El derrotismo asoma en Morena; rupturas y grietas, malos augurios

Delfina Gómez encabeza las encuestas en el Estado de México, pero en Coahuila la coalición PRI-PAN-PRD toma la delantera. Armando Guadiana necesita relanzar su candidatura para regresar a la competencia. Ricardo Mejía presiona la carrera sucesoria y Luis Fernando Salazar marca distancia

Candidatura presidencial pactada; será del PAN

Guadiana: los periodicazos y el efecto bumerán

Morena empezó la carrera por la gubernatura de Coahuila con el pie izquierdo: dividido, sin plan, sin liderazgo y con la moral por el suelo. Andrés Manuel López Obrador no solo no estará en las papeletas para subirle la votación, como ocurrió en 2018, sino que Armando Guadiana tampoco goza del afecto presidencial. En cambio, sí lo tiene Delfina Gómez, candidata de la coalición Juntos Hacemos Historia (Morena-PT-Verde) al Gobierno del Estado de México. La nave guinda ha hecho agua antes de zarpar y así lo admite su almirante general Mario Delgado.

El desparpajo y los desplantes de Guadiana pueden atraerle simpatías entre la galería, pero no votos. Así se hizo patente en las elecciones para la alcaldía de Saltillo de 2021, las cuales perdió con José María Fraustro (PRI). El candidato de Morena es un político desfasado y desnortado. La ruptura con Luis Fernando Salazar, quien obtuvo el segundo lugar en las encuestas para designar al coordinador de los comités de defensa de la 4T, refleja descontrol y contraposición de intereses. Además, envía a los ciudadanos una pésima señal. En las filas del partido guinda campea el derrotismo.

Fernández —exmilitante del PAN— no es un improvisado. Tampoco lo son Shamir Fernández y Jorge Luis Morán, quienes renunciaron al PRI para apoyar a Ricardo Mejía cuando todo indicaba que el entonces subsecretario de Seguridad Pública sería postulado por Morena para suceder a Miguel Riquelme. Nadie cambia de bando a ciegas, sino cuando existen posibilidades de obtener ventajas y mejores posiciones. Guadiana debió mejorar las ofertas de Mejía al diputado federal y al exjefe de la Unidad de Inteligencia Financiera del Estado. Los dos fueron peones del «moreirato».

El enfado de Salazar con Guadiana es por haberlo suplantado con Fernández y Morán, operadores electorales y hombres de confianza del gobernador Miguel Riquelme hasta hace poco. La Laguna es clave para ganar una elección estatal. Humberto Moreira, con todo y su popularidad, perdió Torreón en 2005 con Jorge Zermeño, pero se recuperó en Saltillo. El voto anti-Moreira se pagó con años de terror, falta de inversión y estancamiento. En los comicios de 2017, Guillermo Anaya superó a Riquelme. El sufragio lagunero explica la atención de los candidatos foráneos (Guadiana y Manolo Jiménez) en esa región del estado.

La diferencia entre los políticos de antaño y los de hoy es que aquellos sabían esperar y a estos les gana la prisa y la ambición. Si Fernández hubiera tenido altura de miras, quizá hoy sería el candidato del PAN a la gubernatura, con amplias posibilidades de ganar, pues su partido estaría en el poder. Disputarle a Guillermo Anaya la nominación en 2017 dividió a Acción Nacional y confundió a los electores. El error frustró la alternancia, pues, de haberse mantenido fiel al proyecto y preservado la unidad en torno a Anaya, el PAN habría conseguido e incluso rebasado los 40 mil votos que le faltaron para ganar la elección.

La historia se repite. Tras fracasar en su aventura para ser candidato en 2017 y acusar al líder del PAN, Ricardo Anaya, de «traidor», Salazar se reincorporó, sin ánimo, al equipo de Guillermo Anaya. Hoy, relegado por Guadiana, el exdiputado federal traza su propia ruta: abandona la coordinación de la campaña y asume la defensa de la 4T. Así se deslinda del naufragio electoral del 4 de junio. Salazar, quien presumía ser el favorito de Mario Delgado, tiene olfato político y huele el fracaso de Guadiana. ¿Cuál será su siguiente movimiento? ¿Ser el «Plan B» de Morena? ¿O, en un golpe de efecto, sumar fuerzas con el candidato del PT, Ricardo Mejía? La política es el arte de lo imposible.

