¿Cuánto cuesta tu silencio?

Recuerdo que fue en una feria del libro donde conocí a Enrique, no voy a negar que lo que me atrajo fue el título La doble vida de Jesús, en portada una reina de corazones. Dicen que no hay que juzgar el libro por la portada pero en este caso funcionó, me lleve a casa a Enrique Serna y su obra.

El libro se me fue como agua, la narrativa te hace sentir que estás dentro de la historia, con acción, suspenso, giros que no ves venir. Lectura bastante disfrutable, como cuando en casa la abuela te daba un platillo casero delicioso, ¡Quiero más de esto!

Así es cuando, como buen millennial, entré a la red para conocer más sobre este autor. Egresado de Letras. ¡Y trabajaba de lo que estudió! Tenía experiencia en el área de la publicidad, escribía ensayos, cuentos, tenía varios libros publicados y llegó a escribir una columna cultural. Me atrapó.

Tiempo después di con El vendedor del silencio, en portada un hombre maduro, atractivo, con una mirada profunda que desde mi perspectiva al cruzarte con él en los pasillos de la librería sentías que te seguía para que lo llevaras a casa, ¡Y claro que me lo llevé!

La primera parte de la novela es un recuento de expresiones del poder gubernamental, del poder de los pactos para obtener puestos, buenos acomodos. Se nos presenta a Carlos Denigri, un hombre joven, atractivo, ambicioso.

Hay un momento que llegas a admirar el crecimiento «profesional» que va teniendo el protagonista, aprovechando sus habilidades de idioma y la facilitad con la que se le da relacionarse para irse posicionando, siendo reportero estrella del diario Excélsior.

Se nos presenta un México, una sociedad que estaba pegada al televisor, que lo que se veía era ley y que lo que se leía pocas veces se ponía en duda. Es allí donde el poder de Denigri se expande, al frente de una columna política y un programa de televisión. Teniendo a los públicos cautivos de lo que con su filosa pluma o lengua informaba.

Imaginen un fichero de biblioteca. Bueno, aunque en estos tiempos también tengo que decir, imaginen una biblioteca. En fin. Lo que quiero que traigan a su mente es un mueble casi de su tamaño, de madera, color caoba y con varios cajones, muchos, todos con su respectiva llave. Allí ustedes guardan secretos. Que el mensaje que le mando su mejor amiga a su ex, que la vez que su hermano llegó tarde a la casa, que el desfalco del sindicato de trabajadores obreros con el que se compró una casa su amigo diputado, cosas así, sencillitas.

Ustedes tienen cada uno en un cajón, con su respectiva prueba, la escritura, la fotografía, el screenshoot. Cerrado. Sabiendo que en cualquier momento podría salir a la luz y explotar la bomba. ¿Cuánto costaría su silencio?

Denigri  lo tenía, su fichero político, donde fungía como «vocero extraoficial» de la Presidencia, se alineaba con el poder corrupto en nombre de las instituciones, investigaba los puntos flacos de estos políticos a los que había que hurgar primero, en sus vidas privadas para acto seguido amenazarlos con publicar. Con la venta de su silencio, Denigri forjó fortuna. Ganaba millones por publicar alabanzas, pero se hizo más rico aún por medio de la extorsión.

Durante las acciones que van dando en el libro, vemos recrear los movimientos de Denigri y sus tácticas para obtener y atesorar la información confidencial mediante la cual adquiría control sobre sus autoridades y políticos.

Denigri también es un ejemplo de machismo mexicano y misoginia, que si lo trajéramos a este momento, sin duda sería tendencia desde movimientos como #MeToo, parodiando en sátiras políticas, cancelado y, espero sí, castigado por la justicia.

Esta biografía novelada permite conocer los más recónditos secretos del personaje, sus temores, su autoestima masculina fragmentada. Justificando él su machismo al pensar que las mujeres de su vida, como las madres de sus hijos y novias, provocaban sus enojos y venganzas, con lo que en una mente nublada justificaba su falta de límites y sus excesos violentos.

La segunda parte de la obra transcurre entre alcohol y humo del cigarro, mostrándonos sus círculos sociales, de trabajo, «amistades» y día a día, además de mostrarnos cómo se manejaba él, además de la política. Demostrando cómo al ritmo de jaibol y humo amasaba información y fortuna. Tomando de una forma que aunque sea en líneas uno hasta se va sintiendo «cuete», trayéndole al periodista insistentes malestares, algo que nunca logró quitarse.

Me encantó encontrar entre las líneas nombres de periodistas que todavía son punto de referencia. Tal es el caso de Julio Scherer, a quien relacionamos con la revista Proceso, que decía que Denigri vendía el ocultamiento de las verdades, su columna sostenía un mundo lleno de falsas alabanzas, imaginarios recreados, verdades a medias y mentiras siniestras.

El poder del periodista duró varios sexenios. Terminando con Díaz Ordaz. Allí leemos cómo termina su capacidad de chantaje y de acción política. Vemos en curva su vida profesional, sin ni siquiera un paraguas que lo sostuviera en la caída. De ser un hombre respetado, temido, codeándose con los altos mandos, a no estar.

Un personaje que en ciertos momentos te da ternura, ¡Hasta le crees que va a cambiar! Pero termina siempre con una actitud antisocial, viviendo en la paranoia. Teniéndolo todo pero a la vez nada.

Es Enrique Serna un vendedor de historias. Con su pluma nos demuestra su investigación, lo nítido de sus personajes y una realidad que si bien la historia se desarrolla entre los 50-70, no nos deja parecer escenarios contemporáneos. ¡Aguas!

Que el libro no los intimide por su grosor, sé que en ocasiones eso nos cansa antes de iniciar, pero desde las primeras páginas el autor te invita a arrancar y no querer parar.

Promotor cultural.

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