El 6 de junio tenemos una cita con México

Las elecciones, en un régimen democrático, deberían de ser el instrumento ad hoc para deshacerse de políticos deshonestos, no sufragando a su favor y castigando con ello a los partidos políticos que tengan la desfachatez de darles su aval poniéndolos como sus candidatos y/o candidatas. Visto así la concurrencia a las urnas debiera ser excepcional, pero… pero… ocurre todo lo contrario, la participación declina de manera importante, el abstencionismo se yergue como vencedor. Votar en las elecciones no es asunto que le quite el sueño al electorado mexicano.

Infortunadamente los escándalos y la percepción de la corrupción, son agentes que disuaden la participación electoral. Y es que es gárgola se engulle la legitimidad del sistema político. El deficiente funcionamiento de la democracia, los altos índices de corrupción, la vergonzosa desigualdad social, han sido veneno en nuestro país para las instituciones en las que esta se fortalece y prospera. En nuestro país la corrupción está generalizada y a ello obedece la ausencia de respeto de la sociedad en general por cuanto tenga que ver con el hecho político denominado Estado. La falta de transparencia de los políticos y de confianza en las instituciones tiene consecuencias desastrosas para la democracia representativa. Los partidos políticos que son los canales principales por donde transitan los intereses de la ciudadanía hoy no gozan del beneplácito de los mexicanos, el repudio hacia los mismos es mayúsculo y esto afecta sustancialmente a la democracia. Y una de las respuestas más duras es el alto grado de abstencionismo en las elecciones. Pero como en México por un voto se pierde o se gana y con la ausencia de la segunda vuelta, pues estamos aviados para el precipicio. Si solo votan tres, el candidato que obtenga dos, gana la elección.

Los comicios electorales en nuestro país, están plagados de prácticas deleznables, como son las prebendas —dádivas en efectivo, despensas, material para la construcción, tinacos, etc.—, las amenazas, las complicidades, vulneran el andamiaje de la democracia. La corrupción, desde la perspectiva de los estudiosos, tiene dos puntos de vista que se contradicen, uno de ellos estriba en considerarla como un factor que moviliza y el otro como disuasivo. En el primero impulsa a los electores para que salgan a castigar o a apoyar, en el segundo para que se abstengan llevados por el desencanto o por la apatía. Me parece que los dos son válidos, pero en mucho depende del nivel educativo y de circunstancias que tiene que ver también con el nivel socioeconómico de las personas y de la cultura política en general del país.

He vivido muchas elecciones, como candidata o apoyando a candidatos, cada elección es distinta. Hay comicios como los intermedios, sobre todo cuando se eligen diputados, que la respuesta es un alto abstencionismo, sean locales o federales. Las más atendidas son sin duda aquellas en las que se elige presidente de la república, gobernadores o alcaldes. Así, en ese orden. ¿Por qué tanto desdén por la conformación del Poder Legislativo en sus dos ámbitos? Porque el grueso de los mexicanos ignora la relevancia de las funciones de este poder y la trascendencia de éstas en la prosperidad o en el declive de la nación. También porque no les representan a muchos la oportunidad de acceder a espacios laborales, toda vez que el diputado va solo, no con la cauda de puestos del ejecutivo. Por otro lado, los casos de corrupción repetida a lo largo de muchas décadas conduce a la ciudadanía a concluir que la democracia no da para tener políticos responsables. Y esa desconfianza incide en el alejamiento de la política, lo que favorece los altos índices de abstencionismo.

Hoy tenemos una elección muy importante y la más grande que ha habido en nuestro país, se eligen gubernaturas, ayuntamientos, diputados locales y federales. En Coahuila solo tenemos para alcaldes y legisladores federales. Hay un activismo importante en redes sociales, asociaciones, verbi gratia, Si por México, Poder Ciudadano, entre otros, que están impulsando acudir a las urnas el próximo 6 de junio a ejercer su derecho al sufragio. A nivel nacional hay una efervescencia considerable, y esto es sano y deseable. Haber determinado ir en coalición tres partidos políticos, PAN, PRI y PRD, con candidatos comunes, propuestos por un partido u otro, obedeció a presentar un frente común para tener una mayoría distinta a la que hoy existe en San Lázaro, en palabras llanas, para evitar que Morena repita su avasallamiento. Pero hay entidades federativas, como es el caso de Coahuila, en la que no se dio esa alianza tripartita, y están llamando a votar por el candidato del partido diferente al bloque morenista, mejor posicionado en las encuestas, sin importar trayectoria, ni desempeño, ni honestidad, que avalen su pretensión. Lo único que se pondera es que no gane Morena.