«Monarquía familiar»

Por irónico que parezca, Armando Guadiana debe a los Moreira su regreso a la política. Las casi cuatro décadas que pasó en el ostracismo las dedicó a los negocios. Hasta antes de renunciar al PRI, el 17 de enero de 2012, para incorporarse a la segunda campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, Guadiana era priista de hueso colorado y en su momento apoyó, como muchos contratistas, a Humberto y Rubén Moreira. La venda se le cayó de los ojos cuando el «moreirato» ya había endeudado a Coahuila con más de 40 mil millones de pesos. «No hay manera más digna de renunciar que denunciando a los corruptos porque no seré cómplice otorgando el silencio», dijo ante AMLO al término de una reunión con empresarios del país en Villa Ferré.

Guadiana dimitió al PRI cuando Rubén Moreira iniciaba su segundo mes en el Gobierno, y Humberto ya había sido defenestrado de la presidencia del PRI por el escándalo de la «megadeuda». El empresario minero y criador de reses bravas cobró notoriedad por publicar desplegados en la prensa de Ciudad de México y en redes sociales para denunciar el endeudamiento y demandar la renuncia del líder de su partido. Le extrañaba que militantes «distinguidos» como «Manlio Fabio Beltrones, Enrique Peña Nieto, Emilio Gamboa Patrón, Beatriz Paredes y muchos más que anteriormente han enriquecido el quehacer ciudadano, hayan permitido que llegase a la presidencia de nuestra organización política el ahora líder nacional, Humberto Moreira».

En vísperas de las elecciones de 2011, en las cuales el gobernador impuso a su hermano como candidato y sucesor, Reforma y otros medios insertaron un anuncio titulado: «Humberto y Rubén Moreira, vergüenza nacional para los priistas», firmado por Guadiana. El empresario acusa al clan de querer «implantar una monarquía familiar hereditaria en el estado, cuna de (Madero y Carranza) los grandes próceres de la lucha armada de 1910. (…) Los hermanos (…) han obstaculizado cualquier intento de ciudadanos a participar en el proceso de selección de candidato a gobernador de mi estado (y) confunden el diferendo político con agresión personal».

En una entrevista posterior, Guadiana advirtió que su actitud no respondía a un agravio personal, «(es) porque vemos una mala acción del Gobierno. Se ha dañado el interés social y económico del estado, fundamentalmente para el futuro. En lo personal, no tengo ningún problema con ellos (los hermanos Moreira). (…) El daño económico no es el único legado de Humberto Moreira. Está también la corrupción de la gente a través de la compra de votos. Todo con tal de mantenerse en el poder» (ContraLínea, 11.12.11).

El empresario también denunció las masacres en Allende y Piedras Negras, cometidas durante el «moreirato». Ya como senador, el 11 de diciembre de 2018 —recién iniciado el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador— presentó un punto de acuerdo para exhortar a la Secretaría de Relaciones Exteriores a informar acerca del «estatus jurídico o en su caso la resolución emitida por la Corte Penal Internacional sobre la presentación (en julio de 2016) de una denuncia por los delitos que, por su naturaleza, son considerados de lesa humanidad (…) que cobraron la vida de cerca de 300 personas».

Luego de citar declaraciones de testigos sobre la protección del Gobierno estatal al cartel responsable de las matanzas y la entrega de cantidades millonarias a cambio de protección, Guadiana apunta: «Por lo anterior se infiere que diversas autoridades del Gobierno del Estado participaron de manera activa o por omisión en esos crímenes». El senador acusó «el mal Gobierno de los últimos 12 años ejercido en el estado de Coahuila, no solo por motivos de fraudes y endeudamientos», sino también «(por) las multicitadas y penosas acciones de justicia llevadas a cabo en favor de los intereses de Coahuila por parte de tribunales de los Estados Unidos (…) y de España». Después vino el silencio.

