Ante el fracaso de la partidocracia y del único Gobierno independiente, los electores prefieren dar su voto a nuevas opciones. En ese contexto, Morena ha ganado 22 estados y Movimiento Ciudadano, dos. Conscientes de esa realidad, el PAN y el PRD unen fuerzas con su enemigo histórico
La alianza, tabla de salvación: García Villa
La sucesión se centra en Jiménez y Mejía
Solo un candidato independiente y tres partidos de los no tradicionales han ganado gubernaturas por ahora. Jaime Rodríguez, el Bronco, derrotó al PRI y al PAN en Nuevo León, en 2015, por el hartazgo ciudadano derivado de una sucesión de Gobiernos estatales y municipales deshonestos. Sin embargo, el primer gobernador sin partido fue bloqueado por la alianza PRI-AN en el Congreso. La incompetencia y falta de oficio del ejecutivo, así como el manejo turbio de la administración, desilusionaron pronto a los nuevoleoneses.
Rodríguez fue acusado de delitos electorales tras su fallida aventura por la presidencia de la república, pues desvió públicos para la recolección de firmas que hicieran posible su registro. La Agencia Estatal de Investigación lo detuvo el 22 de marzo pasado al salir de su rancho. Después de pasar varios meses en prisión preventiva ingresó a un hospital y ahora está en arraigo domiciliario. El Bronco representó un fenómeno político. Ha sido único el candidato al Gobierno de Nuevo León en rebasar el millón de votos (como aspirante presidencial captó 2.9 millones), pero como gobernador resultó un fiasco.
La experiencia con el Bronco desacreditó a los Gobiernos sin partido y alejó a los votantes que buscan nuevas opciones. Empero, los candidatos independientes afrontan múltiples desventajas frente a la ley y a las maquinarias de los partidos nacionales. Los requisitos para el registro son excesivos, el financiamiento insuficiente y la cobertura mediática reducida. En las elecciones para gobernador de 2017 en Coahuila, el candidato independiente Javier Guerrero apenas obtuvo el 8.3% de los votos (105 mil), pero aun así superó a Mary Telma Guajardo (1.67%) y a José Ángel Pérez (1.52%), postulados por el PRD y el PT.
A escala federal pasa lo mismo. Margarita Zavala abandonó la carrera presidencial de 2018 por la inequidad en la contienda; y Jaime Rodríguez, el otro candidato independiente, solo recibió el 5.23% de los votos. Los partidos tradicionales, para no perder poder, sembraron escollos para inhibir la participación de ciudadanos sin filiación política en comicios federales y locales en condiciones competitivas. Sin embargo, ante el agotamiento y fracaso de la partidocracia, cada vez se insiste más en la postulación de candidatos surgidos de la sociedad incluso para las elecciones presidenciales de 2024.
Para las elecciones de 2015 se inscribió medio millar de ciudadanos como aspirantes a candidatos independientes a cargos municipales, estatales y federales; 143 consiguieron su registro y de ellos solo seis fueron electos. En 2018 participaron 231 candidatos sin partido, siete para gobernador, 38 para diputados federales, cuatro para senadores, 62 para diputados locales y 162 para alcaldes. Los independientes ganaron solo 18 presidencias municipales. En un texto sobre el tema, Fernanda Vidal Correa, investigadora de la Universidad Panamericana, Campus México, advierte que si bien los partidos no son un fin en sí mismo, «su significado deriva del papel instrumental que desempeñan. Permiten a los ciudadanos acceder al Gobierno y ejercer la autoridad y las responsabilidades cívicas» (Revista mexicana de ciencias políticas y sociales, número 235).
Sobre el desempeño electoral de los candidatos sin partido, Vidal atribuye su importancia «a la naturaleza cambiante de la política partidista (…). En muchos países se ha asociado el incremento de las candidaturas independientes con la disminución del apoyo o aprobación ciudadana de los sistemas de partidos y a su papel en los regímenes democráticos. Es claro que el descontento con las alternativas tradicionales empieza a evidenciar un malestar político que podría afectar a muchas democracias avanzadas».
