El PRI cumplirá 94 años en el Gobierno; va por los 100, pero la sucesión se enreda

La Cuarta Transformación aumenta su presencia en el estado a un año de las elecciones. El gobernador Miguel Riquelme mueve sus fichas para resistir el embate de Morena. Armando Guadiana y Reyes Flores están fuera de combate. Luis Fernando Salazar puede ser el caballo de Troya; ya lo fue en 2017

Empate técnico entre el PRI y Morena: Massive Caller

El eje político Coahuila-Hidalgo y la pareja caradura

Después del carro completo y de recuperar municipios estratégicos de La Laguna y la frontera en las dos últimas elecciones, el PRI daba por sentado que retendría el poder hasta 2029, con lo cual cumpliría un siglo de ostentarlo. El periodo lo inició Nazario Ortiz Garza cuando derrotó al general, político y periodista Vito Alessio Robles, propuesto por el Partido Nacional Antirreeleccionista. El fraude para imponer a Pascual Ortiz Rubio en la presidencia se reprodujo en Coahuila. José Vasconcelos, el Apóstol de la educación, fue su contrincante. El PRI gobernó 71 años sin interrupciones. En Coahuila llegará a 94 cuando termine la administración de Miguel Riquelme.

La confianza del PRI de volver ganar la gubernatura en 2023 era fundada. Repetiría la fórmula de las tres últimas sucesiones, consistente en nominar a un candidato previamente seleccionado (Manolo Jiménez) por su afinidad con el proyecto; convertir su nombre en marca y fijarlo en el imaginario colectivo como «sucesor indiscutible»; cerrar el juego a otros aspirantes; manejar la agenda mediática; darle libertad de acción y poner a su servicio el aparato del estado y la estructura electoral.

La estrategia incluye desgastar a las oposiciones y presentarlas débiles, divididas (lo están) y sin posibilidades de triunfar. Luego de haber estado a un paso hacerse con la gubernatura en 2017, el PAN se desfondó en las elecciones legislativas intermedias y de alcaldes de 2021. Hoy es la tercera fuerza política en el estado. Morena subió al segundo lugar al rebasar el umbral de los 400 mil votos, pero adolece de protagonismo y no tiene liderazgos claros. El «superdelegado» Reyes Flores devino caricatura y el senador Armando Guadiana ni siquiera pudo ganar la presidencia de Saltillo.

Reyes y Guadiana ya habían dejado de representar un peligro para el PRI. Además, el Gobierno le tiene tomada la medida al voluble y temperamental exdiputado Luis Fernando Salazar. Hace cuatro años, ofuscado por la ambición, quiso arrebatarle la candidatura a Guillermo Anaya —después de haber sido su operador político— y al no obtenerla acusó de «traidor» al líder del PAN, Ricardo Anaya. El enfrentamiento confundió a la ciudadanía, restó votos valiosos e impidió poner fin a la hegemonía priista. Salazar sería un rival cómodo para Jiménez, pues con él podría negociar en una elección competida.

Para evitar desbandadas y tentaciones futuristas, Riquelme incorporó a su gabinete a los aspirantes a sucederle más visibles. Fernando de las Fuentes y Enrique Martínez, quienes aprobaron el moreirazo cuando era diputados locales, ocupan las secretarías de Gobierno y de la Vivienda. El exalcalde de Piedras Negras, Claudio Bres, dejó las filas de Morena para asumir la Secretaría de Economía. Todos aceptaron la unción de Jiménez sin chistar; unos, con la promesa de formar parte de su eventual Gobierno; y otros, con el ofrecimiento de ser postulados para futuras elecciones de senadores, diputados y presidentes municipales.

El plan había salido a pedir de boca hasta que el diputado federal Jericó Abramo rompió filas. «Quiero ser gobernador», declaró a los cuatro vientos. La prensa se hizo eco —un sector para animarlo y otro para denostarlo—. Las redes sociales propagaron el mensaje del exalcalde de Saltillo contra «la cúpula», a la cual acusó de vetarlo para imponer la candidatura de Jiménez. Ahí fue Troya. Las amenazas de Jericó de postularse por otro partido fueron ignoradas al principio. El PRI podía resistir la defección sin exponer a su candidato a ser vencido en las urnas… pero de pronto la sucesión dio un vuelco.

