El inevitable precio de un libro

Amazon, la mayor plataforma de venta de títulos digital, tiende a bajar cada vez más el costo de adquisición de sus ejemplares. Sin embargo, esta aparente bondad puede causar un desastre para editoriales y librerías

Amazon, ese gran (des)conocido

Una vez regalé un perro. A la semana me lo devolvieron sucio, flaco y con una larga y tristísima mirada que me taladró la conciencia desde sus ojos redondos. No tenían espacio, se disculpó el exdueño. Igual podría haber dicho que cagaba demasiado. Daba lo mismo pues antes de que me dedicara su tibia excusa ya había comprendido mi error.

Sabía bien que no podía quedarme con el cachorro pues contaba yo en ese entonces con tres perros y vivía —aún lo hago— en una pequeña madriguera que suelo presentar como casa habitación. Por lo tanto, me dediqué a recomponer la mascota pródiga. Con cuidados decentes muy pronto su pelo recobró el brillo, la piel escondió los huesos y la alegría hizo escala en su minúscula anatomía.

Era el momento para volver a cederlo. Pero ya no iba a regalarlo. Pedí un precio astronómico por él. Mismo que fue bajando paulatinamente hasta que, en cierto número, el costo le pareció correcto a una pareja de jóvenes que se lo llevó y, esta vez, para no traerlo de vuelta. La lección estaba aprendida. Lo que se regala, no siempre se aprecia.

Y ahora Amazon busca «regalar» sus libros. Claro que no se trata de entregarlos gratis, pero el imperio del comercio electrónico aboga por bajar más y más los precios de los mismos. Alguien, lector como yo, podría decir: pues que así sea, para leer más y mejor.

Sin embargo, tengo mis reservas sobre esta inocente esperanza. Después de todo, la historia nos demuestra que, en las leyes del comercio, el dinero que se deja de obtener por una vía ha de justificarse por otra, so pena de perecer. Y, definitivamente, el imperio de Jeff Bezos dista mucho de acercarse a la quiebra.

Entonces, ¿dónde radica el equilibrio en una propuesta de negocios tan bondadosa?

Comprendamos algo, Amazon está en condiciones, de proponérselo, de regalarnos sus libros (ahora sí, literalmente) si lo decidieran sus directivos, porque su verdadero interés es llamar la atención sobre otros productos de todas las formas y colores y que, por si no bastara, incluye hasta plataforma de ventas para terceros.

Si aceptamos esta utópica posibilidad y un día, de pronto, encontráramos títulos completamente gratis en la red, entonces serían las casas editoriales las que cargarían con la peor parte. Ellas necesitan dinero para sobrevivir y, contrario al gigante de Internet, son los libros su más importante fuente de ingresos, cuando no la única.

Y, se preguntará más de uno… ¿a los lectores qué nos importa? El triste fenómeno pudiera justificarse como un paso inevitable dentro del proceso evolutivo de la lectura… por no decir, del libro. A fin de cuentas, hoy (casi) nadie llora por los casetes para grabar música o los disquetes de computación.

Las casas editoriales se extinguirían, como dinosaurios de siglos recientes, para dar paso a una estrategia de mercado que, todavía dentro de esa posibilidad utópica, nos regalaría los libros que pretendemos leer.

El problema, vale destacar, radica en la multiplicidad de funciones de las casas editoriales pues estas no representan meras dispensadoras de libros, tal cual pretende ser Amazon. Es en ellas donde se inicia el inevitable proceso de selección de textos a publicar que tanto incomoda o aterra a nosotros, los escritores. Sin embargo, cuando comprendemos la naturaleza de este paso, terminamos por aceptarlo. Para ello debemos intentar ser más lectores y menos escritores. Acercarnos al desconsuelo de quien tiene más volúmenes que tiempo para leerlos. Ello, sin contar que los recursos para la materialización de nuestros proyectos también son limitados. Si lo analizamos con menos apego a nuestras creaciones, terminaremos por converger en un punto. A los escritores no nos molesta el proceso de selección per se, sino los instrumentos que se utilizan para ello. Sin embargo, abundar en este dilema, forzaría, cuando no un artículo completamente distinto, al menos un desvío lastimoso del presente.