Nuevo mapa electoral
Hasta antes de las elecciones de 2018, el PRI y el PAN concentraban la mayoría de las gubernaturas (27). Ese año, con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, Morena ganó sus primeros cinco estados: Ciudad de México, Morelos (bajo las siglas de Encuentro Social) y Tabasco, en poder del PRD; en Veracruz se impuso al PAN y en Chiapas al Partido Verde. Acción Nacional conservó Guanajuato, Puebla y Yucatán. Movimiento Ciudadano obtuvo en Jalisco su primera gubernatura con Enrique Alfaro, exalcalde de Guadalajara y uno de los aspirantes a la presidencia para la sucesión del año próximo.
El rechazo ciudadano a la partidocracia por la pérdida de identidad y la concurrencia de intereses cupulares entre las tres principales fuerzas se expresó con el cambio en la dirección política del país y los estados. El PAN perdió en 2019 Baja California, después de 30 años de gobernar la entidad, y Puebla con Morena. En 2021, el partido de AMLO le ganó al PRI siete estados (Campeche, Colima, Guerrero, Sinaloa, Sonora, Zacatecas y Tlaxcala), tres al PAN (Baja California, Baja California Sur y Nayarit) y uno al PRD (Michoacán) con lo cual se quedó sin ninguno después de haber gobernado siete.
La tendencia favorable a Morena se mantuvo en 2022 al ganar cuatro de seis gubernaturas. Venció al PRI en Hidalgo, donde inauguró la alternancia, y Oaxaca; y al PAN en Tamaulipas y Quintana Roo. Acción Nacional conservó Aguascalientes y el PRI recuperó Durango donde se registran los únicos triunfos de la coalición Va por México (PAN-PRI-PRD). Este año, los únicos estados que elegirán gobernador son Coahuila y Estado de México, en manos del PRI desde hace 94 años. Acción Nacional y el partido del sol azteca irán en alianza con el Revolucionario Institucional para intentar frenar a Morena, pues de otra manera el riesgo de perder sería mayor.
Ser escenario de las elecciones previas a las presidenciales de 2024, para las cuales Morena aventaja en las intenciones de voto, confiere a Coahuila y Estado de México especial significado. Primero porque en caso de perder, el PRI desaparecería virtualmente; y segundo, por el momento anímico. Va por México necesita dar señales de vida, pues a tres años de su formación, promovida por intelectuales, organismos civiles y activistas políticos, suma más fracasos que victorias. Para el partido fundado por López Obrador el triunfo en los estados gobernados por Miguel Riquelme y Alfredo del Mazo lo acercaría aún más a un segundo periodo presidencial.
Las elecciones no están decididas. En 2017 el PRI estuvo a punto de perder Coahuila y Estado de México. El primero con Acción Nacional y el segundo con Morena. En Edomex, el partido de la 4T volvió a postular a Delfina Gómez, ahora en alianza con los partidos Verde y del Trabajo. La candidata de la coalición Va por México es la priista Alejandra del Moral, y de Movimiento Ciudadano, Juan Manuel Zepeda, ex militante del PRD. Gómez aventaja a Del Moral por apenas seis puntos porcentuales (38/32) de acuerdo con la encuestadora Massive Caller (25.01.23).
En Coahuila el panorama para Morena es adverso. La nominación del empresario Armando Guadiana dividió al partido guinda, cuya estructura y consejo estatal apoyaban a Ricardo Mejía, y lo hizo perder dos aliados. El Partido del Trabajo prefirió postular al exsubsecretario de Seguridad Pública, y el Verde se decantó por Evaristo Lenin Pérez en sociedad con Unidad Democrática de Coahuila. En una elección competida los votos del PT y el Verde le habrían dado a Guadiana un margen para ganar —como puede suceder en Edomex—, pero sin ellos el candidato de la coalición PRI-PAN-PRD, Manolo Jiménez, lo supera con mucho. En la medición de Massive Caller del 31 de enero, la intención de voto por el priista rondaba el 40%, por Guadiana bajó al 24% y por Mejía era del 16%.
