Gabo con G de grande

Hablar de Gabriel García Márquez no es solamente hablar de un premio Nobel de literatura, creo para algunos es el acercamiento a la literatura, es la puerta a un mundo de letras lleno de personajes entrañables, donde te encariñas de la vida de una persona de la cual desde el principio te dicen «morirá» o te dan ganas de abrazar a un coronel solitario con el que sientes tanta empatía y miedo por pensar que en algún momento puedes terminar como él.

García Márquez nos dejó hace años, solamente de manera física, porque su legado sigue vigente. No es de extrañarse que sus obras se encuentren presentes en círculos de lectura, sus frases en post en las redes sociales o algunos de sus discursos como parte de una discusión en las materias de literatura, periodismo o filosofía (no olvidemos aquel discurso acerca del uso de la coma). Gabriel es y lo digo en presente, porque como si fuera médium puedo decir: «está entre nosotros», es un apasionado de las letras y lo mantendrá por la eternidad entre nosotros.

Recientemente o, mejor dicho, desde hace más de un año, se dio la noticia de un libro inédito, bueno, entre comillas porque algunos bosquejos los alcanzó a presentar el autor en algunos escenarios antes de su partida. Según señalan, es la recopilación de textos trabajados en sus últimos años de vida, presentados ahora con la edición final y la aprobación de los hijos Rodrigo y Gonzalo García Barcha y que tuvieron fecha como estreno el mes de marzo. Creando morbo, expectativa, enojo y otra serie de sentimientos y sensaciones. Morbo porque ¿qué nos dejó el autor después de su muerte?, ¿será realmente el estilo de Gabo o habrá detrás una pluma fantasma? Por otro lado, ¿será acaso el libro que deje atrás éxitos como Cien años de soledad o Memorias de mis putas tristes?

Para algunos puede ser una bocanada de enojo, al sentir que la editorial y la familia quiere un éxito en ventas que les genere ganancia, no solo por la venta, sino por ser foco de atención por un periodo de tiempo. Algunos comparten el punto de que al escritor colombiano se le debería de respetar en el sentido de que publicar un libro que él no trabajó al cien por ciento es una forma de «manosear» su obra por unos cuantos pesos, dólares o soles.

Ya en los aparadores de librerías, cafés y de manera digital llegó En agosto nos vemos, un libro que tiene la esencia de Gabriel. No es algo icónico, no es por mucho una de las mejores obras del también periodista, pero creo que sí terminas con una sonrisa en la boca, ¿por qué? Porque recuerdas que el escritor tenía esa habilidad de introducirnos a sus historias, sentirnos formar parte de la ciudad, pueblo u hotel, según se desarrolla la narrativa que llevaba su pluma.

¿De qué va? Me gustaría se dieran la oportunidad de leerlo, si no han tocado nunca una obra de García Márquez puede ser una agradable puerta a su obra, para luego continuar con Ojos del perro azul, Noticia de un secuestro, El amor en los tiempos del cólera, entre otros. Creo que Gabriel sin darse cuenta toca situaciones vigentes. Lo dejo a su criterio.

Gabriel, te extrañamos. Gracias por tus letras.

Promotor cultural.

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