De Morena, candidato desconocido

Conforme transcurre el tiempo, en la ruta hacia las definiciones políticas para seleccionar a quien participará en la elección para la gubernatura siguen surgiendo nombres.

Ahora que ya se definió que en Coahuila será un hombre, ateniendo al género, ha surgido en nuestro estado con mayor seguridad el nombre del que pueda competir por Morena, basado en el apoyo de López Obrador, e ir avanzando hacia la desaparición del Partido Revolucionario Institucional. Ya se escuchan los estertores.

Esa tendencia de la imposición por parte del presidente de la república, evoca al famoso dedazo propio de la dominación priista que escogía y enviaba a los candidatos y los imponía en la gubernatura, hasta que por fortuna fue desterrado en Coahuila por el régimen de Enrique Martínez, con el fin de que fuera el partido y los ciudadanos coahuilenses los que decidieran mediante una elección interna el que fuera a la competición, pero ahora quieren enviar a un virrey descartando lo que dice el presidente que presume de demócrata.

Por supuesto que me refiero a Ricardo Mejía Berdeja, persona que hasta su figura se esfumó de nuestra entidad, quien fue subsecretario de Gobierno, precisamente durante el mandato de Martínez y Martínez hace un poco más de 20 años, el cual fue testigo de que ese Gobierno fue fruto de un proceso democrático, y que por lo visto ya lo olvidó Mejía si es que acepta competir en el 2023, y sin tomar en cuenta que no conoce el desarrollo de Coahuila, y lo peor que no lo conocen a él por la ausencia tan prolongada en nuestro estado.

Por ese tiempo Mejía Berdeja también quiso gobernar a nuestro estado por el Partido de la Revolución Democrática del que fracasó alejándose de nuestra entidad llegando al estado de Guerrero como diputado plurinominal por Movimiento Ciudadano, por lo que dio muestra de que en Coahuila no le daban importancia.

Por lo que se ve no existen garantías al tener un candidato que hizo demostraciones sin reacciones ideológicas y sin redefinir límites para obtener una visión asertiva que le marcara un camino seguro, ni estar envuelto en una burbuja que es consustancial a la mentira por provenir, si lo mandan, de un Gobierno aderezado de una mitomanía cotidiana, por lo que se presume que el presunto candidato morenista tiene adosada la línea del maquillaje que tergiversa tangencialmente opiniones políticas que lo aleja de la credibilidad, pues es un contrasentido hablar de democracia cuando se acepta invadir esferas bajo el amparo de una antidemocracia que se quiere imponer bajo un autoritarismo que humilla a los ciudadanos, que lo que desean es que respeten sus decisiones electorales y ofrecer la disposición de cooperar con candidatos conocidos por la forma de realizar su trabajo.

Por pequeña que tenga la cabeza el dirigente nacional de Morena, partido que no se mueve sin la voluntad del presidente del país, debe pensar si el candidato de que se habla, tiene, además de la capacidad, tiene, digo, el arrastre suficiente para enfrentar una empresa como la que se avecina, ya que los arrebatos presidenciales basados en una delirante decisión, lo pueden llevar a un desfiladero del que no saldrá bien librado y cuya carrera política puede ser truncada, que lo obligue a enfilarse a Sonora donde podría tener cabida.

Lo deseable es que los candidatos de todos los partidos sean políticos que residan en nuestro estado donde vivan a diario el latir de toda actividad, y no conocerla a control remoto sin palpar los problemas que a diario se suscitan.

En las democracias modernas ya no deben existir ese tipo de imposiciones propias de Gobiernos absolutistas sin tomar en cuenta la voluntad del elector. Se lo digo en serio.

Autor invitado.

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