PRI y Morena, contrastes
La coalición Va por México está urgida de victorias y por tal motivo centra su atención en Coahuila y Estado de México. El presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena tienen la misma prioridad, pero en sentido inverso: sepultar al PRI en las únicas entidades donde el dinosaurio todavía goza de cabal salud. La alianza del PRI con el PAN y el PRD no representa la suma automática de votos de estas fuerzas, sobre todo de la primera, pues la segunda siempre ha sido marginal. Sin embargo, de haber ido solos a las elecciones del 4 de junio le habrían facilitado a Morena la tarea. Por esa razón el PRI cederá distritos y alcaldías ahora en su poder. El PAN prefirió nadar de a muertito en vez de exponerse a nuevos fiascos.
La 4T ha ahorcado financieramente a los estados y aplicará todos los recursos a su alcance para hacerse con los últimos baluartes del PRI. Morena es la segunda fuerza electoral en Coahuila y Estado de México, lugar que antes ocupaba el PAN. Empero, el PRI más duro y disciplinado es justamente el que dirigen Miguel Riquelme y Alfredo del Mazo. No se puede decir lo mismo de Morena. La candidatura de Delfina Gómez en Edomex no generó conflicto, pero la de Armando Guadiana, en Coahuila, escindió a Morena y anticipa su derrota.
Gómez es la favorita de AMLO, mas para los medios de comunicación no pasa desapercibido el protagonismo de Horacio Duarte, quien también aspiró a la gubernatura. Morena no puede cambiar de candidato, pues la reforma constitucional de paridad, aprobada en 2019, lo impide. En Coahuila la postulación de Guadiana ha sido impugnada y la nominación de Ricardo Mejía, por el Partido del Trabajo, ensombrece aún más el horizonte. El periodo de precampaña terminará el 12 de febrero. La promoción de los candidatos en spots y anuncios espectaculares anticipa el bombardeo que vendrá a partir del 2 de abril cuando inicien las campañas.
Manolo Jiménez, de la coalición Va por México, ha mantenido el tono moderado del continuismo. Su deslinde del moreirato será retórico mientras no asuma compromisos que lo demuestren, como investigar la megadeuda y otros desmanes del clan. El discurso de Guadiana es insustancial y está lleno de lugares comunes. Evaristo Lenin Pérez, de la coalición Partido Verde-UDC, no será el Enrique Alfaro de Jalisco o el Samuel García de Nuevo León y por tanto podría declinar por otro candidato. Ricardo Mejía es visto como la opción antisistema. Las denuncias del exfuncionario federal contra los Moreira generan entusiasmo en sectores que prefieren la alternancia. El PT es aliado del presidente López Obrador, y como tal, Morena podría inclinarse a su favor como pasó en Morelos y San Luis Potosí donde los candidatos del Partido Encuentro Social y del Verde Ecologista ganaron las gubernaturas.
La ventaja del PRI no es garantía de triunfo y por tanto prefiere no confiarse a pesar de las declaraciones triunfalistas del presidente del comité estatal, Rodrigo Fuentes, quien anticipa carro completo en los 16 distritos electorales. Morena movilizará a sus operadores a Coahuila, único estado del norte que celebrará elecciones este año. La participación del exsubsecretario de Seguridad Pública en la contienda revivirá la rivalidad política entre la Comarca Lagunera y la capital del estado. En los comicios de 2017 la gubernatura la disputaron dos exalcaldes de Torreón, Miguel Riquelme y Guillermo Anaya, pero ahora el PRI y el PAN nominaron a Manolo Jiménez, cuya presencia en La Laguna es permanente. No de balde, pues la región concentra la segunda votación más alta del estado. E4
Gubernaturas por partido
- Morena 22
- PAN 5
- PRI 2
- Movimiento Ciudadano 2
- Va por México 1
La alianza, tabla de salvación: García Villa
El excandidato de la primera coalición opositora en el estado advierte que sin la sociedad de su partido con el PRI, AMLO tendría hoy más poder
Con todas las contradicciones y críticas implícitas, Juan Antonio García Villa admite que la alianza de su partido con el PRI y el PRD es la única vía para salvar al país de la debacle que representa el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. La suya es una voz autorizada, pues además de ser una figura reconocida por sus contribuciones en favor de la democracia y del debate político, encabezó la primera gran coalición opositora (PAN-PRD-PT-Verde) que le disputó al PRI la gubernatura. Las condiciones para la alternancia eran propicias, pues Acción Nacional gobernaba más del 50% de la población del estado y controlaba casi la mitad del Congreso local.
