El sentido común

Con toda seguridad usted ha escuchado por ahí la frase que se atribuye a Voltaire sobre que «El sentido común es el menos común de los sentidos». No quisiera decirle; pero debo de hacerlo: el sentido común no es ni común ni sentido. Si el sentido común fuera común, entonces la mayoría de la gente no tomaría el tipo de decisiones que tomamos todos los días, cosas que no son buenas para nosotros.

Y es que la verdad no siempre es lo que parece. El sentido común, nos engaña todo el tiempo. A lo largo de la historia, la ciencia ha eliminado creencias profundamente aceptadas acerca de nosotros como especie, del mundo que nos rodea y del Universo que contemplamos. Piense que, por miles de años, los humanos asumen que la Tierra era plana, que éramos el centro del Universo y que el Sol giraba alrededor nuestro: Nos lo decía el sentido común.

Tolomeo afirmaba que la Tierra estaba inmóvil y que estábamos justo en el centro del Universo, este pensamiento perduró por más de mil 400 años, hasta que, en el Siglo XVI, Galileo derrumbó ese mito, hecho que, por cierto, casi le cuesta la vida.

Lo mismo sucedía con la teoría evolutiva aceptada hasta hace apenas 150 años. No hubo Adán y Eva y los humanos descendemos de los monos. Eso cambió todo y les dolió a muchos, pero es verdad. Incluso cuando Charles Darwin presentó su «Teoría de la Evolución», el biólogo británico Thomas Huxley exclamó: «¿Cómo fui tan extremadamente estúpido, por no haber pensado antes en eso?». Pero esto no termina ahí.

Hoy mismo, hay personas que aún creen que la tierra es plana. Se les conoce como «terraplanistas» y llegan a alcanzar connotaciones de fe ciega y hasta ignorancia. Para ellos, no aceptar la evidencia de la ciencia es su forma de cuestionarlo todo, hasta la ciencia.

Es ahí cuando comprobamos que mucha gente sigue viendo el mundo con ideas preconcebidas y prejuicios que nos han sido transmitidos por generaciones. Pocas veces pensamos con lógica y continuamos viendo patrones en donde no existen y asumiendo como ciertas, cosas que no lo son. Atribuimos causas a la causalidad y a las coincidencias y con frecuencia utilizamos la frase: «Usa tu sentido común», como si se tratase de una cualidad admirable, inobjetable e infalible. Un sentido con el cual escudriñar el mundo frente a nosotros. Un sentido común que nos engaña todo el tiempo y que nos lleva a justificar creencias porque actúa en nuestra vida diaria muchas veces con éxito.

Recuerde que no todo lo que parece es y que gran parte del Universo, desde lo inimaginablemente pequeño hasta lo cosmológico, se ocultaba y se sigue ocultado a los ojos de todos. Su estructura real no la vemos, pero está ahí y siempre lo estuvo. Los seres humanos somos pésimos para percibir la realidad objetiva. Observamos y aceptamos o damos como real lo queremos o nos conviene ver. Einstein decía que el sentido común no es más que «un depósito de prejuicios en la mente».

Recordemos que es muy distinto ser una persona práctica y experimentada, pero no por eso debemos dejar todo en manos de la experiencia, la práctica y el sentido común. Usted va a encontrar a lo largo de su vida a mucha gente que cree que sin el sentido común resulta imposible triunfar. Pero el sentido común no es un sentido real, si lo definimos como un juicio sano, pues basarse solo en la experiencia, no ofrece información suficiente para sacar conclusiones fiables.

Para eso es que sirve la ciencia: Para dejar de lado los prejuicios y aceptar la falibilidad humana. El conocimiento científico es el único medio confiable para establecer y dilucidar lo que es, de lo que no. Con él se eliminan esas debilidades. Pongamos a prueba las ideas través de la experimentación y la observación, aceptemos las validadas y rechacemos las refutadas; y, por último, sigamos cuestionándolo todo antes de llegar a una conclusión. El objetivo de la ciencia es solo uno: Encontrar la realidad objetiva y la verdad acerca del mundo que habitamos y del Universo que nos rodea. Lo hace en forma independiente de nuestra acción cognitiva que nos hace afirmar nuestras creencias. Lo que persigue la ciencia es la adquisición del conocimiento, y tras de eso viene la verdad, y créame, la verdad duele. Por eso, no lo deje todo al sentido común, porque esa es precisamente, la primera falta de sentido común.

Es editorialista de diversos medios de comunicación, entre ellos Espacio 4, Vanguardia y las revistas Metrópoli y Proyección Empresarial, donde escribe sobres temas culturales, religiosos y de ciencia, tecnología e innovación. Es comentarista del noticiero “Al 100” de la estación de Radio La Reina de FM en Saltillo.

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