Desigualdad entre ricos y pobres, la más honda en 25 años: Oxfam

El efecto pospandemia y guerra en Ucrania crean crisis convergentes. Los Gobiernos buscan redistribuir la riqueza con alzas de impuestos a quienes están en la cima. Reino Unido, España, Chile, Argentina y Colombia, a la vanguardia en esta política

Primero los de abajo… y también los de arriba

Ultrarricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres es la conclusión que arroja el informe 2023 de Oxfam, publicado bajo el título «La ley del más rico». La confederación internacional, formada por 19 organizaciones no gubernamentales, advierte que por primera vez en 25 años la pobreza se ha incrementado al tiempo que los ultrarricos han visto crecer drásticamente sus ingresos, y los beneficios empresariales han alcanzado niveles récord, por lo cual la desigualdad se dispara.

Las crisis recientes han desencadenado retrocesos monumentales en la batalla contra la indigencia y el flagelo del hambre. Asimismo, han impulsado un auge en la cesantía y un declive en las percepciones salariales. En consecuencia, las políticas de austeridad penden como espada de Damocles sobre los más desfavorecidos del planeta.

«Por el bien de todos primero los pobres, y hay menos pobreza y menos desigualdad en nuestro país, esto es un gran logro, ese es el objetivo principal de cualquier Gobierno».

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México

La reducción paulatina de la pobreza extrema sufrió un revés con la aparición de la pandemia y la crisis energética. La respuesta equivocada de los Gobiernos ante una y otra contingencia provocó que, en 2020, más de 70 millones de personas cayeran en pobreza extrema —vivir con menos de 2.15 dólares diarios— lo cual representa un incremento del 11% en relación con el período prepandemia.

El mundo encara, además, una crisis de hambre prolongada y en aumento. Incluso antes del vertiginoso ascenso en los costos alimentarios en 2022, alrededor de 3 mil 100 millones de individuos se veían impedidos de acceder a una alimentación saludable, cifra que no hace sino incrementarse. Las personas atrapadas en la vorágine de la pobreza extrema son las más perjudicadas por el alza de los precios de los comestibles, ya que se ven obligadas a destinar dos tercios de sus recursos para procurarse los alimentos necesarios.

«Necesitamos Gobiernos e instituciones fiables y responsables que garanticen que los recursos recaudados a través de los impuestos se utilicen para promover el bien común. De hecho, las instituciones corruptas son más vulnerables frente a la influencia indebida que ejercen los ricos».

Oxfam («La ley del más rico»)

Para más inri, en 2020, la COVID-19 provocó una pérdida de horas de trabajo casi cuatro veces mayor que durante la crisis económica mundial de 2008 y aún no se recuperan los niveles previos. En el caso de las mujeres el impacto resulta mayor, pues sus empleos se caracterizan por niveles de informalidad más alto que el de los hombres, especialmente en los países meridionales del mundo, lo cual hace que sean más vulnerables a los despidos. A escala global, las mujeres perdieron 64 millones de empleos, que supuso un coste de al menos 800 mil millones de dólares en pérdida de ingresos.

Manos llenas

La riqueza conjunta de los multimillonarios registró un ligero declive en 2022, luego de haber tocado cifras récord el año previo, pero aún se encuentra varios billones de dólares por encima de su valor previo a la pandemia. Los indicadores más recientes sugieren que en los últimos meses los magnates han retomado la senda ascendente de su crecimiento. En 2022:

  • El 1% de la población concentraba el 45.6% de la riqueza mundial, mientras que la mitad más pobre tan solo tenía el 0.75 %.
  • 81 milmillonarios ostentan más riqueza que el 50% de la población mundial.
  • Diez milmillonarios poseen más riqueza que 200 millones de mujeres africanas en conjunto.

Mientras gran parte de la sociedad aún no se recupera de las consecuencias de la pandemia global, y la guerra en Ucrania exacerba el coste de la vida, los sectores más acaudalados sacan provecho de las crisis convergentes. El dominio global de los gigantes farmacéuticos les permitió elevar los precios de las vacunas contra la COVID-19. La codicia ha generado ganancias sin precedentes y expuesto a los países pobres —y al mundo— a la enfermedad del coronavirus. De manera paralela, un grupo de megaempresas aprovecha la crisis del costo de la vida. Con el aumento de gastos externos justifican el alza de precios, mientras aumentan los márgenes de ganancia.

Los bancos también han jugado un papel determinante en este escenario al inyectar billones de dólares de fondos públicos en la economía global después de la crisis financiera de 2008. Este mismo fenómeno se ha repetido tras la llegada de la pandemia mediante los paquetes de estímulos fiscales. La aplicación de recursos públicos ha impulsado el aumento en los precios de los activos y, en consecuencia, ha engrosado las fortunas de los más adinerados del planeta.

