Mientras en la Franja de Gaza aumentan los bombardeos aéreos y las FDI se preparan para una invasión terrestre; Ucrania no logra desprenderse de los ataques rusos. Gobiernos ven los toros desde la barrera o prefieren librar sus propias batallas
El papa Francisco pide a los Gobiernos mostrar su nobleza
La ruptura de las hostilidades entre Israel y Palestina se suma a la invasión de Rusia a Ucrania y agrega más tensiones a un mundo que no se sentía tan cerca de una hecatombe desde los años de la Guerra Fría. La diferencia con la situación que se vivió durante la segunda mitad del siglo pasado, marcada por la tirantez entre la extinta Unión Soviética y Estados Unidos, es que hoy la violencia es explícita, afecta a varias naciones y no deja de cobrar vidas, día tras día.
El conflicto entre israelíes y palestinos, iniciado el 7 de octubre, debe entenderse como la reanudación de un enfrentamiento que se agudizó a mediados del siglo pasado, con la creación del Estado de Israel en 1947, pero cuyos inicios se remontan dos siglos atrás. Desde entonces las hostilidades se han mantenido latentes, con períodos de relativa paz permeados por otros de potente ofensiva, y que no parecen tener un fin a cercano plazo.
«Lo que ha ocurrido hoy nunca se había visto en Israel, y me aseguraré de que no vuelva a ocurrir jamás. Hamás ha empezado una guerra malvada y cruel. Ganaremos, pero el precio será alto».
Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel
En esta ocasión sobresale la ferocidad del ataque inicial perpetrado por Hamás que costó la vida de, al menos, mil 200 israelíes —según la embajada de ese país en Estados Unidos— y la respuesta, no menos atroz, de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) sobre el territorio de Gaza que ya ha causado más de 5 mil víctimas mortales —acorde a las cifras del Ministerio de Salud de Hamás—, de ellas 2 mil menores y mil 100 mujeres.
La reciente ofensiva de Hamás en territorio israelí se considera una de las más poderosas en 50 años. Inició con el lanzamiento de misiles que alcanzaron incluso a Tel Aviv y luego una invasión sorpresa por tierra, mar y aire, en la cual cientos de hombres armados arrasaron 22 ciudades fronterizas, donde masacraron a civiles que se encontraban en la calle o bailando en un festival público, además de asaltar bases militares y tomar por rehenes a civiles y soldados.
«Hoy la rabia de Al Aqsa, la rabia de nuestro pueblo y nuestra nación está explotando. Nuestros muyahidines (combatientes), hoy es su día para hacer entender a este criminal que su tiempo ha terminado».
Muhammad Al-Deif, comandante de Hamás
El comandante militar de Hamás, Muhammad Al-Deif, llamó a la operación «Tormenta de Al-Aqsa» y dijo que el ataque fue una respuesta a la profanación de la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén, la detención de miles de palestinos en cárceles israelíes y el actual asedio a Gaza. Su objetivo, explicó en un mensaje grabado, era para que «el enemigo comprenda que el tiempo de su violencia impune ha terminado».
Israel contrataca
La respuesta de Israel no se hizo esperar. De inmediato bombardeó la Franja de Gaza con ataques aéreos y movilizó a 360 mil reservistas que se han concentrado en la frontera, lo que hace inminente la posibilidad de una ofensiva terrestre.
Las FDI aseguran que, hasta el momento, 320 «objetivos terroristas» han sido neutralizados, incluidos túneles y «docenas de centros de mando operativos» pertenecientes a Hamás y la Yihad Islámica. «Siguiendo la Autoridad de Seguridad de Israel (ISA) y las FDI, los objetivos terroristas atacados incluyeron túneles que contenían a terroristas de Hamás, docenas de centros de comando operativos, algunos de los cuales ocultaban a terroristas de Hamás y la Yihad Islámica, complejos militares y puestos de observación. Además, las FDI atacaron objetivos que representaban una amenaza para las fuerzas en el área que rodea a Gaza que se están preparando para operaciones terrestres, incluidas decenas de puestos de lanzamiento de granadas de mortero y misiles antitanques», argumentó la armada.
Con cada operativo se incrementa también el número de víctimas colaterales. El portavoz del Ministerio de Salud de Gaza, Ashraf Al Qidra, advirtió que al menos 26 personas fallecieron tras un bombardeo contra el campo de refugiados de Jabalia en el norte de Gaza —uno de los más grandes de la región—. En la ciudad sureña de Rafah, otras 29 perdieron la vida por una andanada de misiles y el Ministerio del Interior palestino agregó que se informaron «fuertes ataques» cerca del Hospital Quds en la ciudad.
En el cruce de acusaciones, Israel afirma que sus ataques aéreos han destruido centros que albergaban a militantes de Hamás, mientras que las autoridades palestinas replican que dichos ataques son indiscriminados y han alcanzado hospitales y mezquitas.
Uno de los nosocomios siniestrados fue el Hospital Árabe Ahli, donde fallecieron más de 500 personas. El Ministerio de Salud de Gaza asegura que fue un ataque aéreo israelí el responsable de la desgracia. Las FDI, en cambio, manifiestan que se trató de un cohete disparado por la Yihad Islámica, otra organización palestina que opera en la zona, el cual no funcionó correctamente tras su lanzamiento.