Me preocupa esta posición tajante, y lo expreso en mi calidad de ciudadana, por encima de mi condición de candidata a diputada de mayoría por el Distrito 4 de Coahuila. ¿Por qué? Porque no es lo que México necesita para deshacerse de semejante lastre que lo hunde. El posicionamiento determinado por una encuesta es el único factor a considerar. «Es que es quien tiene más posibilidades de ganarle al de Morena, no hacerlo así es desperdiciar el voto», argumentan quienes promueven el voto útil. ¿Útil? ¿Para quién? ¿Para qué? ¿Un Congreso conformado por los que una encuesta señala como iluminati, es lo que nuestro país necesita para contener al tlatoani de palacio nacional? ¿Qué es lo que lo ha posicionado como el favorito? ¿Las despensas, las dádivas, el dinero repartido a discreción, las amenazas de las lideresas con quitarles los apoyos a los eternos dependientes —por así convenir al régimen— si no votan por el PRI? ¿Los intereses de poderosos aliados con el sempiterno gobierno tricolor? El voto útil que se promueve en el Distrito 4 es para favorecer al candidato del PRI, así de llano y de claro. De un PRI que generó un sistema político sin contrapesos, que alimentó el engendro del presidencialismo, que instauró una democracia fijada con chinchillas, huérfana del nutriente principal que es la división de poderes. Que en Coahuila, específicamente, nos ha causado los peores agravios, que instauró la corrupción y la impunidad como monedas de curso corriente, que nos endilgó a través de uno de sus gobernadores una deuda infestada de podredumbre y desaseo por la que no se ha castigado a nadie in situ, que ha robado al gremio magisterial que hoy reclama en la Plaza de Armas de Saltillo, como Agar en el desierto… ¿Quieren en nombre del voto útil sus impulsores, que los saltillenses del norte de la ciudad y los arteaguenses víctimas de un cacicazgo oprobioso, voten por uno de los miembros más emblemáticos de tan infausta procedencia? ¿Por qué? Incluso en la arenga invitan a «olvidar» el pasado y sacrificar preferencias personales. ¿Por qué?

Ahí está, en información absolutamente pública el desempeño que tuvo como diputado en la LXIII Legislatura de la que fue parte: tres iniciativas de ley, todas desechadas, sin importar que pertenecía a la mayoría dominante de la Cámara de Representantes. A la cámara se va a legislar, es el trabajo sustantivo por el que te pagan, demanda horas de estudio, de reflexión, de escribir, de redactar, de fundar y motivar tus propuestas, de comunicación efectiva con tus representados. De trabajo arduo en Comisiones, de dialogo con legisladores de las otras bancadas, de participación en tribuna, de debate en el pleno. ¿Por qué esto no se informa en las redes desde dónde promueven votar a favor del candidato del PRI?

¿Por qué no se habla de nada de esto en la promoción del voto útil? La composición de electores del Distrito 4 debe de conocer esta realidad y partiendo de ella tomar su decisión el 6 de junio. El voto útil es un voto inducido, no informado. ¿Cómo va a transformarse el quehacer parlamentario, con perfiles tan apartados de lo que debe ser y hacer un legislador?

No hay piso parejo en esta contienda, ni intención siquiera de que lo haya. En el Distrito 4 no se vale invocar votar por el candidato del PRI para que no gane Morena. Sus condiciones son diferentes. No obstante que el acarreo de sus eternos cautivos es importante y aún ahí hay personas que están hartas de semejante trato y van a votar en contra, hay otros electores en el distrito que no se mueven con dádivas, ni responden a gritos y amenazas, porque tienen la libertad que da la autosuficiencia. Morena no es el adversario en el distrito 4, es el PRI. La contienda es entre 2, PAN y PRI. Y lo expreso sin arrogancia y sin alardes. He caminado el distrito, he platicado con los vecinos. No estoy inventando nada.

Vaya a votar por favor, informado y en conciencia el próximo 6 de junio. México lo vale, es nuestra casa, nuestra amada y noble casa.

Licenciada en Derecho, egresada de la UNAM. Posee varios diplomados, entre los que destacan Análisis Político, en la UIA; El debate nacional, en UANL; Formación de educadores para la democracia, en el IFE; Psicología de género y procuración de justicia. Colabora en Espacio 4, Vanguardia y en otros medios de comunicación.

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