Imagina que el tiempo
sólo es lo que amas:
unas pocas palabras,
unos seres exactos,
unas horas muy lisas,
una playa (quizá)
donde el daño no acecha.
Imagina la vida como no lo es ahora.
No quiero decir como algo perfecto,
sino un resplandor,
cierto abril de muy lejos.
Un tributo al azar,
sin otro destino
que el confín fugitivo
de un eco sin rostro.
Y después, cualquier cosa.
Con qué precisión
va la edad hilvanando el espino,
y qué extraña urgencia de ir en pie
hasta la ola.
Celebrar lentamente,
que aniquilé mi huella.
Mi escritura de hombre.
Mi certeza de surco.