Entre la protección de las ideas y de los periodistas

«Siempre debes tener cuidado en lo que escribes debajo de tu nombre».

Camelia Muñoz

Parte I

En vísperas de la Ceremonia del Grito y en pleno corazón del poder político de Coahuila, se concreta la entrevista con la periodista Camelia Muñoz Alvarado, sobre los derechos y la labor del periodismo en el Estado.

La conversación se desarrolla entre aromas de café y té de frutos rojos que se mezclan con el fresco olor de la humedad matinal impregnada a la cantera del palacio rosa. Estamos en un restaurante tradicional ubicado sobre la calle Juárez en el centro de Saltillo. Damos los primeros sorbos mientras vemos a través del ventanal a los peatones saludarse y transitar sin sana distancia en esta «nueva normalidad».

José Palacios (JP): Oriunda de tierras regias, Camelia cumple en noviembre de 2020 más de tres décadas dedicada al periodismo, aunque es socióloga de carrera, pero reportera por vocación.

Camelia Muñoz Alvara (CMA): Veía el trabajo del periodista como entrometido, —¿En qué te andas metiendo… en cosas que no, verdad?—, a pesar de que mi carrera de Sociología despertó en mí ver muchas problemáticas que se presentaban en ese momento en Monterrey. Conforme crecía vi la importancia de lo que era el periodismo y sus alcances. Mis primeros trabajos no se relacionaban con el periodismo, sino con la sociología a través de mi trabajo en el Instituto Federal Electoral, en el Centro de Cómputo Regional y en el INEGI Regional, todos en Nuevo León. Analizar la cuestión estadística fue el puente que me acercó a la prensa —por las solicitudes de información—, hacía análisis o armaba boletines para los medios.

El timbre de su celular interrumpió un momento. Le preguntan sobre el estatus de una queja presentada ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos y una de las seis denuncias que tiene ante la Fiscalía General del Estado y que están pendientes de resolver. Toma nota, cuelga y continúa.

CMA: Por azares del destino estaba en un evento cultural al que asistía el ahora expresidente Carlos Salinas de Gortari, a quien le pregunté un tema relacionado sobre la Iglesia y el Estado; su respuesta salió a ocho columnas en todos los periódicos. Desde entonces me cambiaron a cubrir la cuestión política, de municipio, sector educativo. Empecé a involucrarme en otras cosas.

Con el tiempo, su camino en el periodismo la trae a Coahuila, donde «topa con pared» por temas vetados como la inseguridad y la deuda del Gobierno estatal.

CMA: Mi primer enlace con MVS fue sobre una masacre en La Laguna, donde atacan a personas en una fiesta, en una quinta, donde murieron 17 jóvenes. Otro fue para el programa de Carmen Aristegui, donde hablamos sobre la deuda de Coahuila, tema que empezaba a cubrir. Entonces, en el periódico donde trabajaba paralelamente (Zócalo) me pidieron —bajo amenazas de suspensiones y despido— parar el seguimiento a esos temas, y me mandaban a la sierra a cubrir notas sobre incendios o a los procesos electorales fuera de la capital de Coahuila.

El trabajo de camelia empezó a incomodar a la esfera gubernamental y atrajo reacciones, sucesos en su casa tales como ingresos de personas no identificadas a su cochera y patio, quienes sistemáticamente dejaban, a modo de «mensaje», evidencias de presencia.

CMA: «Mira, aquí estamos, ya ingresamos, en cualquier momento podemos ingresar hasta el interior de tu casa…», era lo que decían, y en su momento no lo denuncié ni lo informé a mis jefes, porque entendí que Zócalo nunca iba a responder por mí, pues tenía su amenaza presente de que podían despedirme. Sufrí una agresión física con uno de los «guaruras» de Carlos Moreira, así como reclamos de reporteros, amigos y afines de esa familia, me decían que dejara «de entrometerme con ellos». Mis jefes simplemente indicaron que ni se me ocurriera denunciarlo. A partir de ahí, la presión a mi trabajo periodístico iría subiendo de nivel.

Desde 2014, después de su cese en el periódico Zócalo de Saltillo, Camelia dispone de mayor tiempo para dedicarse plenamente a la investigación con temas de violencia y de desapariciones de personas.

CMA: Reanudé mi trabajo periodístico en el norte del estado. No me metí en el caso de Allende —sobre la masacre de 300 personas—, por sugerencia de mi jefa de MVS: «Ni siquiera llegues, y si lo haces será bajo tu propia responsabilidad», me dijo. Ya en mi cobertura relacionada con las desapariciones en Piedras Negras señalé la participación de los cuerpos policiacos en ese caso, lo cual molestó a las autoridades locales, porque no estaban dispuestos a que se supiera más allá de lo que decían; pero al tener un mayor contacto con las familias, obtuve esa otra parte que le faltaba a la historia oficial que la autoridad había inventado y que nadie se atrevía a cuestionar. Con ello, se reactivaron las acciones que ocurrían en mi caso: fue un veto total.

JP: Pero las autoridades y legisladores de Coahuila se jactan de tener un marco normativo de «avanzada» en derechos humanos. ¿Cómo empatan las acciones de la autoridad con estas normas, incluidas las personas que han tenido al frente de la coordinación de diferentes comisiones en Derechos Humanos?

CMA: Es un discurso demagógico. Tu puedes tener las «súper leyes», las mejores que puedan existir, y eso no te garantiza el acceso a la justicia. Cuando empecé a denunciar ante la Fiscalía lo que ocurría, nunca soñé que encontraría justicia, pero empecé a documentar las situaciones que se vivían, porque ya había escuchado que «en Coahuila se tenía la peor prensa del país, que permitía muchas cosas, que es un lugar donde no hay denuncias, ni prensa quejándose aún a sabiendas de lo que sucede en todo México… Es muy canijo aceptar que no habrá justicia, pero quise denunciar para sentar precedentes, aunque me siento muy decepcionada de las respuestas recibidas, no me voy a dejar. Me indigna que las presiones contra el trabajo de compañeros periodistas continúen, y que éstos no sepan cómo defenderse. A veces me siento harta, pero sé que eso es precisamente lo que las autoridades buscan: el hartazgo de la gente; eso busca este enorme «pulpo» donde está todo bajo una «violencia institucional», atacando tu sueño de tener justicia, libertad de expresión y derecho al trabajo. E4


Camelia Muñoz

Camelia es actualmente corresponsal de MVS noticias, pero ha estado como reportera en diferentes medios locales, regionales y nacionales, entre ellos el periódico Tribuna de Monterrey (sección de Cultura), Zócalo de Piedras Negras —en corrección y la creación del manual de estilo—, Agencia SIP (corresponsal), La Jornada (colaboradora), La Voz —jefatura de información en Piedras Negras—, El Diario de Coahuila, Infonor (corresponsal), Magazine Mx de Guadalajara (corresponsal) Cuarto Poder y Zócalo de Saltillo.

También ha trabajado en proyectos sociales sobre drogadicción en zonas indígenas en Oaxaca y Chiapas y de otros aspectos en su natal ciudad y al norte de Coahuila, y recientemente, junto con sus compañeras reporteras Magda Guardiola y Lucía Pérez, es reconocida por el Border Center for Journalists and Bloggers con su trabajo «ICAI: cómplice de la opacidad en Coahuila».

En el camino de conocer el autocuidado de la periodista se hizo colaboradora de la agrupación Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC) y Violeta Radio, además de ser integrante de la Red Nacional de Periodistas y Reporteras en Guardia.

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