Discursos y errores de campaña

Las campañas políticas que aún no cumplen el primer mes destacan, entre otras cosas, por los errores de algunos candidatos en sus discursos, que incluso permearon más que sus incipientes, increíbles e incluso risibles, propuestas de gobernanza en el futuro prometedor para este país, porque seguramente, con cualquiera que gane, México saldrá delante de sus problemas y nos convertiremos en una superpotencia mundial.

Con la aceptación del humilde escribiente que hoy las redes sociales provocan la viralidad de la información morbosa o incluso que genera burla y exhibe las debilidades de los políticos y aspirantes a gobernantes, el fenómeno llega también a los medios de comunicación tradicionales, priorizan los tropezones, descalabros y errores mediáticos de candidatos y partidos.

Pero el problema no es que las redes maltraten a los que se equivocan, el meollo del asunto es que a pesar de que se dedican a eso, que cuentan con equipo de asesores que cobran y muy bien, que existen colaboradores que escriben discursos que son estudiados y analizados por varias personas, incluso los propios candidatos, aún con todo eso, se equivocan y envían mensajes que dejan mucho que desear para los ciudadanos.

Los errores de los discursos de los candidatos exhiben su nerviosismo, su falta de preparación y capacidad de lectura y dicción, además sus conocimientos básicos sobre el país para convertir sus discursos en mensajes populistas que sólo quedarán en el recuerdo negativo de sus buenas intenciones.

El nivel populista de las campañas, no solo en México, en todo el planeta, provoca que aspirantes y gobernantes digan cosas de las que se deberían arrepentir y que el impacto que provocan puede generar desde incertidumbre económica hasta social.

Hay una marcada tendencia de dar discursos sin leerlos, con una aguda intención de improvisar y dejarlo todo en la débil capacidad de conquistar a las audiencias con frases matonas, chistes y ataques que dividen en vez de unir y con ello mantener una sociedad fraccionada en el encono y la disputa.

Ejemplos son muchos, Argentina, Estados Unidos, Venezuela y México, entre otros muchos, muestran que no existe conciencia cuando se trata de la lucha por el poder y se pronuncian discursos que no buscan cambios verdaderos, pero sí convertirse en el más popular de las campañas y de la propia gobernanza.

Dentro de los discursos a señalar destacan los de las candidatas presidenciales, una que confundió o tal vez fue traicionada por su subconsciente, cuando habló de la corrupción en vez de la transformación; o aquella que inventó una refinería en Tampico que no existe, o algunos como el candidato naranja de Nuevo León que aseguró que el gobernador de ese estado llevó el cáncer gratis a todos los hospitales de esa entidad.

El humilde escribiente insiste, en la pobreza de los discursos, si bien es cierto, no en todos, sí en los que se equivocaron, se convirtieron en un mal reflejo de lo que hoy son los discursos de campaña.

En las próximas semanas surgirán nuevos episodios que podrían superar los que ya quedaron registrados y no hay una percepción en el futuro de que pudiera mejorar o ser diferente para encontrar verdaderos discursos que motiven y estimulen a una sociedad débil, en muchos casos desmotivada o decepcionada, o bien quienes se conformen y disfruten de un país con políticos y gobernantes populistas y sin fondo para solucionar las urgencias que hoy enfrenta el país.

Autor invitado.

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