Crecen manifestaciones
Las hostilidades entre israelíes y palestinos no se limitan a Medio Oriente. Su influencia se esparce alrededor del mundo, donde las muestras de simpatía —o repudio— por una u otra facción comienzan a hacerse notar. En Skokie, Illinois, por ejemplo, dos manifestaciones pacíficas terminaron en un altercado callejero. La policía dijo que custodiaba un evento privado planeado de Solidaridad con Israel cuando «una multitud de aproximadamente 200 contramanifestantes se formó afuera». Se trataba de integrantes de la Red de la Comunidad Palestina de Estados Unidos (USPCN) que «movilizó a cerca de 500 palestinos y sus partidarios para reunirse en Skokie para una protesta pacífica» en contra del evento de Solidaridad con Israel.
Según un comunicado «estallaron varios disturbios en el perímetro del evento y en Lincolnwood. Durante la protesta, un agente de Policía de Chicago y dos ciudadanos sufrieron heridas leves al ser rociados con gas pimienta por una persona que asistía a la protesta. (…) Un sujeto fue arrestado durante uno de los disturbios y luego puesto en libertad sin cargos. Un segundo sujeto fue detenido por el incidente del gas pimienta, que aún está bajo investigación», añade el comunicado.
En París, Francia, miles de personas salieron a las calles para mostrar su apoyo a Palestina y su repudio por la ofensiva israelí en Gaza y la postura del Gobierno francés a raíz del conflicto. «Alto el fuego inmediato», «Apertura de Gaza» o «Solidaridad con los palestinos» fueron algunos de los carteles que lucieron los protestantes, que también corearon repetidamente «Israel asesino, Macron cómplice».
La manifestación se desarrolló en la Plaza de la República, escenario tradicional de las concentraciones de carácter político y cívico. Banderas, eslóganes y kufiyas —el tradicional pañuelo palestino— protagonizaron la concentración, que estuvo todo el tiempo vigilada por la policía.
¿Y Ucrania?
Mientras Israel y Palestina acaparan los reflectores, Ucrania sigue en pie de lucha ante la ofensiva rusa. Fue el 24 de febrero de 2022 cuando Vladímir Putin desplegó su «operativo especial militar», un eufemismo que daba inicio a una guerra que ya le ha costado al Kremlin no menos de 150 mil bajas —acorde a una publicación en la red social X, del Ministerio de Defensa británico, el 21 de octubre—, sin contar los miembros del grupo mercenario Wagner o a los batallones de prisioneros usados para ataques masivos en Bajmut, en la provincia de Donetsk.
Por su parte, el Gobierno de Volodímir Zelenski asegura que entre 10 mil y 13 mil de sus soldados han muerto en los combates. En cuanto a las víctimas civiles, la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) confirmó a finales de junio de 2023 que habían muerto 9 mil 177 personas, aunque asegura que las cifras reales podrían ser considerablemente más altas porque falta información de varias localidades, en especial de Mariúpol (región de Donetsk), Popasna, Lysychansk y Severodonetsk (Lugansk), donde hay denuncias de numerosas víctimas civiles.
La ACNUDH, además, culpa a Rusia de ejercer torturas e inhumanidad sistemática en las regiones ocupadas. «Los testimonios de los supervivientes describen una crueldad difícil de imaginar, incluidos relatos aterradores de descargas eléctricas, violencia sexual y fuertes palizas, que en algunos casos provocaron la rotura de huesos y el destrozo de dientes. También se obligó a innumerables detenidos a alabar a la Federación Rusa, a aprender y cantar canciones rusas, y sufrieron fuertes palizas por no hacerlo o por hablar ucraniano. Persistieron las terribles condiciones de detención, incluida la escasez de alimentos y medicinas, las malas condiciones de vida y la privación de sueño», declaró Nada Al-Nashif, alta comisionada adjunta de la ONU para los Derechos Humanos.
Mientras las cifras de decesos varían constantemente según la fuente y el bando que representa, otra estadística que llama la atención es la cantidad de desplazados a causa de la guerra. Casi 7 millones de personas han abandonado Ucrania, según un estudio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Muchos de los desplazados son personas especialmente vulnerables, como mujeres embarazadas o que están amamantando, ancianos, personas con discapacidades o enfermedades crónicas, y otras que han padecido violencia directa.
De acuerdo con la investigación, las necesidades más imperiosas incluyen el acceso a medicamentos, servicios de salud y recursos financieros. «La escala del sufrimiento humano y del desplazamiento forzoso originado por la guerra excede en gran medida cualquier planificación que se pudiera haber hecho sobre la base del peor escenario», comentó António Vitorino, director general de la OIM.
Guerras «invisibles»
Aunque los conflictos entre Israel y Palestina, así como entre Ucrania y Rusia, son seguidos de cerca por la comunidad internacional, existen otros que no cuentan con el mismo interés de los medios de comunicación, a pesar de que llevan años activos y no son menos cruentos.
