Legislatura local y cheque en blanco

Al parecer muy seguramente la obsecuencia será la norma que siga la próxima legislatura local, pues el acaparamiento total de escaños pertenecientes al partido político del gobernador los hará seguir su línea aunque se diga lo contrario, en el sentido de que su trabajo parlamentario no asemeja una garantía parecida a un documento tipo bancario con características propias que le sea redituable, al aceptar que lo que llegue al Congreso del estado con sello palaciego sea aprobado en forma expedita.

La línea que une a los dos poderes, desde la dominación priista, ha tenido una consistencia de manera que no sea cortada, por lo que la normatividad pretendida por el centro político del estado, al llegar al recinto parlamentario recorra el camino de la tramitología en forma ágil y sin obstáculos y se logre su aprobación, ya que el trazo marcado por el gobernador es una definición que la han seguido los legisladores que pertenecen a su establo, por lo que la vía legislativa caminará al ritmo que le marquen.

Para el que será el presidente de ese poder no le será difícil dirigir al cuerpo parlamentario, pues la gran mayoría corresponde a su casa política, lo que se traduce en que la falta de oficio legislativo no requiere de una dirección estudiosa, pues solo le corresponderá seguir los caminos que le marquen.

Los electores y la ciudadanía en general actualmente poseen una madurez política que no fácilmente los matizan con actitudes encubiertas con apariencias de verdad, por lo que es conveniente dejar de lado frases que no convencen y que al externarlas dañan la inteligencia, sobre todo, de los que son aptos para emitir el sufragio durante las jornadas electorales.

La legislatura local debe trabajar como una unidad, es decir, es unicamaral y en el caso de Coahuila se facilitará su operación con mayor facilidad cuando se trata de parlamentarios cuyo sello es igual, situación que favorecerá su labor, pues los opositores, que representan la minoría, ayudarán al desahogo de los asuntos legislativos basados en una reciprocidad de compañeros de club.

Se supone que los diputados constituyen una instancia de negociación política, poniendo frenos y contrapesos, en donde deliberan las fuerzas políticas que fueron escogidas por los electores y a quienes les deben rendir cuentas de los trabajos que se discutan en el Congreso del estado, y que los resultados deben poseer características de justicia a fin de que el Ejecutivo del estado los promulgue y la ciudadanía los cumpla, camino que sabiamente instituyó Montesquieu para evitar las supremacías de alguno de los poderes.

Con la legislatura que empiece sus trabajos en enero del 2021 será la última con la que termine su administración pública el gobernador Riquelme y cuya calificación seguramente será aprobatoria por parte de los diputados, y que en honor a la verdad, si sigue trabajando como hasta ahora, no les faltará razón para darle el visto bueno, pues ha logrado despejar el camino de avanzada a pesar de los inconvenientes, sobre todo en materia presupuestal, por parte de la federación pero que implementando estrategias con amarres y desamarres en los renglones que componen el presupuesto de egresos y utilizando los ingresos derivados del Impuesto sobre nóminas, ha logrado proyectar para el siguiente año las erogaciones primordialmente necesarias para cumplir con los compromisos más apremiantes que le ha demandado el progreso de Coahuila.

El próximo año se realizará la elección para constituir la Cámara baja, sépase escoger a los próximos candidatos a diputados federales que representarán a nuestra entidad, pues éstos deberán tener la fuerza suficiente para defender a nuestra entidad de los efectos nocivos por parte de la federación, ya que han saltado algunos nombres para estos puestos que están revestidos de un color desvaído que a la hora de las confrontaciones se hacen como que no los ven.

Se lo digo en serio.

Autor invitado.

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