En nuestros días, toda demora, dilación o espera se ha convertido en un estigma de inferioridad (…) El emblema de privilegio (…) es el acceso a los atajos, a los medios que permiten alcanzar la gratificación instantáneamente(…) El ascenso en la jerarquía social se mide por la creciente habilidad para obtener lo que uno quiere (sea lo que fuere eso que uno quiere) ahora, sin demora.
Zygmunt Bauman
Disertar sobre la crisis de la memoria, es en gran medida hablar de una crisis en la educación y de un conflicto de la cultura. Evidentemente al hablar de una crisis sobre el recuerdo colectivo, se habla también de una crisis de identidad, del sentido de la solidaridad y de la empatía por los demás. El individualismo tan aterrador es ahora la sombra que acecha a las sociedades. Bauman (Sociólogo Polaco) en sus escritos trato lo que el llamo modernidad líquida. En sus escritos trata de darnos cuenta de lo peculiar que son el significado de las ideas y de las cosas en donde todo perece en el momento mismo de su creación.
La modernidad líquida (Bauman) es un cambio del paradigma moderno que afecta prioritariamente a la educación como proceso social, pensar lo nuevo a partir de la redefinición de la educación atendiendo a sus factores y orígenes. Así, resaltan las posibilidades que toda crisis abre: la opción de pensar lo nuevo para inventar otras maneras de decir y hacer lo que nos permita superar «el vértigo del vacío insoportable que sufrimos».
Tristemente, parece ser que olvidamos la cuestión o circunstancia (importante) que afecta de manera colectiva y singular. La verdad es que como atribución general los mexicanos carecemos de civismo y si el término malinchista nos vale, siempre admiramos lo de los demás y nunca lo de nuestra casa.
En ese olvido circunstancial, histórico y temporalmente, recordaremos que ya vivimos una «transición democrática»; y en ese cambio, se vaticinaban nuevos vientos y supuestos giros de rumbo para nuestro país. El gobierno federal a cargo de gobiernos azules fue corregido y aumentado en los males —como la corrupción— de años anteriores. Los hechos demuestran fehacientemente que la crisis generalizada no sólo existe en nuestras cabezas, sino que es una realidad palpable a lo largo y ancho de la república. Y la historia demostrará con gran claridad quiénes son los verdaderos culpables por la descomposición de la institucionalidad.
Con otro nuevo cambio de timón en la administración federal, muchas cuestiones han quedado en tela de juicio. Será ya el tiempo para que cada uno de los mexicanos actuemos con libertad de pensamiento y no influido por los grandes medios que no informan, son persuasivos y desinforman (solo promueven lo que les conviene y lo que quieren). Los ciudadanos debemos de ser libres y tener la valentía de restablecer la institucionalidad —como la democrática— y la justicia social que algunos gobiernos desquebrajaron. Respetamos las instituciones y las leyes, pero que sean justas y para todos.