Sin embargo, la maquinaria, con un Instituto Electoral a su servicio y un Código Electoral diseñado para sabotear la Alianza Coahuila 99, se volvió a imponer. Al resultado también contribuyeron los errores de la coalición, la cual solo obtuvo una diputación de mayoría y tres alcaldías. La vez que más cerca estuvo el PAN de ser Gobierno ocurrió en 2017 cuando la Alianza Ciudadana por Coahuila, liderada por Guillermo Anaya, enfrentó a Miguel Riquelme de la Coalición por un Coahuila Seguro formada por el PRI, los partidos Verde, Nueva Alianza y otras cuatro fuerzas locales.
El PRI ganó por una diferencia de 2.5 puntos porcentuales, equivalentes a 30 mil 860 votos, la más estrecha en su historia. Después de que el Programa de Resultados Electorales Preliminares suspendió el conteo con el 71.9% de los votos, vinieron las denuncias y las impugnaciones. «El PRI-Moreira va con todo por el fraude, mil actas sin contabilizar, casi 500 mil votos robados. Tenemos las actas en nuestras manos donde el triunfo es inobjetable. Ya se han robado los recursos y la dignidad de los coahuilenses, y no vamos a permitir, de ninguna manera, que traten de robar esta elección», acusó Guillermo Anaya.
Para frenar a Morena y al presidente López Obrador, el PAN se alió a ese mismo PRI. En 2017 la votación por el PAN bordeó las 453 mil boletas. Hoy representa poco más de un tercio, de acuerdo con el resultado de los comicios de 2021. El mismo año se formó la Alianza Va por México para competir en las elecciones de diputados federales y locales, gobernadores y alcaldes. El PAN de Coahuila, por congruencia y por respeto a su historia y a sus votantes, decidió ir solo, pero perdió alcaldías y diputaciones. El PRI arrasó y elevó su votación a 530 mil sufragios. Morena, con más de 400 mil votos, afianzó su posición como segunda fuerza electoral en el estado.
Con esa experiencia, y ante la perspectiva de postular al candidato de Va por México para las presidenciales de 2024, Acción Nacional tomó la decisión de coligarse con el PRI y apoyar al saltillense Manolo Jiménez. La mayoría de los consejeros estuvo de acuerdo, dice García Villa. Hubo oposición, pero se antepuso el interés del estado, apunta quien fue uno de los primeros diputados federales uninominales del PAN y colaborador de los presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón.
Sin la coalición PAN-PRI-PRD en 2021, Morena y sus aliados habrían ganado más de 50 diputaciones y con ello casi la mayoría calificada en el Congreso, arguye el exsenador en defensa del apoyo de su partido al PRI en las elecciones para gobernador y diputados del 4 de junio próximo. En todo caso, serán los votantes del PAN quienes expresen en las urnas si la decisión fue la correcta. En los comicios locales de hace dos años no hubo alianza, pero un sector importante del electorado panista le dio su voto al PRI para cerrarle el paso a Morena. Con ese antecedente, lo más probable es que la coalición funcione. E4
31 de enero 2023
En junio habrá elecciones para gobernador en Coahuila. Si hoy fueran las elecciones, ¿por cuál partido político o candidato votaría usted?
