Debates electorales en Coahuila

Los debates de candidatos a algún puesto de elección popular pueden ser un instrumento positivo para la democracia de los mexicanos, siempre que respondan a un verdadero ejercicio de debate de propuestas y no de descalificación política y partidista.

En Coahuila, los candidatos a gobernador tienen la oportunidad de participar en al menos dos debates organizados por el Instituto Electoral de Coahuila (IEC) en las dos ciudades (Torreón y Saltillo) que representan el mayor número de votos para partidos y aspirantes.

En esta edición de Espacio 4 se aborda el tema del entorno, pero para la fecha de publicación, ya se habrá realizado el primer debate en la ciudad de Torreón y será tema de análisis y evaluación la oportunidad que tuvieron candidatos para responder verdaderamente al objetivo de un debate.

Desafortunadamente en contadas ocasiones, los debates responden a un verdadero ejercicio de presentación de propuestas que pueden ser cuestionadas por los participantes de acuerdo a la viabilidad reales y sobre todo los recursos con los que se piensan ejecutar.

Para nadie es un secreto, incluso para los mismos ciudadanos, confirmar que durante una campaña el «prometer no empobrece» y muchos candidatos con sus partidos y asesores de publicidad político-electoral caen en la delgada tentación de hacer promesas que seguramente no van a cumplir, pero que pueden impactar en la decisión de los ciudadanos para emitir su voto.

Los debates por el contrario en México se convierten en la mayoría de las veces en encuentros de ataque personal y político entre aspirantes buscando, incluso con pruebas, descalificar a sus contendientes, con información correspondiente a sus partidos o gobernantes y de grupos afines de poder y al historial que tiene como servidores públicos.

Ciertamente no es malo que se ventile información referente a los antecedentes positivos y negativos de quienes contienden, pero deben establecerse otros mecanismos y escenarios para presentar esas denuncias o «balconeos»; el debate no debe ser el lugar donde se realice la descalificación.

En la experiencia de los ejercicios democráticos de este tipo, no solo en México, si no en el mundo, es común observar que los aspirantes se atacan entre sí, sobre todo aquellos que se encuentran bajan abajo en las encuestas y dedican su tiempo para ataques personales que generan popularidad y convertir el debate en un acto de sensacionalismo.

En la actualidad los debates se mantienen grabados en las redes de internet y aunque durante el día de su transmisión original los ciudadanos no puedan verlo, la cobertura de medios y las propias redes generan información que puede ventilar episodios y momentos que pueden establecer ganadores y perdedores de un debate, clasificación superficial que podría influir en el ánimo y decisión de los electores.

El humilde escribiente insiste que el verdadero ganador de un debate es aquel aspirante que justifica y argumenta sus propuestas y las defiende con explicaciones claras y reales para su realización y no con discursos, promesas incumplibles y ataques a diestra y siniestra.

Autor invitado.

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