Antagonismo irreductible

La decisión del PRI de dejar en manos de su militancia la elección del candidato a gobernador le permite al diputado Jericó Abramo tomar la iniciativa e imponer nuevas condiciones. El líder del comité directivo estatal, Rodrigo Fuentes, hizo mutis después de anunciar el método y de insinuar que la postulación podría recaer en una mujer. Es un farol, pues ni el PRI ni los demás partidos tienen figuras femeninas competitivas. Depender del PAN y el PRD para retener el poder reproduciría el fracaso en Hidalgo donde la coalición «Va por México», encabezada por Carolina Viggiano, se encamina hacia un fracaso estrepitoso. La ventaja de Julio Menchaca (Morena-PT) es de dos a uno.

A Jericó Abramo le ha caído de perlas el vacío dejado por Fuentes. Exhibir a una dirigencia del PRI débil le facilita desplegar banderas y presentarse como el rebelde que forzó a la cúpula a cancelar el dedazo en favor de Jiménez. El triunfalismo atiza el encono y la rivalidad entre los exalcaldes saltillenses. Jericó ha cobrado nuevos bríos e intensificado sus giras. Lo mismo se muestra entregando fondos para los brigadistas que luchan contra el fuego en la Sierra de Arteaga, entregando sillas de ruedas en colonias de Saltillo o «chambeando» desde temprano en diversas regiones del estado. Jiménez también ha redoblado actividades en el estado. Su papel de secretario de Desarrollo Social y aspirante con mayor intención de voto para obtener la postulación del PRI le da manos libres. Aun así, Jericó eclipsó al delfín.

En la coyuntura, las redes sociales bombardean a los usuarios con encuestas sin rigor metodológico. En algunas, Abramo empata en las preferencias con Jiménez y en otras lo supera hasta por 13 puntos. La senadora Verónica Martínez es una ilustre desconocida. Por ella solo votaría el 1%, de acuerdo con el mismo sondeo. Hoy la competencia es por la percepción. Jericó logró modificar el esquema de selección, pero sigue en desventaja. Jiménez, favorito del gobernador Miguel Riquelme, controla el aparato burocrático y la maquinaria electoral.

Vencidas las resistencias cupulares, Abramo cambió el discurso. Ahora pide transparencia y equidad en la contienda. Sabe cómo se las gasta el PRI para inclinar la balanza por el candidato oficial aun en elecciones internas. Para presionar a la cúpula exige la renuncia de Jiménez como secretario de Desarrollo Social, pues, acusa, utiliza el cargo para promoverse. En tal caso, también él debería separarse del Congreso. Adelantar la sucesión empieza a pasar factura. Los seis meses que faltan para iniciar el proceso constitucional serán de desgaste y conflicto.

El antagonismo entre Jericó y Jiménez es irreductible y podría llevarlos al extremo de acusarse mutuamente ante el Instituto Nacional Electoral (INE) por actos anticipados de campaña. En ese escenario, uno e incluso los dos podrían ser eliminados de la competencia. El INE es rigorista en faltas menos delicadas, como es la no presentación gastos de precampaña. Por ese motivo, el año pasado canceló los registros de Félix Salgado y Raúl Morón, candidatos de Morena para los gobiernos de Guerrero y Michoacán. Pese a todo, el partido del presidente López Obrador derrotó al PAN, PRI y PRD en ambos estados.

Dar por sentado que Manolo Jiménez no afrontaría oposición, menos aún dentro de sus propias filas, y no preparar un plan B en caso de contingencia, fue un exceso de confianza del PRI. Si la consulta deviene farsa y Jericó no se presta al juego, como lo ha declarado, el candidato de la cúpula cargaría con el estigma de la ilegitimidad. Abramo podría no ser postulado por el PRI, pero su aureola de víctima le restaría votos a Jiménez y podría hacerle perder. La misma travesura que Luis Fernando Salazar le jugó a Guillermo Anaya en 2017.