Tal es el caso de la guerra civil en Siria, que comenzó en 2011, luego de que el Gobierno del presidente Bashar al Assad reprimiera violentamente una serie de manifestaciones en el país, y numerosos grupos opositores tomaran las armas. Hasta el momento, los enfrentamientos entre rebeldes y el Ejército han provocado 350 mil muertes y 6.6 millones de desplazados, según estimaciones de NU.
En Yemen, los rebeldes hutíes se levantaron en 2015 y expulsaron al Gobierno, dando inicio a otra guerra civil que aún persiste. Por el momento, los hutíes, apoyados por Irán, controlan una parte del territorio y desafían al Gobierno yemení, que estableció una alianza estratégica con Arabia Saudita. Desde sus inicios, cerca de 233 mil personas han sido asesinadas.
En la República Democrática del Congo, se eterniza una guerra añeja. Comenzó en 1996, generando hambre, muerte y un sinfín de desplazados. El número de víctimas mortales resulta imposible de precisar, pero los cálculos del Comité Internacional de Rescate (IRC), apuntan a 6.9 millones. Se trata de uno de los fenómenos bélicos más sangrientos desde la Segunda Guerra Mundial.
En Etiopía la paz se vio truncada en 2018 con la llegada al poder del primer ministro Abiy Ahmed, quien dos años después ordenó una operación militar contra el Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) y, desde entonces, las tensiones y los enfrentamientos armados se suceden continuamente.
En Afganistán la guerra prosigue, aun cuando ya se cumplieron 22 años desde que Estados Unidos bombardeara por primera vez esa nación. Se trata de un escenario complejo, donde no solo priman los intereses nacionalistas de liberación, sino económicos, religiosos y étnicos entre el régimen de Karachi y los talibanes. E4
Víctimas extranjeras
- 19 latinoamericanos se encuentran desaparecidos desde los ataques de Hamás del 21 de octubre. (Tres mexicanos, siete argentinos, tres peruanos, dos paraguayos, tres brasileños y una panameña).
- Cuatro argentinos y un peruano han muerto.
- 11 estadounidenses fueron asesinados. Según el presidente de EE.UU., Joe Biden, es «probable» que haya estadounidenses entre los rehenes de Hamás.
- Al menos dos ciudadanos rusos perdieron la vida y cuatro se encuentran desaparecidos, según Anatoly Viktorov, embajador de Rusia en Tel Aviv.
- Cuatro franceses han muerto y 13 están desaparecidos, según el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia.
- 18 tailandeses y 10 nepalíes han muerto tras los ataques de Hamás.
Fuente CNN
El papa Francisco pide a los Gobiernos mostrar su nobleza
Con la publicación de «Laudate Deum», el sumo pontífice denuncia la pasividad de los líderes mundiales ante los estragos del cambio climático y su rendición a intereses económicos
«Con el paso del tiempo advierto que no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre», señaló el papa Francisco, el 4 de octubre, en la lectura de su exhortación apostólica «Laudate Deum», continuación de su llamada «encíclica verde», «Laudato si», publicada hace ocho años.
El texto pone de manifiesto la actual crisis medioambiental y la pasividad de los Gobiernos a nivel mundial que se someten a intereses económicos en lugar de proponer políticas capaces de afrontar el fenómeno. De igual modo, critica la estrategia a posteriori por la que abogan muchos magnates industriales para no verse perjudicados y que prefieren apostar por una gradual adaptación a los efectos del calentamiento global.
«Suponer que cualquier problema futuro podrá ser resuelto con nuevas intervenciones técnicas es un pragmatismo homicida, como patear hacia adelante una bola de nieve», asegura el sumo pontífice, quien, además, carga en contra de los negacionistas del cambio climático: «Por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes. (…) Nadie puede ignorar que en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos extremos, períodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la Tierra, que son solo algunas expresiones palpables de una enfermedad silenciosa que nos afecta a todos».
De igual modo rechaza la versión de que «reduciendo el uso de combustibles fósiles y desarrollando formas de energía más limpias, se provocará una reducción de los puestos de trabajo» y asegura que «la transición hacia formas renovables de energía, bien gestionada, así como todos los esfuerzos de adaptación a los daños del cambio climático, son capaces de generar innumerables puestos de trabajo en diferentes sectores».
Francisco arremete contra las personas que, en los últimos años, incluso en el seno de la Iglesia católica, pretendieron burlarse de la realidad de los estragos causados por el calentamiento global. «A pesar de todos los intentos de negar, ocultar, maquillar o relativizar la cuestión, los signos del cambio climático están aquí y son cada vez más evidentes».
Y subraya que «las negociaciones internacionales no pueden avanzar significativamente por las posiciones de los países que privilegian sus intereses nacionales sobre el bien común global». A los participantes de la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) les lanza un llamado: «Ojalá muestren así la nobleza de la política y no su vergüenza. A los poderosos me atrevo a repetirles esta pregunta: ¿Para qué se quiere preservar hoy un poder que será recordado por su incapacidad de intervenir cuando era urgente y necesario hacerlo?». E4