peligroso, pues será el tiempo en que se estará expuesto a la inspección oficial y ciudadana calificando el trabajo que le imprimió a su Gobierno, y sobre todo revisar si su estatus de vida cambió y también el de algunos de sus funcionarios vivales que siempre los hay.

Si no encuentras la mano que roba, busca la mano que gasta.

Se lo digo en serio.

Autor invitado.

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