Palmas a Guerrero

La «indisciplina» de Jericó Abramo alteró el guion de la sucesión del gobernador. Al pronto no generó preocupación en el PRI ni en Palacio Rosa, pues supusieron que, al aislarlo, minimizarían su efecto. Las alarmas se encendieron cuando el subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía, se reunió con Miguel Riquelme, el 24 de marzo en la sede del poder ejecutivo. Horas después, Jorge Luis Morán —uno de los espías y operadores electorales más avezados de dos grupos aparentemente irreconciliables: la «Burbuja» de Raúl Sifuentes y el clan de los Moreira— renunció a la jefatura de la Unidad de Inteligencia Financiera del Estado. Mejía regresaba a Coahuila, tras más de 20 años de ausencia, para defender el «proyecto» del presidente Andrés Manuel López Obrador y plantar cara a Riquelme por el boicot contra la elección revocatoria del 10 de abril.

Mejía funge desde entonces como subsecretario de Seguridad Pública de lunes a viernes y como precandidato a la gubernatura los fines de semana. El político lagunero ha tenido encerronas con la estructura de Morena y sus aliados, los partidos Verde, del Trabajo y UDC. Juntos rozaron los 500 mil votos en las pasadas elecciones. El 9 de mayo, Mejía se placeó con las secretarias de Economía, Tatiana Clouthier, y de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, en Monclova donde presidieron un encuentro con el sector empresarial. En Frontera se reunieron con jóvenes de la región para poner en marcha la estrategia «Constructores de Paz». El gobernador solo fue invitado al segundo acto.

Cuatro días después, funcionarios de la Cuarta Transformación firmaron en Torreón el acuerdo de adhesión del sector minero al programa Entornos Laborables Seguros y Saludables (ELSSA). El director del IMSS, Zoé Robledo, y el gobernador Riquelme destacaron el desempeño del director de Operación y Evaluación del Seguro Social, Javier Guerrero, otro de los cuadros de Morena para la sucesión. También participaron Tatiana Clouthier, secretaria de Economía, y José Antonio Abugaber, presidente de la Concamin.

El subsecretario de Seguridad regresó a Coahuila el 14 de mayo. En la víspera acompañó al presidente López Obrador en la rueda de prensa de Monterrey. El tema central fue el de Debanhi Escobar, víctima de feminicidio. En Saltillo, Mejía encabezó una asamblea informativa «en defensa de la 4T» como antes lo había hecho Monclova. Sobre los avances en materia de seguridad —dijo— «es de justicia reconocer que es un esfuerzo conjunto (…), no es la filosofía de este Gobierno regatear méritos al buen esfuerzo del Gobierno del Estado, pero también es importante que ustedes, como empresarios, como líderes, sepan que la Federación tiene un esfuerzo permanente en Coahuila.

»Hay 5 mil 400 efectivos entre el Ejército y la Guardia Nacional desplegados en Coahuila. Y el Ejército, la institución de mayor lealtad y rigidez institucional, no hace eso si no es por una orden directa del presidente Andrés Manuel López Obrador. (…) es importante que se sepa porque, nada más para ubicar el esfuerzo, este despliegue de la Federación, de soldados y guardias equivale a tres veces lo que representa Fuerza Coahuila». El 22 de mayo acusó al Gobierno de Coahuila de tratar de eclipsar la labor federal en el combate a los incendios en Arteaga. Mejía, supuesto delfín de AMLO para la gubernatura, le toma el pulso al estado. Pocas semanas le han bastado para identificar las fortalezas y debilidad del aparato que afrontará en las elecciones del 4 de junio de 2023… si el presidente le da el visto bueno. E4


Empate técnico entre el PRI y Morena: Massive Caller

Frente con el PAN, clave para retener el poder. La candidatura en el partido guinda es más competida; si se divide, la alternancia volverá a irse al traste

La siguiente gubernatura de Coahuila se decidirá entre el PRI y Morena. Massive Caller prevé un final de fotografía entre los partidos del gobernador Miguel Riquelme y del presidente Andrés Manuel López Obrador. Si las elecciones fueran por estos días, habría un empate técnico. La moneda, pues, está en el aire. De acuerdo con un sondeo del 30 de abril, Morena obtendría el 36.7% de los votos, y el PRI, el 36.2%. El PAN solo captaría el 8%. En la encuesta previa, la intención de voto por el partido tricolor era 4.2% mayor. Las preferencias empiezan a mudar y las luces de la alternancia se han vuelto a encender, como pasó en 2017. Quizá esta vez no se apaguen, pero aún es temprano para aventurar un resultado. El dinosaurio de Coahuila supera al gato en vidas.

