El término «psicosomático» se ha usado para clasificar enfermedades en las que se supone que los factores psicológicos jueguen un papel crucial o, incluso, como etiqueta genérica para denominar todos aquellos síntomas somáticos para los que no se dispone de una explicación médica demostrada. Haciendo a un lado esa etiqueta, a mí me parece esencial, asegurarse lo más certero posible en que no hay lesiones físicas graves que pongan en peligro la vida, en personas con diversos síntomas que no han sido controlados en varios meses de estudios y tratamiento. Y una buena descripción de esto la está haciendo mi paciente cibernético desde Los Cabos, BC.
Pregunta: «Mi psiquiatra quiere darme alpraxolam para bajar estrés y la verdad no quiero drogas. Otorrino vio todo bien físicamente, pero me dio cinarizina para el mareo porque “posiblemente” ayude. Cardiólogo internista me hizo electro y pruebas de esfuerzo… Todo bien… Esto fue antes de los mareos, fue por unos dolores de pecho, que después de las pruebas se lo atribuyó a mí esófago por gastritis».
Respuesta: Estos datos son claves: Si el cardiólogo te dice normal, si el otorrino te dice normal, si el nefrólogo te dice normal, y si el traumatólogo, el reumatólogo, el neumólogo, y el gastroenterólogo te dicen que no encuentran ninguna lesión que explique tus múltiples síntomas, por exclusión, ¿qué órgano vital queda?: Sistema nervioso. Y si una resonancia magnética de cerebro o tomografía no muestran lesión orgánica en cerebro, por exclusión: se trata pues de un trastorno funcional molesto pero benigno y para corroborar estos trastornos no hay tecnología de punta que la confirme, de ahí que el mejor método diagnóstico es la comunicación humana y científica en el interrogatorio y la exploración clínica del médico con el enfermo. Nuestros consultorios deben ser «escuchatorios», sin escuchar al paciente no hay comunicación reflexiva ni asertiva y no es posible establecer un diagnóstico con alta certeza, por lo tanto, es imposible prescribir un tratamiento efectivo.
Pregunta: «A su experiencia es mejor seguir con terapia cognitiva? ¿Y manejar estos síntomas? ¿Regresar el equilibrio neurovegetativo a base de relajación? Solo busco una respuesta que no sea alguna enfermedad en la cabeza, pues tomo mucho analgésico por dolores de cabeza y ahora con esto que llevo un mes aturdido. Muchísimas gracias por su apoyo, es un excelente médico que ve más allá que todos. Muy pocos como usted. Bendiciones y espero no ser muy repetitivo, pero a veces no comprendo y tengo que asegurar si estamos conectados en el tema… Buenas noches. Le mando un fraternal saludo».
Respuesta: Cierto: Has de estar seguro y confiado con todos los estudios que te han hecho, de que no tienes ninguna lesión orgánica que ponga en peligro tu vida. Esto es esencial para el éxito de la terapia emocional y de lo que debe estar consciente el enfermo y el terapeuta. Si a pesar de todos los estudios que te han hecho de varios órganos con resultados normales, tú, sigues teniendo miedo a morir o a padecer una enfermedad grave, se dificulta la terapia emocional. Si cada vez que consultas un médico te solicita estudios y los repite a pesar de que se los reportan normales, busca que el laboratorio, el ultrasonido, la radiografía o la tomografía le digan que es lo que tiene su paciente. Esto te aumenta la ansiedad. En general, la seguridad de un diagnóstico clínico en un 80% de los casos la certeza se fundamenta en el interrogatorio, la exploración clínica en correlación e interpretación de los estudios solicitados que aportan un 20% más de seguridad ya que deben coincidir con lo que encontramos, negativo o positivo, en el interrogatorio y en la exploración clínica. Si los estudios de laboratorio no coinciden con nuestro interrogatorio y exploración clínica, uno de los dos está equivocado: o el médico clínico o el laboratorio. Más claro: siempre pienso que soy yo el equivocado. Debemos solicitar estudios para confirmar lo que pensamos que tiene o lo que no tiene un enfermo, si solicitamos estudios sin ninguna presunción diagnóstica y queremos que la tecnología de punta nos diga el diagnóstico: pobres pacientes, los empobrecen más de lo que ya están.
En concreto: los médicos después de los estudios debemos manifestar que tan seguros estamos para decirte que tus problemas son psicosomáticos al no encontrar lesiones orgánicas. solo así te podrán convencer a ti, dependiendo que tanta confianza te inspiren. Son criterios médicos diferentes y es el enfermo quien decide en quién confiar. Y recuerda, en problemas emocionales se utiliza también, la estrategia de la terapia de grupo de Alcohólicos Anónimos: Primer paso: estar convencido y aceptar que el problema es emocional (que hay problema con el alcohol), segundo: que las emociones están provocando el daño (que el alcohol está dañando), y si el enfermo con sus médicos solicitadores de estudios no pueden resolver o aclarar el problema, reconocer que se necesita otro tipo de ayuda (si una estrategia no funciona, cambia de estrategia) espero no confundirte más de lo que ya estás y empeorar tu ansiedad…
Pregunta: «Perfectamente claro, el único estudio que falta es ir con neurólogo por el mareo ja, ja, ja, ja, ja. Entendí a la perfección. Mi ansiedad según estaba controlada, estaba muy bien, se me activó de nuevo a causa de este síntoma que me dio de la nada… Encontré un médico aquí en Baja California que me va a apoyar. No lo conozco en persona aún y me ha escuchado a la perfección (como usted) y le repito… Son pocos los que quedan que escuchen al paciente…
»Me ofreció ayudarme con técnicas de mindfulness, meditación, ejercicios de respiración, yoga y demás. Aterrizar a la tierra y vivir el momento no atrás ni a futuro. El hoy…
»Espero algún día saludarlo y agradecerle en persona si llega a andar por los Cabos me gustaría conocerlo… Muchas gracias. Bendiciones».
Respuesta: Muy bien… parece que ya te estás convenciendo… ojo: de cada 100 casos que veo quejándose de mareos… el 95% es de origen benigno, estrés, estados de deshidratación, agotamiento y muy esporádicamente se trata de algún problema maligno.
Ten cuidado, enfermo que escoge un especialista, de paso está escogiendo su enfermedad.
Lea Yatrogenia