El presente que abruma y el futuro que no llega

Yo no tengo ningún problema con la desigualdad en sí misma. Hasta cierto punto, puede ser hasta una motivación para el crecimiento. Pero cuando la desigualdad se hace extrema, el efecto es justamente el contrario: es mala para el crecimiento, porque se hace perpetua e impide la movilidad económica y social.

Thomas Piketty

La justicia social es un tema que duele a nuestro país, sigue provocando escozor para mucha clase política; temor y mentira para muchas Instituciones que forman parte de la estructura de la administración pública. Nuestro país, con millones de pobres en el país y 30 millones que no tienen acceso a los servicios básicos de educación, salud y vivienda, se coloca como una nación con altos niveles de desigualdad.

Hace tiempo escribí sobre los tópicos que implicaban la justicia social, la legalidad y el hartazgo social que sentían los mexicanos, —cuando se iban a celebrar las elecciones de nuestro país— sobre la conducción de México. Hoy, con Andrés Manuel López Obrador como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, le pregunto si ha sido idóneo para dirigir el destino de una Nación como México:

¿Se cambió el rumbo de los más de 50 millones de mexicanos que el salario no les alcanza para comprar una canasta alimentaria?

¿Cambió el número de los 9.4 millones de mexicanos que ya alcanzaban la pobreza extrema?

¿Se redujo la brecha de 120 años entre los más pobres y los más ricos en México según datos de Oxford Committee for Famine Relief (OXFAM)?

De acuerdo el estudio en su momento (2018) sobre discriminación en México realizado por Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), reveló que 8 de cada 10 personas aseguran que sus derechos no han sido respetados por sus costumbres, cultura, acento al hablar, nivel educativo, forma de vestir o religión. ¿Esto ha tenido un cambio significativo?

El Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza, del CONEVAL, demostró (2018) que más de 50 millones de mexicanos no tienen acceso ni siquiera a una canasta básica debido a que atraviesan una situación de pobreza laboral, lo cual significa que su salario es inferior a lo necesario para adquirir los alimentos básicos. Podrán argumentar con números duros otra circunstancia, pero, ¿la realidad refleja algo diferente? —lo dudo—.

Cinco puntos duros sobre la situación de la Justicia Social actual. Cinco puntos a considerar para quien quiera aspirar a ser el futuro presidente y para presentar mejor (de lo que lo han hecho todos) su plataforma y estrategia política. Pero si bien es cierto, que la Ciencia Política en nada sirve para hacer predicciones, quizá la Economía si lo puede hacer, o al menos algunas aproximaciones —aunque dicen que cualquier economista que se respete debe ser renuente a hacer predicciones—. Me atrevo a traer como colofón el planteamiento apocalíptico al estilo del tanto criticado de Marx que Piketti trae a colación en su libro El capital del siglo XXI,en el sentido que las tendencias a largo plazo sobre la concentración del dinero y sobre la desigualdad están llegando a niveles estremecedores al grado que «para el 2030 todo será heredado; vamos hacia una sociedad oligárquica de riquezas heredadas» (parafraseando a Paul Krugman).

Quizá, el mejor futuro que veo para todos los mexicanos, y no para unos cuantos, surgirá en la actitud crítica, el hartazgo y la conciencia social.

Aguascalientes, 1982. Cursó sus estudios de Licenciatura en Derecho en la Universidad Autónoma de Coahuila, posteriormente hizo sus estudios de maestría en Gobierno y Gestión Pública en la Universidad Complutense de Madrid. Labora en la administración pública estatal desde el año 2005. Es maestro de Teoría Política en la Facultad de Economía de la UA de C desde el año 2009. Ha sido observador electoral de la Organización de los Estados Americanos en misiones para Sudamérica, en la que participa como miembro de observadores para temas electorales.

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