La postulación del secretario de Desarrollo Social, Manolo Jiménez, solo podría echarla abajo un imponderable; y su campaña, un escándalo. Para el 46.4% de los consultados, Jiménez debe ser el candidato del PRI, seguido por el alcalde José María Fraustro (10.5%), y el diputado Jericó Abramo Masso (9.6%). El panista con más conocimiento y peso es Guillermo Anaya. A pesar de tener más de cuatro años fuera de escena, supera en preferencias (30%) a Alfredo Paredes (13.8%), Marcelo Torres (11.3%) y Jorge Zermeño (10%). Quizá Anaya sea visto como víctima del sistema y de los Moreira. En las elecciones de 2017 estuvo a menos de tres puntos de ser gobernador.

El horizonte es menos claro en Morena y podría sembrarse de nubarrones. Según la indagación de Massive Caller, el exdiputado Luis Fernando Salazar (24.3%) debería ser el candidato del partido guinda. El senador enchufista Armando Guadiana tiene el 20.6% de las preferencias; el director de Operación y Evaluación del IMSS, Javier Guerrero, el 13.6%; y el subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía, apenas el 12.%. El funcionario sube 2.6% con respecto a la medición de marzo, un avance mínimo dado su activismo y exposición mediática a partir del referéndum revocatorio de abril. Guerrero es el tercero en las intenciones sin hacer campaña.

Falta alrededor de un año para las elecciones de gobernador, lapso en el cual pueden variar las posiciones y modificarse las tendencias. Ya se empieza a ver. Lo que no cambiarán serán las siglas de los partidos finalistas: PRI y Morena. El partido de Miguel Riquelme necesita al PAN para no ser arrasado por la ola guinda. En la coyuntura los bonos de Acción Nacional suben, pues, en un proceso competido y si la alianza «Va por Coahuila» se concreta, no sería satélite del PRI, como el PRD lo ha sido siempre en el estado, sino una fuente de votos para Manolo Jiménez, delfín del gobernador.

Morena necesita un candidato de unidad y enviar mensajes de confianza a todos los sectores. El partido del presidente volverá a ser presentado como un «peligro» para Coahuila igual que en la elección de 2021 para alcaldes. La campaña le permitió al PRI recuperar Torreón y otros municipios. El argumento era simple: cruzar el escudo del PAN equivalía a «desperdiciar» el voto. Si una vez postulado el candidato de Morena los demás aspirantes lo apoyan solo de dientes afuera, el PRI podría conservar el poder seis años más para completar 100. En cambio, si Mejía, Guerrero, Salazar y Guadiana forman un frente, López Obrador podría plantar bandera en la tierra de Francisco I. Madero, uno de los apóstoles de la Cuarta Transformación. E4


El eje político Coahuila-Hidalgo y la pareja caradura

A semanas de las elecciones, perdidas de antemano por el PRI, se destapa una supuesta empresa fantasma en Panamá (Moreira Inc.) para lavar dinero

Algunos sectores en Coahuila viven la sucesión del gobernador de Hidalgo como propia. No es para menos. Mientras los tribunales y las urnas no castiguen la megadeuda, las empresas fantasma y otros atropellos impunes de los Moreira y sus secuaces, buscan justicia a 850 kilómetros, distancia que media entre Pachuca y Saltillo. No es lo mismo ser pareja imperial en un estado donde las mayores abyecciones y abusos de poder se toleran y aun se aplauden, que tratar de coronarse en la entidad cuyo nombre remite al libertador de México. Rubén Moreira no gana una elección desde que dirige el PRI, Alejandro Moreno es un monigote. Le encomendaron Campeche, tierra de Alito, y perdió. El año pasado quiso recuperar Nuevo León, y la ola naranja de Movimiento Ciudadano, encabezada por un novato (Samuel García) lo sepultó.

