El noble oficio del periodismo

El presidente López Obrador refiere al periodismo como el noble oficio. Debe decirse que como nunca esta profesión había estado sometida a una agresión tan vil, perniciosa y persistente. Son dos las fuerzas que la acechan: la del crimen organizado y la del mismo presidente López Obrador.

México vive una forma de guerra civil que las autoridades y la sociedad misma, por diferentes razones, se resisten reconocer. Los gobiernos la ignoran porque la inseguridad que se padece es la medida de su fracaso para cumplir con su responsabilidad primaria que es la de asegurar la vida, los derechos y los bienes de las personas y sus familias. Para la sociedad es recurrir a la negación a manera de transitar ante la impotencia y la persistencia de la criminalidad por la situación de abandono debido a la ausencia de autoridad. Para finales de este gobierno 250 mil serán las bajas entre homicidios dolosos y desaparecidos.

Los medios no están exentos de la violencia. Las cifras de periodistas asesinados son propios de un país en guerra, el más peligroso del mundo para esta actividad fundamental para una sociedad libre y abierta. Los secuestros, la intimidación y la extorsión están a la orden del día en diversas partes del país. En esas regiones son muchos quienes han optado por abandonar la profesión y, con frecuencia se deja de cubrir la información del crimen organizado. El periodismo vive horas sombrías ante la indiferencia gubernamental, así señalan las diversas organizaciones orientadas a la protección de periodistas y defensa de la libertad de expresión. La CNDH es inexistente en la tutela de uno de los derechos fundamentales y en la salvaguarda de la libertad de expresión.

Los hechos en sí mismos son aterradores. En este contexto una conducta de inexplicable crueldad que el presidente López Obrador reiteradamente agreda a periodistas. El presidente que invoca la libertad, que se cubre con eso de prohibido prohibir, que dice ser expresión de un proyecto humanista de manera reiterada ofende, insulta y agrede a los periodistas en su trabajo al que el presidente califica de noble oficio.

La libertad de prensa, de expresión y de asociación han sufrido una merma significativa. La situación no solo alcanza a los profesionales, también a las empresas. Por cierto, es recurrente que el presidente exculpe a los empresarios de medios, con frecuencia utiliza la expresión son buenas personas, como también en la elección de 2021 afirmó que los criminales «se portaron bien». ¿Qué quiere decir portarse bien? Es avenirse a los intereses del poderoso, del gobernante, del presidente. De esta forma la autocensura es lo de hoy día. El presidente no requiere ni un guiño para que importantes medios depuren a sus plantillas de conductores, articulistas y columnistas.

El caso de Ciro Gómez Leyva es aparte. Hace poco más de un año fue objeto de un atentado que afortunadamente libró por gracia divina y el uso de un vehículo blindado. Su caso conmovió a la sociedad mexicana y fue un hecho emblemático de la crisis de seguridad que se padece y de la agresión criminal a periodistas. La esperanza de dar con los responsables y despejar preocupantes sospechas sobre la autoría intelectual se recreó con la pronta detención de los presuntos autores materiales y meses después de quien les contrató, ubicado en Estados Unidos y hasta hoy pendiente de su traslado al país. En todo ello el presidente no ha tenido la menor empatía, justo lo contrario, cada vez que tiene oportunidad ofende y pone en entredicho al periodista. Lo más reprobable es haber deslizado la tesis del autoatentado, señalamiento que merece la mayor condena y repudio por su vileza. Ahora, nuevamente lo insulta y además azuza a los dos directivos de los medios en los que Ciro Gómez Leyva trabaja.

El periodismo vive a media asta. Así es por la derrota de la libertad de expresión en muchos lugares del país, donde el homicidio, la intimidación y el secuestro se han impuesto sobre el espíritu libertario de quienes desempeñan una tarea que se ha vuelto de alto riesgo. El presidente podrá continuar con su arenga pendenciera, es lo suyo de siempre. Algunos de los empresarios de medios se someterán a su dictado y vena autoritaria, afortunadamente, no todos y menos los dos aludidos. Deberá quedar claro que siempre, invariablemente, habrá voces libres y valientes que honren al periodismo.