- Va por méxico 40.2%
- Morena 24.5%
- PT 16.2%
- UDC-PVEM 4.5%
- Aun no decide 14.6%
La sucesión se centra en Jiménez y Mejía
El abanderado del PT intentará repetir en Coahuila lo que Alfaro y García lograron en Jalisco y Nuevo León: ganarle al PRI y a Morena
¿Podrá ser Ricardo Mejía, en Coahuila, el Enrique Alfaro de Jalisco o el Samuel García de Nuevo León, los candidatos opositores que derrotaron al PRI y al PAN para abrirle cauce a otros partidos (en su caso Movimiento Ciudadano) en la conducción política de los estados? Es difícil saberlo, pero el aspirante a la gubernatura por el Partido del Trabajo ha demostrado carácter y podría marcar la agenda electoral, pues su posición se lo permite. Poner en tela de juicio las encuestas de Morena para nombrar candidatos, renunciar a la Subsecretaría de Seguridad Pública y provocar el enojo del presidente López Obrador no es cualquier cosa.
La diferencia con Alfaro y con García es que Mejía dejó de hacer política en el estado casi por 20 años. El desarraigo le pasó factura y fue la razón por la cual, en teoría, Morena se decantó por el senador Armando Guadiana para representarlo en las elecciones de gobernador de junio próximo. Sin embargo, a pesar de las apariencias, el preferido no solo de AMLO, sino de la base y los cuadros del partido guinda e incluso de distintos sectores, es Mejía. Después de su ausencia prolongada de Coahuila y de renunciar al PRI, el lagunero participó en el PRD, Movimiento Ciudadano (MC) y en Morena, lo cual le permitió tejer una red de relaciones políticas.
Antes de ser gobernador por Movimiento Ciudadano, Alfaro fue regidor por el PRI. En 2005 se afilió al PRD y obtuvo una diputación local. Después ganó la alcaldía de Tlajomulco de Zúñiga en alianza con el PT. En 2011, como candidato de MC, estuvo a punto de ganar la gubernatura al priista Aristóteles Sandoval. Cuatro años más tarde, Alfaro se hizo con la alcaldía de Guadalajara y en 2018 derrotó al candidato de Morena al Gobierno, Carlos Lomelí, por un margen de casi medio millón de votos.
La carrera política de Samuel García es más corta, pero también la desarrolló en Nuevo León. Su plataforma fue la organización Rescatemos Nuevo León, formada hacia finales del Gobierno de Rodrigo Medina para promover la participación de candidatos independientes. García fue postulado por MC para diputado local en 2015; perdió, pero ingresó al Congreso por la vía de la representación proporcional. En 2018 se convirtió en senador y en gobernador a los 33 años.
Ricardo Mejía reanudó sus actividades políticas en Coahuila hace menos de un año, lo cual lo coloca en desventaja frente al candidato del PRI, Manolo Jiménez, quien ha sido regidor, diputado y alcalde de Saltillo. Armando Guadiana es más conocido, pero no el preferido de Morena ni de otros grupos políticos y sociales. La nominación de Mejía por el PT constituyó una sorpresa, pues anuló la alianza con el partido del presidente. Las precampañas han sido un ensayo. Jiménez lleva la delantera y esta etapa la ha dedicado a consolidar amarres. Guadiana se ha desentendido, sabe que sin el PT y el Partido Verde, y con Mejía en contra, sus posibilidades de ganar disminuyen. La idea de que Morena negoció Coahuila ha adquirido carta de naturalidad.
Mejía se ha identificado con sectores inconformes con el PRI y con grupos ciudadanos que pugnan por la alternancia como única posibilidad de investigar la megadeuda y castigar a los responsables. El movimiento que lo respalda ha generado preocupación entre tirios y troyanos. Así lo evidencian los ataques de Guadiana y las reservas del poder frente a una candidatura que podría crecer en las campañas. ¿Qué tanto? El tiempo y los votos lo dirán. Mientras tanto, la atención está centrada en Jiménez y en Mejía. E4