Publicidad electoral repetitiva, en exceso ¿creatividad?

La actual publicidad electrónica de la precampaña electoral para el proceso federal del próximo año proyecta diseños en contenidos y formas sin creatividad y con modelos tradicionales con un alto nivel de repetición que lejos de motivar a los electores, vuelve a apostar al posicionamiento social por la gran cantidad de spots y no por mostrar candidaturas interesantes y que verdaderamente impliquen un cambio en la política y gobernanza del país.

La precampaña es un proceso, diseñado a modo, por los propios partidos políticos y gobernantes, que en teoría solo va dirigido a militantes y simpatizantes de los institutos políticos, pero que tienen que escucharlos y verlos todos los mexicanos.

En este proceso las leyes electorales no permiten a aspirantes y partidos, enviar propuestas y promesas de campaña, lo que convierte esta etapa en algo aún más aburrido y sin fondo aparente.

Pareciera que por momentos la intención es lograr el hartazgo y rechazo por la mala calidad de los mensajes, por la falta de creatividad y porque el discurso no cambia, no es diferente y no motiva e inspira.

Por el contrario, los mensajes son planos y cuadrados, aburridos, con las mismas promesas y sin abordar los verdaderos problemas que enfrentan los ciudadanos y que aquejan a diario la vida pública del país.

Además, sea cual sea el resultado de la precampaña, con candidaturas únicas en el caso de los bloques oficialista y opositor, la decisión está tomada y al término de la campaña en el mes de enero del próximo año, las candidatas serán las mismas y ya no hay votaciones para convencer a militantes y simpatizantes.

Salvo honrosas excepciones, el humilde escribiente no encuentra un spot de radio o televisión que llame la atención por su alto nivel de creatividad que permita un posicionamiento mental e intelectual en el pensamiento de los votantes.

Es común escuchar y ver en radio y televisión el mismo anuncio de un candidato representando a tres partidos con pautas establecidas por las autoridades electorales para que la audiencia en general termine por aburrirse al escuchar un mensaje tradicionalista que representa a la misma candidata, pero por tres partidos diferentes.

En el caso de movimiento naranja, sus mensajes son ligeramente más osados, ahora explicando la caída de su candidatura y con diseños de imagen y contenidos más frescos y que pueden ser bien recibidos por varios segmentos poblacionales.

El meollo del asunto es que se sigue promocionando una marca y no una candidatura y en eso, por el alto ritmo de repeticiones, ya se encuentran en desventaja antes las candidaturas femeninas ya determinadas.

Al deplorable proceso propagandístico hay que agregar, un año más, que la limitada capacidad y comprensión de creadores de campañas, partidos y aspirantes, los spots de televisión se repiten para radio, como si fueran dos medios iguales, aún se desconoce si por ahorrarse recursos o por falta de conocimiento de la naturaleza de cada medio y de su impacto para la población.

En resumen, para el humilde escribiente y de acuerdo a un breve sondeo familiar y de círculos de trabajo, diseñadores y creativos de la publicidad, la precampaña es muy pobre en sus mensajes para medios electrónicos y proyecta limitaciones de creatividad e impacto en los mensajes con la apuesta clara y castrante a la repetición y no a la buena imaginación.

Publicidad tradicionalista, mensajes sin fondo y contenido, producciones pobres de calidad en video y audios y sobre todo falta de creatividad rodean a un proceso que no define nada ni nadie y que corre el alto riesgo de generar hartazgo e indiferencia ciudadana y la responsabilidad recaerá en partidos políticos y autoridades electorales.

Autor invitado.

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