Inseguridad y voto útil

La prioridad del candidato de Morena a la gubernatura, Armando Guadiana, consiste en salvar su campaña para las elecciones del 4 de junio. Desde su postulación en diciembre, el controvertido empresario se ha dedicado a dar palos de ciego y su desempeño en las precampañas resultó acaso el peor. La edad pesa y a los 78 años no se tiene el ánimo y la energía para lidiar con las dificultades y presiones de un proceso complejo por su naturaleza. El PRI se ha preparado para conservar el poder con el apoyo del PAN. A su vez, el partido de la 4T no ha podido resolver las pugnas internas y llegará a las urnas dividido y con una intención de voto decreciente. El escenario lo complica aún más la oposición de la clase media al presidente Andrés Manuel López Obrador.

El rechazo hacia la 4T se reflejó en las elecciones para alcaldes y diputados federales de 2021. Frente al riesgo de que Morena alcanzara la mayoría absoluta en el Congreso y se hiciera con las presidencias de Saltillo y Torreón, el voto útil, atizado por miedo de la inseguridad, se corrió al PRI y desfondó al PAN. Aún así la votación por Morena rebasó los 400 mil sufragios contra medio millón del partido gobernante. A escala federal, la alianza PRI-PAN-PRD obtuvo medio centenar de escaños más, pero el bloque Morena-PT-Verde conservó el control de la Cámara Baja, lo cual le ha permitido aprobar leyes secundarias como el controvertido «Plan B» para reducir la estructura del INE.

El objetivo del PRI es mantener los 531 mil votos captadas hace dos años (unos 50 mil más de los que obtuvo Miguel Riquelme en 2017). Esa cifra trata de fijarla en el imaginario colectivo para que no resulte extraña a la hora del cómputo. Si el PAN aporta a la coalición las 164 mil papeletas de 2021 serán muchas, pues en las elecciones de ese año una parte de su votación se reflejó ya en la del PRI. Además, el disgusto por la decisión de unirse al enemigo histórico de Acción Nacional podría reflejarse en forma de abstención o de apoyo a otras opciones. Finalmente, si la alianza llegara a perder —en política no hay nada escrito—, la derrota sería del PRI y no del PAN.

En el caso de Morena, es difícil que en los comicios de junio consiga los 406 mil votos de 2021, pues el candidato del Partido del Trabajo, Ricardo Mejía, le restará sufragios a Guadiana. La decisión del acaudalado empresario de integrar a su equipo a los expriistas Jorge Luis Morán y al diputado Shamir Fernández, para restarle votos al PRI en Torreón, representa una mala apuesta por dos razones: 1) Morán y Fernández, quienes no poseen las mejores credenciales, operaron antes por Mejía, y las simpatías por el candidato del PT no las captará Guadiana; y 2) el desprendimiento de Luis Fernando Salazar también le restará votos. En 2021 Morena recibió más de 100 mil sufragios en Torreón.

Las elecciones no se decidirán antes del 4 de junio, pero por lo pronto las tendencias favorecen al candidato de la alianza PRI-PAN-PRD, Manolo Jiménez, seguido de lejos por el representante de la 4T. Mejía es el aspirante con mayores probabilidades de crecer debido a su discurso antisistema, su oposición al continuismo y las expectativas generadas entre los sectores que pugnan por la alternancia. Guadiana necesita relanzar su campaña y conectarse con el electorado para ser competitivo. Perder la percepción de la ciudadanía sobre las votaciones para gobernador es un mal augurio y puede anticipar su derrota. El partido de la 4T sigue a la deriva. Y por si fuera poco, la expulsión de cuadros agrava la crisis. E4


Candidatura presidencial pactada; será del PAN

Si el PRI pierde Edomex y conserva Coahuila, llegaría al 24 solo con dos gubernaturas. Acción Nacional impone condiciones para la sucesión

