António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas (UN), envió un mensaje a propósito del Día Internacional contra la Corrupción, que se conmemora cada 9 de diciembre:
«La corrupción es criminal e inmoral, y representa la máxima traición a la confianza pública. Es aún más perjudicial en tiempos de crisis, como está ocurriendo ahora en el mundo con la pandemia por el COVID-19. La respuesta al virus está creando nuevas oportunidades para explotar la supervisión débil y la transparencia inadecuada, desviando recursos que debían estar destinados a personas que se encuentran en su momento de mayor necesidad».
Sabemos que la corrupción no es un fenómeno exclusivo de México ni los comportamientos delictivos son marca registrada de los mexicanos. Sin embargo, al escuchar el mensaje de Guterres, no podemos dejar de pensar en lo que hemos visto y lo que tal vez jamás veremos que está ocurriendo con los recursos públicos en nuestro país y nuestro estado durante estos meses de pandemia.
Tanto instituciones federales como estatales y municipales, se han visto en la obligación de destinar recursos para la emergencia por COVID-19 pero también en la posibilidad de hacerlo por adjudicaciones directas gracias al decreto de «acciones extraordinarias en las regiones afectadas de todo el territorio nacional en materia de salubridad general». El argumento de las autoridades ha sido la escasez a nivel mundial de algunos de estos insumos y el encarecimiento de los equipos, materiales y medicamentos. Pero hemos visto también el trabajo de organizaciones de la sociedad civil que ha revelado que se trata de pretextos, para cometer actos por lo menos deshonestos en este momento en que la corrupción, como dice Guterres, es criminal e inmoral.
Por parte del gobierno federal, este 2020 se perfila para llegar a ser el año con más adjudicaciones directas en más de una década, según un estudio de Mexicanos Contra la Corrupción. Además, las instituciones con más contratos dados por adjudicación directa son Diconsa, Canal 11 y la Secretaría de Cultura, entre otras. Esta tendencia sugiere que las malas prácticas prevalecen aún en dependencias que no están relacionadas de manera directa con la atención a la salud.
Los estados han tenido la misma puerta abierta para designar recursos y hacer compras en esta modalidad, a precios altos y con empresas de dudosa procedencia. Desgraciadamente, la información real sobre lo que están gastando será difícil de conseguir inmediatamente para su análisis y publicación en medios, y por parte de otros organismos que dedicamos esfuerzos al combate a la corrupción.
La ONU dedica un día específico para recordarle a gobiernos y ciudadanía de todo el mundo sobre la importancia de vigilar, participar y construir instituciones y procesos para hacer frente al cáncer de los negocios personales con dinero público.
Recordemos también que no se trata de casos aislados ni de buenas o malas personas en el servicio público y las empresas privadas con las que operan; la corrupción es, siempre, una red extensa de personas que operan bajo el amparo de un sistema de impunidad generalizada en México, que han nacido y se cultivan en un caldo que culturalmente cada vez los señala más y les permite menos políticamente al ser descubiertos.