Por lo tanto, prefiero asumir que, por esta vez, la selección es correcta y corresponde a cierta diversidad de criterios, todos ellos válidos, que suelen defender las múltiples casas editoras, pero cuyo resultado se iría por el caño si estas terminan por quebrar ante la despiadada competencia que les impone Amazon.

Ya algunas naciones como Francia, han tenido que destinar importantes recursos para que los libreros sobrevivan a la competencia que les presenta la compañía de Bezos. Temo, empero, que deriven en medidas efímeras y de paupérrimos resultados.

Si mañana alguien nos ofreciera millones de títulos gratis, puede que leamos más, pero dudo que mejor. A Amazon no le importa en demasía los títulos que ofrece y pareciera que nos deja a nosotros la generosa tarea de escoger. No obstante, las opciones que nos muestran siempre serán limitadas, incluso recicladas. A la larga, mantener un monopolio sobre el comercio de los libros terminará por crear un filtro temerario sobre la literatura, acaso peor que cualquier censura dictaminada desde una oficina gubernamental.

Por supuesto, con las casas editoriales y los libreros fuera del juego, la estrategia de la autopublicación ganaría adeptos. Es una tendencia que sigue al alza en estos momentos, válida y muy socorrida, especialmente entre los jóvenes a quienes no les importa que no les paguen con tal de que alguien los lea.

No me atrevería a criticar esta opción. De hecho, en mis inicios, yo hubiese sido capaz de pagar por tal de ver mi nombre al pie de alguna revista, ni qué decir en la portada de un libro. Mas, pregunto, ¿qué sucederá con esos jóvenes una vez que maduren, tengan un trabajo al que acudir durante horas, una casa que mantener y dos o tres hijos que cuidar? Justo ahí comprenderán que un par de billetes extras no vendría nada mal tras publicar. Solo que Amazon no se los dará. En el mejor de los escenarios, les alquilará su plataforma para que los intenten vender por sí mismos. Y, otra vez, intuyo apenas, será difícil encontrar compradores para un producto desconocido que siempre emergerá demasiado caro en medio de una amalgama de otros títulos completamente gratis.

Afortunadamente, ese escenario literario y apocalíptico no pasa hoy de ser consecuencia de elucubraciones intelectuales y mercadológicas. Sin embargo, como una función matemática que busca con perseverancia su límite, cada día nuestra realidad se acerca más a esta terrible ficción. Por lo tanto, aunque muchas veces he tenido que tragar en seco por los desorbitantes precios de algunos buenos títulos, prefiero que éstos existan sin importar que mi bolsillo no se halle a la altura de los mismos.

Pretender lo contrario, además de egoísta, se me antoja irrisorio. El mundo sería demasiado gris si cada uno de sus portentos se encontrase al alcance de la mano, sin abonar un mínimo esfuerzo por conquistarlo. Además, ¿qué sería de los buenos amigos a quienes les podemos sustraer un libro de vez en cuando y de cuando en vez? E4

Plataformas populares para vender ebooks

Amazon Kindle Direct Publishing, KDPEs la plataforma de autopublicación de Amazon.
UDL DigitalEs un servicio exclusivo de Casa del Libro.
BubokEs una de las primeras plataformas para la publicación de libros en español.
LuluConocida fundamentalmente por su servicio de impresión bajo demanda.
BlurbPermite la publicación en formato electrónico y también la impresión en papel.
Kobo Writing LifeEs la plataforma online para vender y consumir ebooks de Rakuten.
PayhipTrabaja desde sus inicios con PayPal y funciona de forma sencilla.
SmashwordsEs una plataforma que permite, además de vender libros propios, acceder a su programa de afiliación para vender libros de otras personas.
Apple iBooks StoreEs la tienda online de alcance mundial de Apple.
Google Play BooksEs la plataforma para vender ebooks de Google.

Amazon, ese gran (des)conocido

La compañía de Jeff Bezos lidera el mercado «editorial». Solo los autores independientes buscan un mayor equilibrio entre las plataformas para lanzar sus obras

En 2021, las ventas de libros en Amazon representaron un 15% de sus ingresos totales, según datos del portal de estadísticas Statista. Es decir, alrededor de 70 mil 473 millones de dólares de los 469 mil 822 millones de dólares que facturó la plataforma ese año.

