El proceso electoral para renovar la gubernatura de Coahuila contempló la realización de tres debates entre los cuatro aspirantes al poder ejecutivo estatal, de los cuales, dos son responsabilidad y organización del Instituto Electoral de Coahuila (IEC), mientras que la Coparmex Coahuila Sureste realizó el ejercicio más parecido y correcto de la figura de debate.
Para algunos las comparaciones pueden ser malas, pero en algunos casos, como el que ocupa esta colaboración, es necesario para ubicar el objetivo y los resultados de un ejercicio de la democracia que debería abonar a mejorar los procesos electorales y los ciudadanos logren mejores alternativas para tomar decisiones de apoyo y sufragio.
Al momento de compartir la presente colaboración el segundo debate del IEC, ya se realizó, pero no será objeto de análisis y evaluación como los dos anteriores por los tiempos, pero de acuerdo con las declaraciones del consejero presidente del organismo electoral estatal, el ejercicio sería muy parecido al primero organizado en la ciudad de Torreón.
En el análisis detallado del primer ejercicio que estuvo lejos de ser un debate, la organización, para muchos, deja dudas sobre su efectividad, pues más allá de los ataques entre candidatos, al final los moderadores fueron incapaces de controlar a los grupos que apoyaban a los candidatos con muestras que rompieron las reglas previamente establecidas.
La polémica generada por las preguntas personales de los moderadores a dos candidatos en particular, generó dudas respecto al ejercicio y función de los mismos, pues en todo caso si se buscaba exhibirlos, seguramente también se podía incluir preguntas incómodas a los otros dos.
Evidentemente no es malo o incorrecto el actuar de ambos moderadores por su naturaleza de ser periodistas y el ciudadano podría agradecer los cuestionamientos para aclarar dudas respecto al pasado de los contendientes, pero cuesta trabajo no interpretar una tendencia y sobre todo que los cuestionamientos y señalamientos podrían dejárselos a los contendientes.
Más allá de eso, el primer debate tuvo de todo y entre líderes de opinión y muchos ciudadanos seguramente el sabor de boca no fue el mejor porque se generaron cuestionamientos al ejercicio que se alejó de un verdadero debate de ideas, propuestas y posicionamientos de los candidatos.
En el segundo debate, el que fue presentado por Coparmex Sureste y organizado por «Debates Ciudadanos», los cuatro candidatos participaron en un ambiente totalmente diferente, con una ejecución casi perfecta en tiempos y espacios y con un verdadero formato de debate que incluía la participación de líderes de opinión y ciudadanos.
El desempeño de los candidatos fue mejor y la percepción de los analistas y opinión pública reconoció un mejor ejercicio sin tendencias y con un orden que bien podría ser ejemplo para ejercicios futuros; hay que destacar en este debate la participación del Instituto Tecnológico de Monterrey, campus Saltillo, que permitió contar con instalaciones y apoyo de directivos, maestros y estudiantes, que ofrecieron un toque adicional de profesionalismo y calidad.
Es importante para el futuro, sobre todo el próximo año, que los ejercicios de debate sean organizados sin tendencias, sorpresas y posturas oficiales de los árbitros electorales que hoy son objeto de ataque y controversia incluso por los propios entes de Gobierno.
Para los institutos electorales federales y estatales, es mejor no hacer cosas buenas que luego parecen malas, que a la postre pueden costar interpretaciones de parcialidad entre los electores y sobre todo entre quienes pretenden desaparecer esos organismos ciudadanos.
Entre los aspirantes y candidatos del futuro el mensaje es claro, hay que prepararse al máximo para participar en debates donde los enfrentamientos tengan que ver con cuestionamientos de cómo, cuándo y con qué se realizarán las propuestas y proyectos de campaña, para que los ciudadanos cuenten con verdaderos juicios de valor y tomen su decisión final en las urnas.
