Cuatro Caminos

Miguel Riquelme no podía despedirse sin una obra que les recordara a los laguneros —y a sí mismo— su paso por la gubernatura. El Sistema Vial Cuatro Caminos (SVCC), por tanto, exigía cuidar cada detalle y medir su impacto, no solo urbanístico, sino también social. De haberse observado esos principios elementales no habría resquicios para la crítica y la sospecha. Una y otra surgieron y se han exacerbado después de la inauguración del paso subterráneo, el 18 de septiembre, coincidente con el cumpleaños del gobernador. Para las autoridades debe ser descorazonador que «la obra más grande» del sexenio —no solo en Torreón, sino en el estado, pues el moreirazo impide ejecutar proyectos de mayor calado— genere decepción en vez de orgullo.

Si no se toman medidas correctivas técnicamente pensadas, no atropelladas para que el remedio no empeore la enfermedad, ocurrirá lo peor: el SVCC, al cual se dedicaron 518 millones de pesos, se volverá impopular (ya empieza a serlo). La obra se realizó en un sector sin conflictos viales mayores. Ahora los hay —me consta— y causan molestia ciudadana. La inversión era apremiante en cruceros problemáticos y más aún para atender demandas seculares en materia de servicios (agua, drenaje pluvial, pavimento), me dicen en charlas casuales.

¿Cuál es el origen del enfado entre usuarios y colonos? El cierre de cruces en el bulevar Independencia obliga a dar rodeos. Cancelar la circulación oriente-poniente de Diagonal Reforma y Ávila Camacho provoca un desvío para tomar la calle López Ortiz y satura la calzada Cuauhtémoc. La ciudadanía pide soluciones, pero difícilmente las habrá en lo que resta de la administración —poco más de un mes—. Tocará al próximo Gobierno desfacer el entuerto. Mas no a la manera de Humberto Moreira, quien, para borrar la máxima obra de Enrique Martínez en La Laguna —el Distribuidor Vial Revolución—, en lugar de reparar el paso elevado defectuoso lo demolió completo, a un alto costo para los coahuilenses, y lo sustituyó por un remedo.

El SVCC es motivo de críticas y tema para caricaturistas. Enríquez lo describe como un despapaye (El Siglo de Torreón, 09.10.23). Las lluvias de estos días provocaron el cierre del bulevar Rodríguez Triana, el puente Campesino y la calle Manuel Acuña en el tramo Independencia-Constitución. «Pero qué tal la supervía frente a Cuatro Caminos», se publicó en las redes sociales. Incluir en el SVCC un acceso a ese centro comercial, al que también se le cederán espacios públicos sobre el paso subterráneo, genera cuestionamientos y recelo, pues la mayoría de los negocios de esa zona han sufrido afectaciones.

Obras de esta naturaleza tienen el inconveniente de que, al salir del paso libre, el flujo lo interrumpen los semáforos, lo cual también debió preverse para no improvisar. Esto ha obligado a la Dirección de Tránsito y Vialidad (DTyV) a apostar agentes en distintos cruceros a fin de evitar congestionamientos. El personal de TyV, por cierto, no ha recibido el reconocimiento por el esfuerzo desarrollado en los 17 meses de la construcción. Es su trabajo, nadie lo discute, pero realizarlo en condiciones a veces extremas de calor, frío y lluvia, es plausible y debe ser recompensado. Recientemente, al cruzar Independencia para tomar Sertoma, mi esposa Chilo y yo vimos a una mujer uniformada bailar con derroche de ritmo y alegría. Era una agente de Tránsito. El aplauso lo merecen ellos.

Torreón, 1955. Se inició en los talleres de La Opinión y después recorrió el escalafón en la redacción del mismo diario. Corresponsal de Televisa y del periódico Uno más Uno (1974-81). Dirigió el programa “Última hora” en el Canal 2 de Torreón. Director del diario Noticias (1983-1988). De 1988 a 1993 fue director de Comunicación Social del gobierno del estado. Cofundador del catorcenario Espacio 4, en 1995. Ha publicado en Vanguardia y El Sol del Norte de Saltillo, La Opinión Milenio y Zócalo; y participa en el Canal 9 y en el Grupo Radio Estéreo Mayrán de Torreón. Es director de Espacio 4 desde 1998.

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