Acorde a los informes de otro portal estadístico, authorearnings.com, Amazon se posiciona como el principal jugador en el mercado de libros en América del Norte, incluyendo las ediciones independientes, donde no se emplea el ISBN. Esta gigante plataforma representa el 74% de las ventas de libros electrónicos en Estados Unidos, dejando un pequeño porcentaje para sus competidores como Apple iBookStore, Barnes & Noble, Kobo US y GooglePlay Books, entre otros.

A pesar de que los grandes sellos editoriales obtienen entre el 60% y el 70% de sus ventas digitales a través de Amazon, informes internacionales señalan una situación diferente para los autores independientes. Estos últimos distribuyen sus obras de manera más equitativa entre los principales canales de distribución internacionales, escapando en cierta medida a la abrumadora dependencia de esta plataforma.

¿Es rentable este marketplace?

Ismael Gálvez Clavijo, responsable de marketing y comunicación de IC Grupo, del que forma parte Podiprint, responde a esta pregunta:

«La respuesta a si es rentable, o no, vender libros a través de Amazon solo la tiene el editor (o el vendedor correspondiente). Eso sí, antes de lanzarte a esta aventura online tendrás que tener varios factores en cuenta. El primero de ellos es la comisión que se lleva este marketplace cada vez que una obra de tu catálogo sea comprada.

En este sentido, Amazon te cobra 39€ al mes si tienes un catálogo activo, o 0,99 por unidad vendida si optas por no pagar dicha cuota. A ello hay que sumar la tarifa por referencia por cada producto vendido, que en el caso de los libros es del 15,45%. O lo que es lo mismo, al precio de venta de cada ejemplar habrá que restarle casi un 16% cada vez que sea adquirido a través de este marketplace.

»Si aspiras a vender por internet, quizás te sea más sencillo abrir tu propio eCommerce, u operar con distribuidores que también te ofrezcan superar tus limitaciones físicas y con una inversión mínima (caso del modelo bajo demanda). Al menos conocer sus tarifas para que puedas comparar con los datos de Amazon y saber si te es rentable, teniendo en cuenta, además, el volumen de ventas».

Vender libros en Amazon puede ser una excelente manera de llegar a una audiencia amplia, pero también tiene sus desafíos, especialmente en términos de competencia y control sobre los precios y la visibilidad. Es importante considerar múltiples canales de venta y estrategias de marketing para complementar la presencia en esta plataforma. E4

Ventajas

  • Alcance global: Amazon es una plataforma global, lo que significa que puedes llegar a audiencias de todo el mundo, lo que aumenta las posibilidades de venta de tus libros.
  • Facilidad de uso: Es relativamente fácil listar y vender libros en Amazon. El proceso de publicación es bastante directo y existen herramientas para autores independientes que facilitan la autoedición.
  • Visibilidad: Amazon es uno de los principales mercados en línea y los libros pueden ser fácilmente descubiertos por los usuarios a través de sus algoritmos de recomendación, lo que puede aumentar las ventas.
  • Opiniones y reseñas: Los clientes pueden dejar reseñas y calificaciones, lo que puede generar confianza en nuevos compradores y aumentar la credibilidad del autor.

Desventajas

  • Comisión y tarifas: Amazon cobra tarifas por la venta de libros y también aplica comisiones porcentuales en función del precio del libro, lo que puede afectar los márgenes de ganancia del autor.
  • Competencia: Debido a la gran cantidad de libros disponibles en Amazon, puede ser difícil destacar entre la competencia y lograr visibilidad, especialmente para autores nuevos o desconocidos.
  • Control limitado: Los autores tienen un control limitado sobre los precios de sus libros y las políticas de la plataforma pueden cambiar, afectando las estrategias de precios y promoción que un autor puede implementar.
  • Dependencia de la plataforma: Al depender en gran medida de Amazon, los autores pueden enfrentar desafíos si hay cambios en las políticas de la plataforma o si se presentan problemas técnicos que afecten la visibilidad o la venta de sus libros.

La Habana, 1975. Escritor, editor y periodista. Es autor de los libros El nieto del lobo, (Pen)últimas palabras, A escondidas de la memoria e Historias de la corte sana. Textos suyos han aparecido en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de Espacio 4 y de la revista hispanoamericana de cultura Otrolunes.

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