Estado de México (Edomex) es la joya de la corona en los comicios de este año. La entidad está en manos del PRI desde hace 94 años. En las elecciones presidenciales de 1988, Edomex y el entonces Distrito Federal votaron por el candidato del Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc Cárdenas. La izquierda empezó a gobernar la capital en 1997 —con Cárdenas—. Andrés Manuel López Obrador es el único jefe de Gobierno que ha sido presidente. El Valle de México concentra el 20% de la población del país. Si Morena vence en Edomex a la coalición PRI-PAN-PRD, como anticipan las encuestas, tendrá mayores posibilidades de ganar la presidencia de la república el año próximo.

La candidata de la 4T a la gubernatura es Delfina Gómez, quien compitió por el cargo hace seis años y estuvo a menos de tres puntos de derrotar al priista Alfredo del Mazo. Esta vez, la exalcaldesa de Texcoco —por Movimiento Ciudadano y el PT— afrontará a la priista Alejandra del Moral, postulada en coalición Va por México. Gómez aventaja a Del Moral por nueve puntos, de acuerdo con la encuesta de Massive Caller del 14 de febrero. Edomex y Coahuila son los únicos estados donde jamás han tenido alternancia.

No es la primera vez que Gómez y Del Moral se enfrentarán en las urnas. En 2018 fueron postuladas por Morena y el PRI para el Senado. El triunfo correspondió a la fórmula de Gómez y Marta Guerrero. El escaño de primera lo ganó Juan Zepeda, hoy candidato de Movimiento Ciudadano a la gubernatura. Del Moral ocupó después un asiento en el Congreso local y más tarde la Secretaría de Desarrollo Social. El aspirante con mayor intención de voto para las elecciones del 4 de junio era el panista Enrique Vargas, exalcalde de Huixquilucan y actual diputado.

Acción Nacional gobierna cinco estados y el PRI tres. El partido azul y blanco cedió al PRI las postulaciones en Edomex y Coahuila a condición de postular al candidato de la alianza Va por México para las elecciones presidenciales de 2024. El PAN es la segunda fuerza en el Congreso y en la Cámara de Senadores. Además, uno de sus gobernadores, Mauricio Vila (Yucatán), se perfila para la sucesión del año próximo. Los aspirantes de Morena mejor posicionados para la presidencia son Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de CDMX, y Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores.

El presidente López Obrador mantiene una relación cordial con el gobernador de Edomex, Alfredo del Mazo, e incluso lo ha elogiado. Los «sospechosistas» advierten un arreglo con Morena para entregar el poder a cambio de una salida sin sobresaltos. En Coahuila, las intenciones de voto las lidera la coalición PRI-PAN-PRD, cuyo abanderado es Manolo Jiménez, exdiputado local y exsecretario de Desarrollo Social, lo mismo que Del Moral. El gobernador Miguel Riquelme asegura que en su caso no negociará las elecciones por un cargo en el Gobierno de AMLO.

A diferencia de Delfina Gómez, el candidato de Morena en Coahuila, Armando Guadiana, no ha podido unificar siquiera a su propio partido. El exsubsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía, nominado por el Partido del Trabajo, le ha empezado a ganar preferencias y reflectores. Frente al letargo de Guadiana, Mejía intensifica su presencia en las redes sociales y sube el tono de sus denuncias contra el exgobernador Rubén Moreira, a quien acusa de «dictadorzuelo». El mensaje para el «capo de capos», como le llama en uno de sus videos, es que «cuando el tigre ruge, los corruptos tiemblan». E4


Guadiana: los periodicazos y el efecto bumerán

Como empresario y senador, el candidato de Morena a la gubernatura paga desplegados para ganar notoriedad, pero sale raspado

La táctica de publicar desplegados en la prensa nacional para llamar la atención le ha funcionado a Armando Guadiana por ahora. A mediados de 2011, en un anuncio a plana completa, demandó la renuncia de Humberto Moreira a la presidencia del PRI por el escándalo de la megadeuda, y calificó al clan de «vergüenza nacional». Cinco meses más tarde, Cristina Díaz asumía la jefatura del partido tricolor en sustitución del exgobernador de Coahuila. La defenestración de Moreira no la provocaron los periodicazos, pero en el contexto de una sucesión presidencial escabrosa y con un candidato pusilánime (Enrique Peña Nieto) le echaron leña al fuego.

