Sobornos, narcotráfico y una serie de acusaciones son los agravantes que enfrenta el mal llamado súper policía en Estados Unidos. Evidentemente, esto ha causado un circo mediático a lo que los gringos nos tienen acostumbrados. En su momento, fue lo que quizo hacer el inculpado cuando detenía capos en México, pero le salió el tiro por la culata. En el ojo del huracán se encuentran dos expresidentes de nuestro país, (que por si las dudas uno ya se acogió al refugio franquista) ya que García Luna fue funcionario de primer nivel a rango federal con Fox y con Calderón.
Doce jurados que podrían condenarlo con un mínimo de 20 años de cárcel, tienen la facultad de decidir con base, entre otras cosas, en las acusaciones de narcotraficantes y exfuncionarios que tienen contra la pared al antiguo funcionario de México. En ese sentido, las acusaciones discurren entre el acto reiterativo de recibir sobornos que van más allá de 10 millones de dólares y estar coludido con el Cartel de Sinaloa y el Cartel de los Beltrán Leyva.
En esta vergonzosa y nauseabunda historia, donde el personaje principal —mas no el más importante— era la supuesta autoridad encargada de proteger a la ciudadanía y garantizar el sistema de legalidad que, se presume, debe existir en cualquier estado de Derecho moderno. Círco sí, pero más allá de la condena contra el súper policía, lo trascendente es que comenzaron y seguirán saliendo a relucir innumerables nombres en el mundo de la mafia público-privada, los tejes y manejes del que un día fue una de las manos derechas de aquellos expresidentes. Por mencionar, exfuncionarios, empresarios, periodistas y medios de comunicación serán los salpicados en los enjuagues.
El nombrado testigo significativo fue el Rey Mayo Zambada, último testigo sustantivo contra García Luna y dijo que «pagó al menos 5 millones de dólares a cambio de protección para su hermano Ismael El Mayo Zambada». Por otra parte, se sabe que en esta recta final, se decidió no declarar y se pronunció inocente de todos los cargos. Linda Cristina Pereyra, esposa de García Luna declaró en el juicio. De una manera parca se remitió a explicar cuestiones sobre cómo han construido su familia, cómo se conocieron y cómo adquirieron bienes con base en el esfuerzo, bonos y ahorros…
El sistema judicial en Estados Unidos es diferente, de tal manera que una vez concluida la parte de la fiscalía, puede tocar el turno a la defensa de poner frente al jurado la evidencia que juzgue pertinente. Los abogados podrían decidir no presentar nada, ya que en su sistema judicial el inculpado no tiene carga probatoria alguna. Sin cortapisas, faltarán los alegatos finales, luego el juez Cogan dará instrucciones al jurado sobre los términos de la decisión, y es allí, donde comenzará la apelación a puerta cerrada.