El caso de Hidalgo es diferente. Perder la elección sería una afrenta personal porque la candidata de «Va por México», Carolina Viggiano, es esposa de Moreira II. Desquiciado por la derrota inminente, el megalómano echa espumarajos por la boca y reclama justicia para los maestros del país cuando en Coahuila dejó en ruinas el sistema de pensiones y le quitó el pellejo a los servicios de salud del magisterio. El clan impuso su voluntad en Coahuila, pero Hidalgo se cuece aparte. La oposición al tándem Moreira-Viggiano la encabeza el gobernador priista Omar Fayad.

Julio Menchaca, candidato de Morena-PT, aventaja a Viggiano (PAN-PRI- PRD) por más de 26 puntos, de acuerdo con una encuesta de Massive Caller publicada el 17 de mayo. La intención de voto por Francisco Berganza (PAN) es del 5.5% y por José Luis Lima (PVEM) solo votaría el 2.1%. La elección hidalguense está resuelta. Morena también tiene como en la bolsa las gubernaturas de Oaxaca, Tamaulipas y Quinta Roo. Durango todavía está en duda y en Aguascalientes Tere Jiménez (PAN-PRI-PRD) se perfila como ganadora.

Doctorado en guerra sucia, Moreira la padece ahora en carne propia. «Lo que pasa en Coahuila se queda en Coahuila», pero en Hidalgo nadie se queda con nada en el cuerpo. En las redes sociales circula profusamente un video de «Tiempo noticias México» dedicado a la pareja:

«La fortuna inmobiliaria de Carolina Viggiano es más grande de lo que imaginábamos. La candidata del PRI ganaba un sueldo como diputada federal de 75 mil pesos, sin embargo, su colección de 19 casas excede por mucho estos ingresos declarados. Doce casas en Tepehuacán de Guerrero; dos en Privada Real del Sur de 5 millones de pesos; una en Arboledas de Santa Elena de 7.5 millones de pesos; dos en el Club de Golf, de más de 45 millones de pesos; una casona en Lomas de Chapultepec de la Ciudad de México de más de 85 millones de pesos; una mansión en San Antonio, Texas, de alrededor de 60 millones de pesos.

»Carolina mintió en sus declaraciones patrimoniales donde no declaró estas propiedades, pero los documentos de compra lo confirman. ¿De dónde obtiene Carolina Viggiano cientos de millones de pesos para coleccionar mansiones? Esta investigación apunta a un fraude millonario cometido en Panamá a través de la empresa Moreira Inc., propiedad de su esposo Rubén Moreira. Moreira Inc. es una empresa fantasma constituida en Panamá con el propósito de concentrar y lavar dinero, incrementar la riqueza y evadir impuestos como tantas otras que fueron reveladas en el escándalo internacional de los Panamá Papers. Así, con empresas turbias, desvío de recursos, riquezas inexplicables y mintiendo en sus declaraciones, Carolina Viggiano, la cacique inmobiliaria de Hidalgo, pretende ganarse la confianza del pueblo. No más mentiras Carolina».

La suerte está echada. El tándem Moreira-Viggiano pagará en Hidalgo parte del daño causado en Coahuila. Por algo se empieza. E4

Torreón, 1955. Se inició en los talleres de La Opinión y después recorrió el escalafón en la redacción del mismo diario. Corresponsal de Televisa y del periódico Uno más Uno (1974-81). Dirigió el programa “Última hora” en el Canal 2 de Torreón. Director del diario Noticias (1983-1988). De 1988 a 1993 fue director de Comunicación Social del gobierno del estado. Cofundador del catorcenario Espacio 4, en 1995. Ha publicado en Vanguardia y El Sol del Norte de Saltillo, La Opinión Milenio y Zócalo; y participa en el Canal 9 y en el Grupo Radio Estéreo Mayrán de Torreón. Es director de Espacio 4 desde 1998.

Deja un comentario