No está equivocado del todo el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando cita el daño que han hecho a nuestro país los ventajosos españoles empresarios de Iberdrola, OHL, Fenosa, Gas Natural, Santander y Naturgy, a los que en mala hora les concesionaron pingües negocios por Gobiernos que cobraron su tajada al entregar el oro por los espejitos de estos modernos encomenderos.
Bueno, el hecho de que el rey Felipe VI se haya negado a pedirnos perdón de rodillas a los indios mexicanos, como AMLO lo exigía, sí que calienta, pero eso ya lo pagó con creces cuando la reina consorte Leticia —bella, joven y soltera— vivió y estudió en Guadalajara y con mucho pesar el rey tararea la canción de Vicente Garrido, «No me platiques más».
Y no es el pueblo español el que se ofende y reclama, pues ellos mismos sufren hoy el alto costo de la energía eléctrica y el gas, efectos del mercado mundial y la privatización. ¿Usted cree que no están deseosos de que el Estado intervenga con subsidios? Pero eso perjudica al «mercado» y es socialismo populista, como AMLO pretende hacer en México.
Y ya ve cómo es que en nuestro país han salido los enemigos de AMLO a defender a los españoles que ni se inmutan. Ellos no invierten a lo pendejo, sus inversiones están seguras en contratos «superblindados» difícil deshacer sin grandes costos de indemnización.
La corrupción fue de los Gobiernos de Fox, Calderón y Peña, y de AMLO que no los mete al bote. Los españoles tienen poca culpa, aunque también son corruptos hasta la médula, como su podrido rey emérito Juan Carlos I, hoy exiliado en los Emiratos Árabes por «uñas» buenas razones, como son las comisiones que cobraba a contratistas y como en México hacían Martha Sahagún, Genaro García Luna y Gerardo Ruiz Esparza en los sexenios de Fox, Calderón y Peña Nieto, respectivamente. Tanto en España como en México la corrupción es una enfermedad crónica de muy difícil terapéutica, por no decir incurable.
Lo que sí encabrita es que jilgueros del PAN, del PRI y del PRD salgan a defender a la otrora madre patria. Y gritan como José María Aznar: «Ya está bien que algunos se levanten cada día con el único fin de insultar a España». Lo hacen con el vehemente estilo Primo de Rivera como unos falangistas de cara al sol. Ya ni AMLO que es un cántabro descendiente de esa tierra que nunca fue conquistada por los árabes. Es como si el Peje gritara: «Asturias y Cantabria son España, y lo demás es tierra conquistada a los moros».
Cierto es que hay españoles decentes. En cambio, esos de Naturgy Gas son draculescos como los de Banco Santander, OHL con las autopistas más caras de México, o Iberdrola, en donde es consejero el amigote de Aznar, Felipe Calderón. En México, donde las tinieblas de la inseguridad y la violencia nos han vampirizado, ahora tenemos que soportar la competencia de esos dráculas españoles.