Inflación manipulada

Atribuir la carestía a un exceso de demanda no basta para explicar el escenario económico actual, apunta Oxfam. Otras variables, como la guerra en Ucrania, se incorporan a la fórmula. La invasión iniciada por Rusia redujo el suministro de gas y provocó el incremento del precio de la energía a nivel mundial. Sin embargo, en el caso de los alimentos, los precios ya habían aumentado considerablemente desde mucho antes. La interrupción del suministro de cereales desde Ucrania no hizo sino agravar el problema.

Esto lleva a pensar que los réditos al alza y los márgenes en ascenso son un factor determinante en la escalada de la inflación. Las corporaciones no se limitan a trasladar el aumento de los insumos al consumidor, sino que aprovechan la coyuntura para capitalizar la crisis, enmascarando así sus intentos de imponer tarifas y precios aún más gravosos. Análisis llevados a cabo en Estados Unidos, el Reino Unido y Australia dejan al descubierto que entre el 54 y el 60% de la inflación en esos países se encuentra directamente ligada al incremento en los beneficios empresariales.

Oxfam analizó las rentas de algunas de las mayores empresas de alimentos y energía del mundo y calculó el margen de utilidades extraordinarias obtenidas en los últimos meses. En su mayoría, la tenencia accionaria de las compañías que controlan el mercado mundial de alimentos tiende a quedar en manos de individuos con ingresos y fortunas insospechadas. Por ejemplo, en Estados Unidos, el estrato más adinerado, constituido por apenas el 1% de la población, ostenta el control del 53% de las participaciones accionarias. El análisis de 95 empresas revela:

  • El volumen total de beneficios extraordinarios que han logrado asciende a 306 mil millones de dólares.
  • Sus utilidades se han multiplicado por más de 2.5 (un 256%) en 2022, comparado al promedio del período 2018-2021.
  • El año pasado, las empresas repartieron entre sus accionistas 257 mil millones de dólares en dividendos; es decir, el 84% de las ganancias fueron directamente a manos de los socios.
  • El 76% de estas empresas aumentó sus rendimientos.

El aumento de la inflación hace que la mayoría de los trabajadores sufra una pérdida de poder adquisitivo real al no actualizarse sus salarios en la misma medida. Según el análisis del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el incremento inflacionario habría arrojado a la pobreza a una cifra aproximada de 71 millones de personas en un lapso de tres meses, de marzo a junio de 2022.

Gravar la riqueza

Una combinación de políticas monetarias y fiscales erradas tiene a la economía global al borde de una recesión. Como nunca había sido tan necesario incrementar el gasto público para hacer frente a la pobreza, el hambre y el cambio climático, los Gobiernos han decidido tomar el camino contrario —y fácil— de recortar presupuestos y poner en marcha variadas medidas de austeridad. Oxfam calcula que tres cuartas partes de los Gobiernos tienen previsto implementar esta estrategia en los próximos cinco años, por un importe que podría ascender a los 7.8 billones de dólares.

La mayoría de las naciones no ha implementado políticas progresistas que prevengan o mitiguen la desigualdad, ni tampoco facilitan la redistribución de la riqueza y el poder, factores que podrían interrumpir el círculo vicioso en el cual los más acaudalados moldean las políticas y ejercen influencia en las decisiones gubernamentales. Cabe destacar que se han inyectado billones de dólares provenientes de fondos públicos para sostener las economías de las naciones desarrolladas. Aunque esta acción ha evitado un descalabro económico y mayores agravios para las personas en situaciones de pobreza extrema, el dinero cae siempre en los más ricos.

En cambio, encuestas de opinión pública coinciden en que la mayoría de la población apoya subir los impuestos a los más favorecidos. En consecuencia, a lo largo de los últimos cinco años, Gobiernos de todo el mundo han lidiado con manifestaciones multitudinarias de movimientos sociales que se oponen a la tendencia regresiva que impera en los sistemas tributarios y que pretenden desplazar el grueso de la carga fiscal sobre el conjunto de la sociedad en lugar de sobre las corporaciones.

Ante esta situación, varios Gobiernos han puesto en marcha medidas para aumentar la carga fiscal sobre los más ricos. Reino Unido dio reversa a su promesa de recortar los impuestos a las rentas más altas, ya que los mercados financieros se desplomaron cuanto intentó llevarlas a la práctica. En Chile se debate una reforma fiscal que contempla un impuesto sobre la riqueza neta de las grandes fortunas. En Colombia se aprobó un nuevo gravamen para la riqueza de hasta el 1.5% y se incrementó los impuestos sobre las rentas de capital. Otras naciones como Argentina, Bolivia y España avanzan para aumentar la tributación de quienes más tienen. E4