Moreira acusó a Guadiana de presuntos nexos con el narcotráfico y la PGR, donde aún tenía influencias, congeló las cuentas de una de sus empresas (Materiales Industrializados). El empresario denunció al exgobernador ante la misma instancia. «Con la llegada de Humberto Moreira a la gubernatura se agudizaron los problemas de inseguridad en el estado (…), los ciudadanos hemos sido testigos de balaceras en la vía pública, escuchado de ejecuciones, muchas historias sobre desapariciones forzadas, noticias sobre introducción de armas y dinero ilegal por las fronteras del estado además de muchos otros actos que han tenido en zozobra a nuestra sociedad, sin la mínima intervención de las autoridades locales», declaró al corresponsal de La Jornada Leopoldo Ramos (11.11.12)

El 18 de octubre pasado, un mes antes de que Morena designara al coordinador de los comités de defensa de la 4T y futuro candidato al Gobierno de Coahuila, Guadiana pagó una plana en varios diarios de la capital, dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador, para denunciar una campaña en su contra (de nuevo por presunto lavado de dinero) con el propósito de apuntalar a quien parecía ser el ungido y hoy es su competidor para la gubernatura por el Partido del Trabajo: Ricardo Mejía.

Guadiana dice con sorna que después de 17 años de que Mejía abandonó el estado le extendió la mano para acabar juntos «con más de 90 años del PRI y su corrupción en nuestro estado. De un día a otro me pidió declinar (…) y de buenas a primeras comenzó a atacarme en redes sociales y medios de comunicación de la Ciudad de México (…) con la venia y apoyo de Jesús Ramírez Cuevas (vocero de la Presidencia de la República) y un grupo de priistas resentidos, muchos de ellos con antecedentes oscuros muy alejados a los principios de Morena y su Gobierno». (No los menciona, pero si los aludidos eran Shamir Fernández y Jorge Luis Morán, ahora ambos forman parte de su equipo.)

Morena declaró a Guadiana defensor de la 4T en el estado y virtual candidato a la gubernatura, el 12 de diciembre. La maniobra de pagar desplegados volvió a darle resultado al polémico empresario. Mejía renunció a la Subsecretaría de Seguridad Pública, como Moreira al PRI 12 años atrás, pero, en su caso, no para retirarse de la política, sino para postularse por el PT. El presidente López Obrador defendió el método de encuestas para nombrar candidato, pero abandonó a Guadiana. Mejía acusa a Mario Delgado, líder del partido guinda, de manipular las pesquisas.

Cuando faltan menos de dos meses para el inicio de las campañas, las encuestas colocan al candidato de Morena en segundo lugar detrás del abanderado de la coalición PRI-PAN-PRD, Manolo Jiménez. Ricardo Mejía parece en tercer sitio. Guadiana perderá mayor intención de voto si no se espabila. La apuesta de Delgado por el senador parece condenada al naufragio. Si las cosas no cambian de curso, el sombrerudo podría recurrir a un desplegado para culpar a otros de su eventual derrota. E4

Torreón, 1955. Se inició en los talleres de La Opinión y después recorrió el escalafón en la redacción del mismo diario. Corresponsal de Televisa y del periódico Uno más Uno (1974-81). Dirigió el programa “Última hora” en el Canal 2 de Torreón. Director del diario Noticias (1983-1988). De 1988 a 1993 fue director de Comunicación Social del gobierno del estado. Cofundador del catorcenario Espacio 4, en 1995. Ha publicado en Vanguardia y El Sol del Norte de Saltillo, La Opinión Milenio y Zócalo; y participa en el Canal 9 y en el Grupo Radio Estéreo Mayrán de Torreón. Es director de Espacio 4 desde 1998.

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