Desencanto de MC

Pocos anticipaban que el ocaso de Dante Delgado alcanzara al ridículo. Audacia y astucia cedieron a la soberbia. El hombre del viejo régimen pretendió hacer de su proyecto político expresión de la nueva política. Un fracaso rotundo y sonoro. Casi le funciona con un joven frívolo e irresponsable, Samuel García, gobernador en Nuevo León quien dio por hecho que el presidente, a quien le profesa lealtad y compromiso, habría de resolverle lo del Congreso local, que sometiera a los diputados locales con la justicia penal (como lo hizo con él mismo en 2021) a efecto de que tuviera un sucesor a modo.

Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, leyó bien a Dante y anticipó el desastre para el proyecto que se suponía era común. Los de Jalisco compiten con Morena, Dante y los de Nuevo León contra la oposición y Xóchitl Gálvez. Lo sensato era y todavía es un entendimiento con la oposición y con ello que MC asegure el triunfo en Jalisco y en su conjunto dar continuidad al bloque de contención con la expectativa de que los contrarios del régimen pudieran alcanzar la mayoría en la Cámara de Diputados.

Dante se volvió el hombre de los arrebatos, bravuconadas e insultos. Nadie mejor para acompañarle en ello que el gobernador de Nuevo León, quien ya descarriló a Luis Donaldo Colosio, el prospecto más sólido de MC. El fin de la política. Igual que López Obrador el acuerdo y la negociación es traición a la causa, aunque es evidente que Dante y su socio resolvieron ser esquiroles del proyecto opositor.

El previsible crecimiento de Xóchitl Gálvez dejaría en la orfandad a Movimiento Ciudadano. Ni necesidad habrá para invocar el voto útil al quedarse sin candidato presidencial. Por bien del partido lo mejor es que el candidato fuera Dante Delgado y ante la debacle que dejara el proyecto a la nueva generación de políticos realmente comprometidos con el proyecto partidista, lo que excluye a Samuel García, no así a Luis Donaldo Colosio.

Movimiento Ciudadano es una opción necesaria, pero sin Dante. De otra manera, todo sería caricatura. Dante es la negación de modernidad y ahora con su entendimiento con López Obrador representa un problema y le resta credibilidad al proyecto político.

Los partidos viven de los votos, no de los proyectos o de las fantasías que ofertan sus líderes. Ese es el problema para Dante y Movimiento Ciudadano. Sin candidato presidencial competitivo difícil será alcanzar 7% de los votos. Su presencia en el Senado será no mayor a seis asientos, bajo el supuesto de que prevalecieran en Jalisco y en Nuevo León. En la Cámara de Diputados si tienen suerte ganarían cuatro distritos en Nuevo León y seis en Jalisco, además de 14 diputados de representación, lo que hacen 24 en total. Partidos sin votos no tienen representación parlamentaria, tampoco el privilegio de las generosas prerrogativas que la sociedad les otorga.

La apuesta sería que esos números lo volvieran el partido bisagra y con ello jugar a la extorsión en el Congreso. Morena aspira a la mayoría calificada, pero su debilidad regional vuelve imposible tal propósito, incluso será difícil que alcance por sí mismo la mayoría absoluta. Las encuestas anticipan otra realidad, pero no hay un estudio distrital que ofrezca un escenario de integración de Cámaras favorable al oficialismo. Lo que sí es una realidad es que Morena es vulnerable en el ámbito local como efecto del pernicioso centralismo del gobierno obradorista y por la mala evaluación de casi todos sus mandatarios locales y alcaldes.

Dante ha sido el responsable de lo que ha acontecido en MC. El desastre electoral le será imputable. En Jalisco tendrán que negociar aparte con Xóchitl Gálvez y las dirigencias partidistas del Frente y de esta manera para favorecer el voto cruzado y con ello establecer un compromiso de voluntad opositora coordinada en el Congreso y en el supuesto de triunfo de Xóchitl, participar en el gobierno de coalición y con ello tener mayoría parlamentaria.

Cualquiera que sea el desenlace, Dante Delgado sale sobrando y más que ello es un estorbo. Sin embargo, como sucede con todos los proyectos partidistas minoritarios, son negocio de un líder inamovible. 2024 dejará en claro el futuro de quien desarrolló su carrera política con Fernando Gutiérrez Barrios, gobernador de Veracruz. Toda una historia de por medio.

Autor invitado.

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