Detección de cáncer: mito y realidad

Transcribo textualmente un resumen del enlace siguiente con relación a mitos y realidades sobre el cáncer, especificando que coincido en el contenido de acuerdo con mi limitada experiencia médica clínica de unos 50 años de ejercicio profesional continuo.

Desde 1971, cuando el presidente de los Estados Unidos firmó la Ley Nacional del Cáncer, el cribado (detección temprana) ha sido un sello de calidad en el control del cáncer. La idea fundamental era que se curarían más cánceres si se detectaban y trataban antes de que aparecieran los síntomas. Durante las décadas siguientes, se invirtieron cantidades astronómicas de dinero y grandes esperanzas en la implementación de programas de cribado poblacionales. Sin duda, cualquier esfuerzo dedicado a diagnosticar el cáncer presintomático es aceptado con la idea de poder reducir la mortalidad por cáncer, algo que hasta hace relativamente poco parecía una meta difícil de alcanzar. En la actualidad, se han documentado efectivamente disminuciones en la mortalidad por cáncer en varios tipos de neoplasias normalmente graves. Sin embargo, la mayor parte de esta mejora parece haberse debido a los avances terapéuticos más que al cribado. No obstante, múltiples investigadores continúan argumentando que el cribado ha hecho una contribución sustancial a esta mejora, por ejemplo, en el cáncer de mama; otros siguen afirmando que la reducción de la intensidad del cribado para el cáncer de próstata puede ser perjudicial.

Ya se ha comentado que por cada mil hombres sanos a los que se le solicita el antígeno prostático, solo se beneficia a una, pero se provoca iatrogenia a unos 200 casos, al realizar biopsias innecesarias con lesiones uretrales que empeoran la calidad de vida, con necesidad de utilizar pañales o disfunción eréctil.

La promoción de los cribados de cáncer es una actividad clave de muchas sociedades oncológicas y organizaciones benéficas ciudadanas. Múltiples organizaciones de pacientes —puestas en marcha por sobrevivientes de cáncer, muchos de los cuales están convencidos de que la detección les salvó la vida— se han convertido en poderosas defensoras públicas de los programas de cribado. Un gran número de académicos ha basado sus carreras científicas en estudios teóricos y empíricos sobre la detección precoz del cáncer. Y una comunidad aún mayor de proveedores de atención de la salud se ganan la vida mediante la detección, el diagnóstico, el tratamiento y la vigilancia de los pacientes de cáncer detectados en los cribados.

El cribado (detección) es un gran negocio: más cribado significa más pacientes, más ingresos en los departamentos de diagnóstico y servicios y más supervivientes que necesitan atención y seguimiento. Los críticos de los cribados, por eso, se enfrentan a una oposición feroz y, por eso, se producen muy pocos cambios. Creemos, sin embargo, que se necesita urgentemente un rumbo radicalmente distinto después de que hayan pasado más de cuatro décadas donde las enormes inversiones y expectativas solo han conducido al fracaso.

El cribado de detección precoz tiene como objetivo reducir la mortalidad por cáncer, pero este beneficio es decepcionantemente pequeño o no existe. Para varias neoplasias malignas, incluyendo el neuroblastoma, el cáncer de pulmón con radiografías de tórax o el cáncer de ovario con el marcador tumoral CA 125, se abandonaron los esfuerzos de cribado basados en la población debido a la falta de eficacia, al mal rendimiento de la prueba de cribado, a un sobrediagnóstico inaceptable o a una combinación de estas preocupaciones.

Un metanálisis actualizado de los ensayos disponibles muestra que no existen pruebas, o son muy limitadas, de que haya una mejoría de la mortalidad por cáncer de próstata, por ejemplo.

Sobrediagnóstico

El concepto de sobrediagnóstico del cáncer fue ampliamente desconocido hasta la década de 1990 y, en los últimos años, ha sido ferozmente atacada la idea de que sea un problema derivado de la introducción del cribado del cáncer. Ahora está claro que el sobrediagnóstico es uno de los problemas más graves que existen en relación con la detección del cáncer.

Paradójicamente, cuanto mayor es el daño del sobrediagnóstico a través de la detección precoz, más personas sobreviven con una etiqueta de cáncer debido a que han sido sobrediagnosticadas y ese cáncer nunca les habría dañado o matado si no se hubiera detectado, de esta forma más popular se hace el cribado, pues con ello se vende la idea de mayor cantidad de vida, sacrificando la calidad de esa vida.

Cada vez hay más pruebas de cribado estimuladas por el mercado y anunciadas como pertenecientes a la moderna era de los diagnósticos personalizados. Paradójicamente, los ricos pueden experimentar un empeoramiento de la salud debido al cribado excesivo y a la enfermedad iatrogénica derivada, ya que consumen más información engañosa y despilfarradora que los ciudadanos menos ricos y que las poblaciones más desfavorecidas.

Daños

Como las investigaciones más recientes muestran que la mayoría de los programas de cribado no han tenido éxito en la reducción de la mortalidad global por cáncer, surge la pregunta de si han causado algún daño, más allá de los recursos desperdiciados y los efectos secundarios del tratamiento, que pueden ser frecuentes y graves. La respuesta corta es: inevitablemente, sí. Intervenir en poblaciones sanas y comunicar a los individuos que pueden tener cáncer, pero que se necesitan más pruebas diagnósticas para confirmar o excluir el diagnóstico, puede tener implicaciones profundas en lo emocional y económico.

El miedo existencial, las opciones de tratamiento difíciles, los tratamientos invasivos con deficiencias en la calidad de vida a corto y largo plazo, la presencia del miedo, el estigma, el aislamiento social y otras tensiones asociadas con la realidad de tener cáncer, probablemente contribuyen a que, en promedio, casi uno de cada tres pacientes con cáncer cumpla con los criterios para un trastorno psiquiátrico.

El aumento de la incidencia de trastornos psiquiátricos en esta población comienza antes de que se confirme el diagnóstico de cáncer, se incrementa durante el proceso de diagnóstico y tiene su pico de incidencia justo después del diagnóstico.

Discusión

Después de casi medio siglo, la guerra contra el cáncer no se ha ganado. Los principales avances se han producido principalmente en el tratamiento y no en la prevención.

Que existe un importante sobrediagnóstico de cáncer ya no es discutido. Esto ha llevado, por ejemplo, a la Junta Médica Suiza a proponer la abolición de los programas de cribado de mamografías. Después de casi tres décadas de pruebas de PSA y de una evaluación exhaustiva de las tendencias de la mortalidad, la evidencia de los beneficios sigue siendo tan poco convincente que el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE.UU. está dejando ahora que los pacientes y los médicos decidan qué hacer.

Los daños, por otro lado, son de tal magnitud que incluso el inventor de la prueba del PSA, en un artículo de opinión en The New York Times, lamentó su descubrimiento porque ha creado más sufrimiento que beneplácito.

Paradojas de la medicina.

Lea Yatrogenia

Egresado de la Escuela de Medicina de la Universidad Veracruzana (1964-1968). En 1971, hizo un año de residencia en medicina interna en la clínica del IMSS de Torreón, Coahuila. Residencia en medicina interna en el Centro Médico Nacional del IMSS (1972-1974). Por diez años trabajó como médico internista en la clínica del IMSS en Poza Rica Veracruz (1975-1985). Lleva treinta y siete años de consulta privada en medicina interna (1975 a la fecha). Es colaborador del periódico La Opinión de Poza Rica con la columna Yatrogenia (daños provocados por el médico), de opinión médica y de orientación al público, publicada tres veces por semana desde 1986.

Deja un comentario