Desigualdad extrema

  • La riqueza de los milmillonarios se ha duplicado en los últimos diez años, acaparando casi seis veces más riqueza de la que acaba en manos del 50% más pobre de la población.
  • De cada 100 dólares de la riqueza generada en los últimos 10 años, 54.40 dólares han ido a parar a manos
    del 1% de la población más rica, mientras que el 50% más pobre tan solo ha percibido 0.70 dólares.
  • La riqueza obtenida por el 1% de la población más rica en los últimos 10 años es 74 veces mayor que la que ha llegado a manos del 50% más pobre.
  • A partir del 2020, por cada dólar de nueva riqueza que pudiera obtener cualquier persona del 90% más pobre, un milmillonario se embolsa 1.7 millones de dólares.
  • Por cada 100 dólares de nueva riqueza generados en el mundo entre diciembre de 2019 y diciembre de 2021, 63 fueron a parar a manos del 1% más rico de la población, y tan solo 10 al 90% más pobre.
  • Desde 2020, la riqueza conjunta de los milmillonarios ha aumentado a un ritmo de 2 mil 700 millones de dólares al día.
  • Según el Banco Mundial, en el momento más crudo de la pandemia, las pérdidas de ingresos del 40% más pobre de la población mundial duplicaron a las del 20% más rico, y la desigualdad de ingresos a nivel global aumentó por primera vez en décadas.

Fuente: Oxfam


Primero los de abajo… y también los de arriba

A diferencia de otros presidentes de izquierda, López Obrador se resiste a gravar las grandes fortunas

La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador ha impulsado medidas laborales que propician una recuperación gradual y sostenida del salario mínimo, después de décadas de atraso y negligencia. Además, se han implementado políticas que permiten avanzar en la ampliación de los derechos laborales con el objetivo de disminuir la inestabilidad en el ámbito laboral.

De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), entre el primer trimestre de 2022 y el primer trimestre de 2023, la pobreza laboral presentó una disminución a nivel nacional de 1.1 puntos porcentuales al pasar de 38.8% a 37.7% y el ingreso laboral real per cápita tuvo un incremento anual de 7.3%, al pasar de 2 mil 850.25 pesos a 3 mil 058.60 pesos. Lo anterior se vio acompañado por un aumento anual en el número de personas ocupadas de 2.4 millones, aunque de esas, aproximadamente 1.2 millones fueron informales.

«Por el bien de todos primero los pobres, y hay menos pobreza y menos desigualdad en nuestro país, esto es un gran logro, ese es el objetivo principal de cualquier Gobierno», comentó el presidente López Obrador ante las cifras del Coneval, en la rueda de prensa realizada el 11 de agosto. «Esto no nos lo van a poder quitar, esta alegría que nos produce, el que haya menos pobres en nuestro país. Eso sí me llena de orgullo», agregó.

Durante la misma conferencia estableció una comparación con las administraciones anteriores. «Miren, 2004, el porcentaje de la población en pobreza, es decir, de todos los mexicanos, era del 47 por ciento, esto es el Gobierno de Fox; con Calderón, 46.1 por ciento; este es con Peña Nieto, 43.2; y este es con nosotros, hasta el 22, 36.3. Miren esto, 10 por ciento menos de pobreza en comparación con los Gobiernos panistas. Ofrezco disculpas por el enojo que les va a causar a los conservadores».

Sin embargo, a pesar de los progresos en las políticas sociales y laborales de la 4T, y en medio de diversas crisis derivadas de los impactos de la pandemia de COVID-19, que incluyen desafíos relacionados con el costo de vida, la salud, la economía, lo social y los cuidados, así como crisis estructurales, como la emergencia climática, los superricos en México han experimentado un incremento en sus fortunas de un tercio (33%) desde el comienzo de la pandemia.

En el período comprendido entre 2019 y 2021, por cada 100 pesos de riqueza generados, 21 fueron a parar al 1% más acaudalado de la población, mientras que apenas 40 centavos beneficiaron al 50% menos favorecido. Tan solo Carlos Slim, considerado el hombre más rico del país, América Latina y el Caribe, aglutina una riqueza mayor que a la de media nación. Su patrimonio aumentó un 42% desde el inicio de la pandemia, lo que equivale a un millón de dólares por hora. En promedio, las fortunas de los magnates mexicanos crecieron 117 veces más rápido que el resto de la economía, sin necesidad de abonar ni un peso extra al país por estas ganancias desorbitantes. E4

Recomendaciones para cambiar el sistema fiscal mexicano:

  1. Establecer un impuesto federal progresivo a las grandes fortunas.
  2. Promover modificaciones fiscales profundas, progresivas y transparentes.
  3. Revisar los privilegios fiscales del 1% más rico.
  4. Priorizar la inversión pública en infraestructura social, como salud, educación y cuidados.
  5. Impulsar la participación del Gobierno mexicano en las discusiones fiscales regionales.

Fuente: Oxfam

La Habana, 1975. Escritor, editor y periodista. Es autor de los libros El nieto del lobo, (Pen)últimas palabras, A escondidas de la memoria e Historias de la corte sana. Textos suyos han aparecido en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de Espacio 4 y de la revista hispanoamericana de cultura Otrolunes.

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